La lucha leonesa acudió a Avilés para ‘enseñar a baltiar’ al baltu asturiano

Benigno, al que llamaban El Negro de Montrondo, era abuelo de dos luchadoras de aquella famosa Escuadra de Omaña de lucha leonesa, de la que ya no lucha ninguna de ellas. Cuando vio lo que sus nietas hacían, gemelas como no puede ser de otra manera en este pueblo, lo tuvo muy claro: «Eso aquí ya se existió, le decíamos el balto».

Cierto que tenía algunas variantes con lo que hacían las luchadoras, de leonesa, pero que era hermana y se había practicado en Omaña, como él recordaba y otros muchos ancianos de la comarca, pero también en otras limítrofes, existiendo testimonios orales —escritos no parece— en la Cepeda y tierras del Tuerto e, incluso, el Boeza.

Las modalidades eran parecidas a los aluches, el balto ya nos indica en su nombre en qué consiste: voltear, baltiar, que dicen los asturianos, en definitiva derribar.

En la provincia de León también existió la modalidad llamada balto, en Omaña y otras comarcas Y es que es precisamente en Asturias donde está más documentada la existencia del baltu, aunque desapareció, pero hace años que existe una corriente que busca su recuperación, con importantes investigadores al frente, como fueron la saga de los Ceccini. Uno de ellos, José Antonio, fue olímpico en judo en Moscú 80 y dos veces campeón del mundo de sambo. Como catedrático de la Universidad de Oviedo estuvo en el tribunal que juzgo la tesis de José Antonio Robles, El Elegante, sobre lucha leonesa. La siguió con evidente interés e hizo numerosas preguntas. Ya hace muchos años que la lucha leonesa, en la primera etapa de Antonio Verduras, acudió a un encuentro de baltu y leonesa en la vertiente asturiana de Picos de Europa. A grandes rasgos son luchas que «se parecen», la gran diferencia, como con otras ‘celtas’, es el agarre pero habría que recordar que también en la leonesa hubo una etapa anterior «sin cinto», que se introdujo cuando las penurias económicas de principios del siglo XX convirtieron en un lujo los pantalones de estameña, para agarrarse a ellos, y se buscó la solución del cinto; aspecto éste que, por cierto, interesó mucho al citado Ceccini en las preguntas de la tesis de El Elegante.

Leo y Adri Ferreras, Óscar y Paola Sánchez, Víctor J. y su hijo, Borja Pellitero y Tomasuco, los leoneses Hay en la actualidad otro movimiento en Asturias muy interesado en recuperar el baltu, sobre todo a través del Club de Baltu Ixuxu y este domingo invitaron a la lucha leonesa a participar en el Festival Intercélticu d’Avilés y comarca, una celebración de varios días de reivindicación de su cultura, de su pasado astur, sus deportes... Y allí acudió un grupo de ocho luchadores leoneses formando parte de esas «misiones pedagógicas» que el incansable Antonio Barreñada está acercando allí donde se requiere «ver aluches». Acudieron los hermanos Leo y Adri ‘Terremoto’de Gradefes; los hermanos Paola y Óscar Sánchez, de Ciguera; padre e hijo Víctor J. Hernández, Borja Pellitero y Tomás González, Tomasuco, que está destinado en Asturias, como militar, y quiso acudir, agarrarse y demostrar lo mejor de la lucha leonesa, junto a sus siete compañeros.

Hubo muy buen ambiente en la fiesta, interés en los aluches, explicaciones de las dos modalidades y hasta hubo quien se atrevió a agarrarse a los leoneses cuando cerraron su presencia con el tradicional «¿Hay quién luche o me calzo?», pues hubo guerreros y guerreras astures que se agarraron.

Buen intercambio. Tal vez los asturianos aprendieron de nuestra lucha y tal vez los leoneses podríamos tomar nota de cómo re reivindican nuestras tradiciones con aire de fiesta.