El trabajo que nos espera es arduo, porque partimos de una situación que roza la desesperación y la desaparición como pueblo. La crisis sanitaria no ha venido sino a agravar este escenario, pero ningún político de esta Comunidad puede utilizarla sin sonrojarse como argumento de nuestra pésima situación: antes de la pandemia ya estábamos al límite. La recuperación de León comienza por recobrar la gestión del territorio. Es imprescindible conformar la Región Leonesa como Comunidad Autónoma para disponer de los recursos que ahora mismo no nos están llegando.
Hablar de la reconstrucción de León nos traslada, por definición, a la necesidad y obligación de levantar de nuevo un territorio: restaurarlo, repararlo, rescatarlo del declive al que lo han arrastrado desde que nos obligaron a pertenecer a esta fallida comunidad autónoma. Es el primer objetivo que se debe abordar si pensamos en reconstruir lo que llevan demoliendo con su mala gestión desde el gobierno autonómico, durante demasiados años ya. La constitución de una comunidad autónoma que aúne a todos los leoneses y pueda gestionar con cercanía y conocimiento los problemas que nos asfixian y que castigan cada vez con más ímpetu nuestro crecimiento económico y social. Declive que se traduce en pérdida de renta per cápita, de población –la mayor de España–, de recursos y servicios a los ciudadanos. En definitiva, en un abandono absoluto de eso que han venido llamando peyorativamente «el oeste de la comunidad». Hemos tenido 37 años para comprobar que nuestros problemas y sus soluciones no coinciden ni con los problemas ni con las soluciones que se toman para nosotros desde Castilla. Por eso agonizamos.
La pertenencia a esta comunidad nos han invisibilizado como pueblo. La autonomía leonesa nos hará visibles como colectividad con identidad diferenciada. Traerá beneficios de los que no disponemos, como el acceso a recursos económicos provincializados, vedados ahora desde la Junta. Con recursos, podremos impulsar nuestros ejes y centros logísticos de desarrollo. La Junta potencia el eje castellano de Valladolid-Palencia-Burgos, en detrimento de los intereses de la Región Leonesa y sus habitantes.
Administraremos un territorio con mucha más notoriedad y relevancia para las empresas y las iniciativas empresariales. Poder gestionar directamente con las compañías, sin depender de los filtros y de las políticas centralizadoras de la Junta de Castilla y León, será un desahogo que favorecerá la implantación de las mismas en nuestro territorio.
Obtendremos capacidad de interlocución con el Gobierno de la nación. Actualmente los intereses de los leoneses quedan subsumidos por los intereses de los castellanos. Y nuestros intereses no son los mismos, al igual que los intereses de los gallegos no son los mismos que los de los murcianos. No se trata de ser mejores ni peores. Se trata de gestionar administrativamente los intereses económicos de la Región Leonesa para que esa gestión se traduzca en un aumento de calidad de vida para los ciudadanos leoneses.
Tendremos proyección nacional e internacional. Accederemos a recursos europeos para regiones en vías de desarrollo. La Junta de Castilla y León está recibiendo esos recursos debido a la mala situación de la Región Leonesa. Sin embargo, no nos están llegando en su totalidad, ya que se están repartiendo entre todas las provincias de la comunidad, muchas de las cuales no los necesitan.
Por tanto, nuestro principal objetivo para poder reconstruir León (ciudad, provincia y región) es la gestión administrativa de nuestro territorio, idiosincrasia, economía y gentes mediante la autonomía de la Región Leonesa. La situación que padecemos es tan dramática que debe ser tomada como un problema de estado. La cantinela de «juntos somos más fuertes» que nos intentan vender desde la Junta se ha demostrado falsa y engañosa para nuestro pueblo. El «modelo de éxito» que pregona el Presidente de la misma se convierte en una broma de mal gusto cuando una se para a analizar los datos. Los leoneses queremos tomar las riendas de nuestro futuro. Sin Castilla. Sin que se rompa España y sin que se acabe el mundo. Es un derecho recogido en la Constitución que tenemos por el hecho de ser un pueblo con identidad y una región y provincia histórica.
En otro orden de cosas, de ámbito local y referidas a la ciudad de León, tenemos que empezar a reconstruir la misma desde la postergación en la que nos han sumido en todos estos años. Para salir de ella, debemos continuar con los proyectos de modernización de la metrópoli. Hemos de reconstruir una capital pulcra y moderna que atraiga a nuevos emprendedores, que transmita el concepto de urbe del siglo XXI y no de pueblo grande del XX.
Disponemos de un rico patrimonio histórico y monumental: nuestra Catedral debe ser a León lo mismo que la Torre Eiffel a París, un referente por el que se nos conozca en el mundo. Pero además de revalorizar el patrimonio histórico, necesitamos obras e infraestructuras que nos sitúen a nivel de grandes ciudades, como el Palacio de Exposiciones, una joya de la arquitectura moderna. Urge finalizar obras como el Palacio de Congresos que se antoja fundamental para el desarrollo de la ciudad. León debe convertirse en el centro de referencia congresual del noroeste español, y con ello aumentará su tamaño poblacional, los servicios y la calidad de vida.
Tenemos que trabajar por unir y potenciar las infraestructuras de comunicación de las que disponemos: aeropuerto, estación de trenes, estación de autobuses y autovías. Organizar congresos conlleva facilitar las comunicaciones a los asistentes. Se hace imprescindible que el Ayuntamiento de León se implique en fomentar el potencial del aeropuerto colaborando con el resto de ayuntamientos e instituciones para aumentar los destinos y comunicar el aeródromo con las dos estaciones y el centro de la ciudad de forma efectiva y rápida. La terminal alcanzó en 2007 los 161.705 pasajeros/año, por lo que la capacidad de crecimiento sigue estando ahí si se priorizan vuelos de bajo coste y nuevos destinos europeos. En ese sentido, nuevamente la gestión aeroportuaria de la Junta nos perjudica seriamente.
La capital debe convertirse en núcleo de encuentro de las ciudades del noroeste español y abanderar acciones conjuntas que nos beneficien a nosotros y a nuestro entorno. El impulso del Corredor Atlántico con salida al Musel, o la ejecución de la autovía León-Braganza que abriría una vía comercial desde Oporto a Nantes, nos acercaría a un potencial mercado de 4.500.000 portugueses que viven en la zona norte de su país. Ésta también debe de ser una reivindicación que abandere la ciudad de León. Nuestra situación geoestratégica lo facilita y la recuperación de León generará sinergias que repercutirán activamente en el resto de nodos que nos rodean. Es imprescindible que la ciudad de León sea un referente tanto en el entorno del noroeste español como en el provincial. La capital debe erigirse en el modelo de progreso y futuro a seguir por todos los núcleos urbanos de la provincia, y desde aquí, comprometerse con el futuro de los mismos, para reconstruir un territorio que sea referente en el resto del país.
Debemos poner en valor con sello leonés los grandes recursos inexplotados y postergados por la Junta: el patrimonio natural con las Reservas de la Biosfera, el potencial agroalimentario que nos convierte en la provincia que más Denominaciones de Origen, IGP’s y Marcas de Calidad ostenta en toda España, el cluster biotecnológico-farmaceútico, el polo logístico, la ciberseguridad…
Porque somos herederos de nuestro pasado, pero tenemos el derecho de ser dueños de nuestro futuro. Para ello trabajamos.
Objetivo autonomía: Ahora más que nunca, por Teresa Fernández
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03/07/2020
Actualizado a
03/07/2020
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