Escribo estas líneas a mediados de agosto, viendo como, por segundo año consecutivo, otra sequía azota nuestros campos como he visto en pocas ocasiones. Sin duda lo peor está por venir, (en caso de que la lluvia no aparezca) cuando entren los meses de septiembre y octubre. La fauna salvaje llevará meses con cierta debilidad debido al poco alimento que habrán encontrado y la mayor movilidad en búsqueda de este y de agua.
También, sufrirán mas riesgo por parte de sus depredadores naturales, que sabrán dónde y cuándo buscarles para tratar de ser más efectivos en sus ataques. Las perdices, por ejemplo, tratan de mover lo mínimo posible a sus polladas durante el verano, pero sus filas, se estarán viendo enormemente reducidas estos días al tener que llevarles cada vez más lejos en busca de agua, o al frecuentar constantemente los únicos sitios donde queda agua. La caza mayor quizás se vea menos afectada, excepto en zonas con una elevada presencia de lobos. Creo que no corren tanto riesgo como perdices o liebres, por ejemplo, pero, si presentan debilidad, serán presa fácil de los lobos o perros asilvestrados, ambos, desgraciadamente en números elevados en gran parte de montes de nuestra provincia.
¿Qué podemos hacer?
La realidad es que poco podemos contribuir para mejorar la situación, pero si aportar nuestro granito de arena. En mi caso, en los cotos que gestiono en la montaña occidental de León, siempre trato de mantener baja la población de depredadores, digo ‘trato’, porque es algo realmente complicado, pero es importante no desaprovechar las oportunidades cuando se presentan y olvidarse de la típica frase de "no tiré al zorro porque fastidiaba la mañana de rececho". Nuestros cotos lo agradecerán cuando las condiciones climáticas sean adversas. Otra ligera ayuda es la creación de puntos artificiales de agua, sobre todo, a final de julio y durante el mes de agosto, prolongando el aporte de agua cuanto sea necesario, si llega hasta el otoño, como cada vez. No hace falta un camión cisterna y una pala para hacer una gran charca.
Suelo emplear baldes de 42 litros, enterrados en el suelo y rodeados de piedras, con otra rampa de piedras que evitaría que los pollos de perdices se ahogasen cuando vaya bajando el nivel del agua. Esto reduce la capacidad a unos 25 litros, que es suficiente si lo revisamos una vez por semana. Por supuesto deberíamos rodearlo con alambre para evitar que el ganado doméstico entre, si el vallado es muy pequeño, probablemente la caza mayor tampoco entre, al verse acorralados, dejando estos bebederos casi para uso exclusivo de la caza menor.Otro apunte importante sería realizar dos o tres bebederos como éste en la misma zona, en un radio de unos 50 metros, para que los zorros y rapaces no les esperen siempre en el mismo sitio. En definitiva, se presenta otra temporada dura para la fauna y los cazadores debemos estar a la altura y respetarla para poder seguir disfrutando de ella en temporadas venideras, de lo contrario, no quedará que levantar el arma.