Como cada año, los pescadores esperábamos con ilusión el inicio de la temporada de pesca de la trucha, pero este año, la naturaleza no ha querido ponérnoslo fácil. Se cumplieron los pronósticos, el mal tiempo y las condiciones de los caudales desanimaron a los pescadores, dejando un sabor amargo en este comienzo de temporada.
Desde el Esla al Órbigo, pasando por el Porma o el Curueño, las aguas bajan bravas, frías y turbias. Las lluvias persistentes de estos últimos días y el deshielo prematuro han hecho que los cauces se encuentren más propios de un invierno avanzado que de un inicio de campaña. Las truchas, esquivas y profundas, apenas se dejan ver. No responden ni al señuelo más hábil, y esos tramos que en otras temporadas eran sinónimo de éxito hoy solo ofrecen paciencia y alguna que otra frustración.
En las orillas, las historias se repiten: pescadores veteranos que conocen el río palmo a palmo comentan que hacía años que no veían un arranque tan complicado. La ilusión, sin embargo, sigue intacta. Porque el pescador de caña es, ante todo, persistente. Sabe que esto es solo el principio, y que tras la crecida llegará la calma. Queda temporada para rato, queda mucho río y, sobre todo, queda mucha afición. Solo hace falta que las aguas bajen un poco… y que las truchas empiecen a confiarse de nuevo.
Los ríos regulados, en cualquier época del año, tiene el inconveniente de su mecánica regulación y en esta época del año bajan con caudales demasiado altos, porque los embalses están soltando agua abundante que dificulta la pesca. Transcurridos los primeros días de la apertura de esta temporada podemos manifestar que, en términos generales, nuestros ríos han tenido un mal comportamiento. Se está pescando mal con mosca seca y ahogada, pero estos días puede resultar productiva la pesca a ninfa y a cucharilla, adaptadas al comportamiento de la trucha en estas condiciones.
Los ríos de nuestra provincia, que son los cursos más emblemáticos de todo el territorio español, ofrecen a lo largo del año múltiples escenarios y condiciones que ponen a prueba la destreza del pescador. Durante los meses de abril y mayo, los ríos de León reciben un importante aporte de agua desde sus cabeceras. En consecuencia, el caudal crece de forma notable y obliga al pescador a cambiar el planteamiento habitual. Las truchas, buscando minimizar el esfuerzo energético, se reubican en zonas de menor corriente: orillas profundas, remansos, salidas de pozas y tramos protegidos por vegetación o estructuras naturales.
«La pesca en ríos de caudal alto puede ser satisfactoria, además situación hídrica augura una gran temporada de riego y abastecimiento»
La pesca en corto se convierte en una técnica de gran eficacia cuando el río baja alto y con fuerza. Permite mantener el control de la deriva y colocar las ninfas y las cucharillas cerca del fondo, que es donde se encuentran las truchas en estas circunstancias. Lo importante es mantener el contacto con el fondo y detectar cualquier irregularidad en el hilo. Las picadas suelen ser suaves, a veces imperceptibles. Cuando el caudal es fuerte pero la visibilidad mejora, la cucharilla se convierte en una excelente opción para cubrir agua rápidamente y provocar ataques instintivos. Ideal para tramos con corriente homogénea, márgenes con vegetación o salidas de pozas.
La pesca en los ríos durante periodos de caudal alto no solo es viable, sino que puede resultar especialmente satisfactoria para el pescador técnico y observador. La combinación de la ninfa pesada para las zonas más estructuradas, y la cucharilla como recurso de prospección activa, permite adaptarse a los cambios del río y maximizar resultados. Lo esencial es interpretar el comportamiento de la trucha, respetar el medio y ajustar nuestras técnicas a las condiciones del momento. Durante las crecidas primaverales, muchas truchas están en plena recuperación post-desove o adaptándose a la presión del agua. Es fundamental practicar la captura y suelta con responsabilidad, reducir el tiempo de manipulación y emplear anzuelos sin muerte.
Durante los próximos días, en plena Semana Santa, las condiciones meteorológicas en León serán variables, con presencia de nubes, lluvias intermitentes y temperaturas frescas. Estas condiciones pueden influir en la actividad de las truchas y en la comodidad de la pesca. Pero por otra parte estos niveles óptimos no solo garantizan el suministro para riego y consumo humano, sino que también ofrecen una mayor seguridad hídrica para otras actividades económicas de la región. Es importante destacar que, según la CHD, los embalses de la cuenca del Duero, en su conjunto, han alcanzado un 91,2% de su capacidad total, lo que representa diez puntos porcentuales más que la media de la última década y cuatro más que hace un año.
En resumen, la provincia de León se encuentra en una situación hídrica favorable, con embalses que superan ampliamente las medias de años anteriores, lo que augura una temporada de riego y abastecimiento sin contratiempos.