Algo cambió en Ademar tras la derrota frente a Sinfín. Aquel tropiezo inesperado que colocó al club leonés al borde del precipicio tocó el orgullo de un equipo que desde entonces ha tirado de corazón para sacar adelante una situación más que delicada.Porque hay que tener una salud cardiovascular de hierro para ser de Ademar sin morir en el intento. Si en la última salida ante Logroño un gol de Miloslvljevic en el último segundo daba un triunfo clave, este domingo en Bidasoa fue Panos, con una actuación apoteósica en el tramo decisivo del choque, el héroe de otra victoria en otro final de infarto (26-27).
Y eso que, conscientes de que levantar siete goles a domicilio ante un ‘coco’ no es algo que vaya a suceder todos los días y con el partido de Logroño todavía reciente en la memoria, los de Manolo Cadenas salieron dispuestos a no cometer los mismos errores que obligaron a tirar de épica frente a los riojanos y completaron una primera mitad en la que por momentos se vio al mejor Ademar de lo que va de curso.
Puede resultar extraño a tenor de la exigua ventaja (13-14) con la que los leoneses se fueron al descanso, pero con un ataque repleto de recursos y una defensa que llegó a desesperar a los locales -solo siete goles logró marcar el conjunto vasco en los veinte primeros minutos de partido-, únicamente la exhibición de Ledo impidió que el marcador hiciese justicia al buen juego de Ademar.
El guardameta gallego tiene algo especial: el ‘instinto’ de anticipar las intenciones de los atacantes y un don innato para abusar de las tendencias y las manías de los rivales a los que lee como un libro abierto.
Ni Gonzalo, el ‘pichichi’ de la Asobal, se libró del recital del cancerbero, que solo bajó el listón tras un mal giro de tobillo que le dejó varios minutos a medio gas. Fue precisamente ese el mejor tramo de los de Manolo Cadenas, que sin el ‘muro’ al 100% lograron un parcial de cero a cinco que obligó a Jacobo Cuétara a para el choque.
Le sentó bien el tiempo muerto a los locales y, sobre todo, a Xoan Manuel Ledo, que volvió por sus fueros, empezó a pararlo todo y allanó el camino de la remontada de un Bidasoa que poco a poco fue recortando distancias hasta ponerse a solo un gol al descanso.
El paso por vestuarios no solo no cambió la dinámica, sino que la acentúo. Tanto Bidasoa como Ademar apretaron los dientes en defensa y convirtieron el partido en una guerra, forzando a los ataques a derramar sangre, sudor y lágrimas para anotar, especialmente con la entrada de Panos en escena.
El guardameta griego se coló en la fiesta de Ledo y rozó el 60% de efectividad en los diez minutos que estuvo en pista con paradas de todos los colores, incluida una a Salinas en el último segundo que, junto al tanto que Virbauskas había anotado a apenas diez segundos del final, sellaron la victoria de Ademar en casa del segundo clasificado de la Liga Asobal. El león vuelve a rugir.