Sería deseable que no se declarara ninguna guerra de símbolos a raíz de la ‘iniciativa’ –es una manera de expresarlo– de Eduardo López Sendino, representante único de la UPL en el Ayuntamiento de León, en cuanto a los colores de las bandas que los miembros de la corporación municipal lucen en los actos oficiales.
López Sendino se presentó en el ceremonial de Las Cabezadas, celebrado hoy hace ocho días en la basílica de San Isidoro, con una banda que, cruzándole el pecho, mostraba el tono púrpura, representativo del Reino de León, y, por detrás, en el envés, arropándole la espalda, los colores de la enseña nacional. Una duplicidad –u ocurrencia– que no está aprobada por la municipalidad en ninguno de sus dos órganos decisorios: la Junta de Gobierno o el Pleno. No obstante, a Sendino se le respetó, el pasado domingo, su marcadísima sensibilidad leonesista.
El asunto de la bandera de León y no la de España sobre el pecho y espaldar de los munícipes –a cada uno hay que reconocerle lo suyo– ha sido una reivindicación constante y por escrito, en forma de artículos, del periodista radiofónico José Magín González Gullón, quien siempre ha entendido que los corporativos deberían arrumbar el actual símbolo –la bandera española– en favor de la histórica del reino. Esa fue por sistema y sin matices su opinión, y así lo ha expresado y defendido de forma reiterada. Después del tiempo, a la UPL se le ocurre ajustar la pretensión de Gullón –como si de una visión propia se tratara– y, con carácter personalista, López Sendino se salta a la brava y con vocación unilateral el vigente protocolo municipalizado.
No fue así –y tampoco se hubiera permitido– cuando allá por 1985 José Antonio Cabañeros, en aquel momento teniente de alcalde del consistorio presidido por Juan Morano, propuso la instauración de las bandas que en la actualidad lucen alcalde y concejales, con la pretensión primaria de un decoro institucional a mayores, y, también, de un digno complemento de la medalla corporativa.
Las bandas, por lo tanto, una vez aprobada su inclusión en la uniformidad excepcional de los ediles, se adquirieron en Madrid, en la firma ‘Flandez’, abierta en la calle Mayor y especializada en este tipo de artículos, junto a varios bastones de mando, además de otros efectos o distinciones destinados a la Policía Local. Y se hizo por acuerdo, de forma documentada y recogida en los correspondientes textos legales del Ayuntamiento. Ahora, como todo vale, la UPL se lo pasa por donde le parece y acude a un evento oficial como le viene en gana. Y abierta la veda, habrá a quien se le ocurra lucir la bandera de la República o la negra del pirata de la pata de palo. Tiempo al tiempo.
De momento, la de España
06/05/2018
Actualizado a
13/09/2019
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