Corro de Valdefresno: "El Míster aprovecha que no hay raposo en dos gallineros"

Primera victoria del año del veterano Santi en el buen corro de la Sobarriba junto a Ibán ‘El Guerrerín’, ‘Tomasuco’ y Abel ‘Caberín’

Fulgencio Fernández
31/07/2017
 Actualizado a 14/09/2019
Martínez Majo recibió el II Cinto de Honor de la Sobarriba por el apoyo de la Diputación a la lucha leonesa. | MAUIRICIO PEÑA
Martínez Majo recibió el II Cinto de Honor de la Sobarriba por el apoyo de la Diputación a la lucha leonesa. | MAUIRICIO PEÑA
Desde que murió el raposo / hay alegría en el gallinero / canta el gallo con más fuerza / y las gallinas no tienen miedo», cantaban las viejas coplas de aquellos años en los que las cargaban la mala leche y las segundas intenciones.

Las debió cantar Andrés Diego, ayer en la grada de Villavente, que para definir lo que ocurría en ligeros y medios, con muchas alternativas y posibilidades, recurría a la copla: «¡Cómo se nota que no hay raposo!». La verdad es que hay raposos, pero la igualdad es todavía manifiesta y El Raposo Moisés anda de vacaciones por Italia.
Y eso que la tarde había comenzado de conciliación, la Soba quisó entregar su II Cinto de Honor (el primero fue para Clemente) al presidente de la Diputación, Martínez Majo, en una imagen que gusta a la «tropa» porque se lo impuso quien es el jefe de la oposición en la casa grande, el alcalde Pellitero, de la Sobarriba.

Y ahí se acabó la paz y llegó la estopa. Y hablando de estopa suele aparecer el nombre de Santi, El Míster de Cistierna, el nombre del día de ayer al ser campeón de medios. Cuando apareció este año decía que «soy el chollín» y nadie le creyó, todos saben que nunca fue un chollín, ni mucho menos, para quitarle algo hay que arrancárselo, a puro guevo. Pelea el agarre, aprieta el cinto, perrea... y lucha. La final de ayer ante Rubo fue una lección de todo: primero le trancó abajo, después le sacó una cadrilada que no esperaba el de Valdorria y le mandó para el tren de vuelta con una mediana y una sonrisa, esa suya tan suya, al biés. Y un recuerdo, pues su regreso no lo hace sola, ya contábamos ayer que su mujer Marisa le aconsejaba entrenar. Se acordó de ella, y de esos niños Gabriela y Dante que cuando le ves como los pasea por San Mamés no puedes creer que sea el mismo que horas más tarde aprieta el cinto con ganas porque sabe que «no hay raposo».

Rubo perdió, pero es más líderdespués de dos palizas curiosas contra Víctor yArce... Ya no pudo más. Gasi sumó otra final y también otro trofeo «a la mejorcaída». Es su sino... de momento-

En ligeros sí hay raposo, Ibán, pero por unas cosas u otras no es líder y los otros suman. Ayer tuvo una semifinal terrible con Busi, el líder, que se le adelantó a quien fue su maestro con caída y media. Pero el de Valverde Curueño practicó eso que viene a llamar «la más bella forma de suicidio». Se fue a por Ibán y este le aplicó a la espera dos enteras de manual de nervios de acero. «¡Cómo saca y cruza! este guaje acaba con nosotros».

La misma forma de bello suicidio, que tanto agradece el aficionado, la había practicado Filín con Javi Oblanca y así fue como los dos veteranos me metieron en la final.
- 80 años entre los dos; les dicen.

- Casi un siglo de sabiduría; matizan, y lo mostraron en la hierba. Oblanca jugó rápido su baza y se adelantó con una cadrilada; El Guerrerín, que tenía a los dos abuelos mirando, levantó el corro. «Hay raposo», pero la puerta está abierta.

¿A ver quién entra? 

‘Tomasuco’ no «es ratón de un solo agujero»


En día de metáforas «animales»un veterano aficionado, El Fleta, explicó el secreto del poderío y el dominio de Tomasuco: «¿Sabes lo que pasa? Que a los ratones de un solo agujero se los acaba comiendo el gato, que precisamente es él».

Se refería a que hay luchadores que abusan de una maña «y les están esperando». Le ocurre a Sansón con sus cadriladas de brazos hidráulicos y el joven Cristian le levantó caída y media. Y, sobre todo, le pasó a Rodri en la semifinal con Tomasuco, en la que el de Cistierna se obsesionó un poco con sacar sus potentes, y bellas todo hay que decirlo, cadriladas pero el niño de La Vecilla primero se defiende del ataque y después lanza una batería de respuestas que da la impresión de que es imposible saber de dónde llueven las mañas. Y el chaval de Uco sólo tiene veinte años.

Lo que le hizo a Rodri lo repitió en la final con Cristian, del que decíamos ayer que muchos esperan que vaya explotando. Ayer dio un primer paso. Dejó en la cuneta a Lixer, cosa nada fácil, y supo reaccionar con Sansón, aunque en la final estaba Tomasuco... Y ya se sabe.

A otro que se espera es a Roberto Gutiérrez. En Gradefes un aficionado le bromeaba: «El chaval sabe... pero no pronuncia». Ayer se deshizo fácil de alguien que no es fácil, Pedro Alvarado, y tuvo con caída y media a su amigo Rodri, que reaccionó tarde pero reaccionó. «Parece que va pronunciando», le concedían. Yademás Guti es de los que «no es ratón de un solo agujero», que sabe de muchos y tiene planta.

El universo pesados sigue bajo la batuta de ‘Caberín’


Los corros ya no son aquellos eternos, que a veces caminaban hacia las cinco horas. Ahora rara vez llegan a las tres horas y cuando las tardes son tan agradables como la de ayer nadie se levanta, se han evitado aquellos desfiles que se producían al final de semipesados.

El universo pesados es un mundo curioso. El Tigre a sus cosas y bravatas; Caberín mira desde lejos; un grupo de luchadores de parecido peso —Aitor, Liquete...— se buscan; los Quiñones y Alex viven universos propios; Víctor J. bromea y cuando Abel habla de que ganó su primera Liga con 18 años remacha: «Y yo mi primer corro con 35»... Y ayer apareció Bulnes, el campeón de 2016, que no acaba de engancharse otra vez: Y Cordeiro cumplía años. Un poco de todo.

¿Y lucha? Pues ahí todos se mueven como marca la batuta de Abel Isaí Cabero, líder destacado, invicto y que, si nada pasa, podría batir nuevos registros. Yya batió muchos.

A las primeras de cambio se midió con Bulnes y ya se vio que había cogido otra vez el camino de una nueva victoria. Camino sin espinas para él, por cierto, pues tampoco el pundonoroso Liquete se las pudo poner ni la humanidad y las ganas del pescador Víctor J.en la final le hicieron mella.

Corro agradable en la Sobarriba, con agradecimiento a la «madre que amamanta este deporte» y la pregunta de un paisano al final.

- ¿Sabe cuándo lucha Clemente?

- No.
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