Colegios que crecen: Cabreros del Río ha sumado este curso cuatro nuevos alumnos a sus aulas
No todo son escuelas que cierran en el medio rural. Las hay que aumentan el número de escolares y que, como un oasis en mitad del discurso de la despoblación, se erigen como garantes del futuro de los pueblos. En Cabreros del Río cada mañana de este curso escolar salen de su casa 28 niños con la mochila camino a las aulas de su propia localidad, pertenecientes al CRA de Villamañán. Son cuatro más que en el curso del año pasado y esto ha implicado que el Ayuntamiento de Cabreros haya tenido que habilitar algún aula más para reforzar en algunos casos la atención educativa. «Hay que luchar por mantener abiertas las escuelas rurales porque dan mucha vida a nuestros pueblos y marcan el futuro», afirma con rotundidad el alcalde de esta localidad del sur de León Matías Llorente que encuentra en la «estabilidad política» y en la creación de «una estructura complementaria de servicios» dos de las principales explicaciones para que el colegio de Cabreros siga creciendo. Entre esos servicios está la farmacia, el médico, un gimnasio, la biblioteca... «Contar con todo ello hace que haya padres dispuestos a apostar por el medio rural para quedarse en él a vivir con sus familias», reconoce Llorente. Además de ofrecer las instalaciones municipales para el funcionamiento del colegio de Cabreros, el Consistorio otorga una ayuda de 1.000 euros por escolar siendo esta una subvención que les entregan dividida en tres años. «Aquí no damos ayudas a la natalidad, aquí fomentamos que nuestro colegio se mantenga abierto», explica el regidor.
"Muchos niños de Villasinta van a Villaquilambre porque aquí no hay el programa ‘Madrugadores’"
Algunas escuelas rurales se encuentran en una situación límite y este curso están funcionando con tres o cuatro alumnos. León, con cerca de una veintena de centros educativos con este número de matrículas, es la provincia que a nivel autonómico más casos de este tipo presenta. Uno de ellos es el de Villasinta de Torío, perteneciente al CRA de Villaquilambre, que cuenta con tan solo cuatro niños y niñas matriculados.La profesora Noelia Tocino cuenta a este periódico como ella sola «se lo guisa y se lo come» para salvar los obstáculos de este tipo de aulas y aprovechar lo máximo posible las oportunidades que también acarrean. Los medios en Villasinta son buenos, «no los tienen muchos colegios grandes», y no faltan los ordenadores, pantallas táctiles y juegos. «Ahora doy clases a dos niños de Infantil y a uno de Primaria, porque la otra niña que está matriculada se encuentra en Colombia por el trabajo de sus padres aunque, previsiblemente, volverá este mes», expone la docente.
La Administración decidiría si mantener el colegio abierto en el caso de que alguna familia decidiera irse a medio curso, una posibilidad ante la cual en la la escuela de Villasinta se cree que «hay que pensar en los niños y en no dejarles tirados a la mitad». «Si el año que viene no hay previsiones de que vengan más niños se cerraría, pero es una pena porque la escuela rural es una maravilla y la atención es muy directa», plantea Noelia Tocino.
En el caso de esta localidad del alfoz leonés, al contrario de lo que es habitual, el problema no es la falta de niños en el pueblo. Según relata la profesora, muchos padres de Villasinta optan por llevar a sus hijos a la cabecera de municipio, Villaquilambre, porque se les facilita la conciliación con su horario laboral. «La escuela abre de 9:30 a 14:30. Si tuviéramos una hora del programa ‘Madrugadores’, y los padres pudieran entrar a las 9:00 en su trabajo en León, muchas familias optarían por la escuela de Villasinta en vez de la de Villaquilambre que sí lo tiene» , apunta.
En Villademor de la Vega ya llevan tres cursos sin ir a la escuela y volver sería "solo un milagro"
Hay pueblos a los que ya se les olvidó sumar porque entre sus cálculos del día a día solo cuentan con la resta y para colmo tienen sus escuelas cerradas sin que se pueda intentar revertir esas cifras de censos que merman cada año un poco más. En Villademor de la Vega este es el tercer curso que las puertas de su colegio, perteneciente al CRA Vega del Esla, no abren. Fue al inicio del curso 2017/2018 cuando no las traspasaron por primera vez niños cargados con sus mochilas y con la ilusión propia de los primeros días de escuela. Aquel primer día de clase no pasaron a primera hora de la mañana los pequeños camino del colegio ni tampoco volvieron a la hora de la comida descamisados improvisando un ‘pilla-pilla’. No había niños suficientes para que el colegio permaneciese abierto. Desde entonces un autobús les recoge a la entrada del pueblo para llevárselos al Ceip Bernardino Pérez de Valencia de Don Juan. Allí disponen de servicio de comedor gratuito por tratarse de pequeños desplazados. Ahora a esas aulas acuden los más mayores del pueblo par a recibir clases de educación de adultos, de informática o talleres de memoria. Han reconvertido así una escuela que por el momento no parece que vaya a volver a abrir para enseñar en ella al futuro del pueblo. Cada vez nacen menos y mueren más, pocas familias de jóvenes se animan a hacer allí su vida, la resta domina las cifras del padrón... «¿Volver a ver el colegio abierto? Solo un milagro».