Tras las derrotas ante Tenerife y Girona que relegaron a los bercianos a la sexta posición y redujeron a apenas dos puntos la distancia con la séptima plaza, el conjunto blanquiazul, incluso sin mostrar su mejor versión y sin algunas de sus piezas fundamentales por lesión o sanción durante las últimas semanas, está teniendo la regularidad que ninguno del resto de pelotón de aspirantes está teniendo, lo que le ha permitido no solo recuperar la quinta plaza, sino volver a abrir una brecha que le coloca en una situación privilegiada.
Y es que un mes sin perder es algo al alcance de muy pocos. En una Segunda División que lleva años recordando que los favoritismos suelen terminar siendo papel mojado, las sorpresas están a la orden del día y los empates, especialmente a domicilio, terminan siendo un tesoro.
Que se lo digan a la Deportiva. Los de Jon Pérez Bolo encadenan cinco jornadas sin conocer la derrota y, pese a que han sumado de uno en uno las tres últimas jornadas, han mantenido su ventaja.
Tras los triunfos sobre la bocina frente a Real Sociedad B en El Toralín y Sporting de Gijón en El Molinón la Ponferradina se fue hasta los 47 puntos, seis más que el Oviedo, séptimo clasificado. Tres jornadas después, tras los empates frente a Alcorcón, Ibiza y Málaga los blanquiazules han ampliado su renta con equipos como Cartegena o Las Palmas, que se ha hundido, y siguen con seis de ventaja respecto a los asturianos.
El ritmo, ‘a priori’ lento, de la Deportiva las últimas semanas contrasta con el de unos rivales que van a tirones. El Cartagena ha pasado de golear al líder (4-1) a caer con un Mirandés que en este momento marca la salvación, el Ibiza, tras empatar en El Toralín, no logró hacer bueno el punto ante el Leganés y el Burgos, que la semana pasada había ganado al Fuenlabrada a domicilio, este domingo se tuvo que conformar con el empate ante la Real Sociedad B.
Pascanu, un cerrojo
Ante el Málaga, la Deportiva tuvo dos caras. Durante la primera media hora de partido los bercianos fueron muy superiores a los locales y tuvieron el tanto en las botas de Agus Medina, pero con el paso de los minutos se fueron desinflando y estuvieron a merced de un equipo andaluz que se estrelló con un Pascanu imperial.
El recital del central rumano fue fundamental para que la Ponferradina dejase su portería a cero dos meses después. Desde el empate sin goles en El Toralín ante el Real Zaragoza (0-0) del pasado mes de enero los blanquiazules habían vivido una sangría en defensa que les había llevado a encajar como mínimo un gol en las siete últimas jornadas, una racha que ya es historia.