La exposición ‘El tiempo de las cosas’, que ha podido verse durante el mes de diciembre del pasado 2019 en la sala Borrón de Oviedo, está comisariada por Cristina Ramos, quien se encargó de su presentación en el acto de inauguración y de la que comentó que la obra de Tania Blanco se basa en los efectos que produce el tiempo en las cosas, bien sea cristales de playa, arena, o placas de grabado expuestas al sol o a los elementos durante más o menos tiempo.
Según comenta Cristina "la exposición de Tania nos invita a reflexionar sobre el tiempo, los diferentes tipos de tiempo, pues una cosa es el tiempo por el que nos regimos habitualmente, que es el cronómetro, el tiempo del reloj, pero también hay un tiempo de la naturaleza, de la climatología y el tiempo de las cosas. Sobre esta idea Tania ha realizado obra específica para esta exposición con objetos que han sido expuestos a la intemperie a lo largo de un tiempo para darnos cuenta de que al final la forma que tenemos de percibir es a través del cambio en la superficie de las cosas". Y en este modo de percepción temporal se pueden ver numerosas piezas relacionadas con las artes gráficas en las que sus elementos han sido expuestas al sol, a las inclemencias del tiempo y los agentes externos, mostrando cómo se han degradado durante un espacio temporal determinado, así como se puede conocer cómo se comporta un mismo elemento extraído en lugares diferentes.
Sobre el paso del tiempo Tania explica: "Me empecé a interesar hace unos años por cómo el paso del tiempo va afectando a diferentes elementos y de qué maneras, con unos grabados que aparecen en esta exposición y desde este tipo de grabados he pasado a otros objetos tomando una forma más escultórica, todo condicionado por mi situación cambiante en distintos lugares y actividades".
Y sus obras muestran esa realidad. La obra más impactante que ocupa el suelo de una de las salas de la exposición se articula a base de fragmentos de vidrios de diferentes objetos y en distintos colores que la autora va colocando en una hermosa gama de degradados, desde los más oscuros a los transparentes en un excelente panel. Los vidrios tienen sus aristas romas, lo que significa que han sido batidos por los elementos, en especial el agua, a lo largo de bastante tiempo, lo que ha producido unas extrañas formas en los fragmentos. Acerca de estos cristales la autora añade: «hace años en una playa asturiana me encontré gran cantidad de cristales batidos por las olas y que se veía llevaban mucho tiempo en el mar, mientras que en otra playa cercana no había ninguno. Los recogí porque me interesaban para hablar del paso del tiempo. Me fui después a Cádiz y allí vi que había cantidad de cristales en la playa pero con una forma diferente a los de los mares del norte, porque el mar actúa de otra manera en la bahía de Cádiz, que es una zona mucho más recogida. Me contaron que en Cádiz se estuvo tirando la basura a la bahía hasta los años sesenta y yo en esos fragmentos pude ver marcas de vinos, o restos de aquel tiempo. Me interesa el material porque nos habla de una historia ya que según los iba recogiendo me iba haciendo la idea de su historia en un ejercicio de búsqueda del pasado y por ello me propuse organizarlo de acuerdo con este degradado: degradado de la materia y del color". Es un modo de señalar cómo se organizan los recuerdos con el paso del tiempo en nuestra memoria.
El paso del tiempo para Tania puede resultar diferente, también dependiendo del lugar, y a su modo lo ha mostrado con arena de playas tan distantes como Asturias y Cádiz. Si se introduce la misma cantidad de arena en dos clepsidras, una recogida en las playas asturianas y otra en las gaditanas marca tiempos diferentes, la de Cádiz es más rápida que la asturiana. Dice Tania: "la de Cádiz marca dos minutos y algo mientras que la de Asturias cuatro minutos y medio. Me parece muy poético que la misma materia marque tiempos diferentes en distintos lugares. Son diferentes perspectivas para analizar el paso del tiempo, midiéndolo de otro modo".
Piezas como ‘Residuo de un acontecimiento’ en la que ha utilizado seis planchas para grabado dejándolas durante tres meses en espacios muy diferentes: en la ría de Asturias y en la bahía de Cádiz, bajo tierra en ambos lugares y en una terraza al aire libre en los dos puntos de referencia. Los resultados son expuestos en esta creación.
‘Lunario’ es otra de las piezas en la que en el tiempo está presente en cuanto se circunscribe a una serie de 30 elementos que han estado expuestos al tiempo en un número determinado de días.
La exposición ‘El tiempo de las cosas’ de Tania Blanco es un proyecto premiado por el Principado de Asturias y ya pudo verse durante el mes de diciembre en la sala Borrón de Oviedo. En enero viaja a la Casa Municipal de Cultura de Avilés y en febrero en el Centro Cultural de Castrillón.
Una exposición para quien desee conocer la obra de esta joven artista, que actualmente recorre Asturias y seguramente muy pronto acudirá a León.
Cómo Tania Blanco alía el tiempo y la intemperie en el arte
La misma cantidad de arena en dos clepsidras, una recogida en las playas asturianas y otra en las gaditanas marcan tiempos diferentes
04/01/2020
Actualizado a
04/01/2020
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