La profesión de árbitro cada vez es más complicada y son continuas las noticias de agresiones, insultos o incidentes hacia el colectivo arbitral.
Eder Mallo es un colegiado nacido en Bilbao, pero que se ha criado en Santa María del Páramo y por lo tanto pertenece al colegio castellano y leonés. El pasado sábado pitó la final del ascenso a Segunda División entre el Nástic y el Málaga.
Un partido con una tensión muy alta, había mucho en juego y eso se demostró desde el principio. Desde la grada comenzaron a lanzar objetos al terreno de juego y al colegiado leonés tuvo que detener el partido para avisar al delegado de campo, incluso en plena prórroga llegó a suspender el partido por lanzamiento de objetos, pérdidas de tiempo y el continuo lanzamiento de balones al terreno de juego.
Pero lo peor estaba por llegar para el colegiado leonés y su equipo arbitral. Tras la finalización del encuentro, el cual terminó con el Nástic perdiendo la fase de ascenso, se producen los hechos más graves y como no fueron reflejados en el acta arbitral.
En el acta reflejó amenazas como: 'Vais a morir', 'ojalá os matéis' o 'tú hijo va a morir'
"Golpean con agresividad nuestra puerta en hasta 24 ocasiones; se dirigen hacia nosotros abriendo la puerta y gritándonos, entre lo que identificamos lo siguiente: ‘Vais a morir’; ‘sinvergüenzas’; ‘tu hijo va a morir’; ‘ojalá os matéis’; ‘hijos de puta’; ‘que muera vuestra puta familia’; ‘cobardes hijos de puta’; ‘dar la cara hijos de puta que os vais a enterar’; ‘no tienes huevos’; ‘tu puta madre’; ‘te voy a recibir hasta el final, si tienes huevos baja (en 4 ocasiones)".
Además de "una vez finalizado el partido un miembro del club local empujó a mi asistente n1 por las escaleras del túnel de vestuarios". Pero eso fue todo, varios jugadores fueron expulsados por insultos hacia los colegiados por insultos y encararse con ellos.
Eder Mallo y su equipo de colegiados describieron la situación como: "temer por nuestra integridad física al ver cómo abrían la puerta y nos increpaban". Fue en ese momento cuando las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado deciden escoltarlos desde el estadio hasta el hotel para evitar mayores incidentes.