Pocos minutos antes de comenzar el corro de la Catedral, es decir Prioro, llegó al lugar la noticia de la muerte de uno de los más grandes de esta familia de la lucha, además con vínculos familiares en el pueblo: Cayo de Celis, Cayuso. «Coño, hizo la mili conmigo en Valladolid», dice triste Olegario, el tantos años presidente del Club local: Olegario, para pronto añadir: «Aunque lo importante es lo buen luchador que fue». Desde la lejanía, Berto, su yerno, busca algún consuelo a un adiós muy duro para esa familia De Celis: «Se va desde la Catedral, como si lo hubiera pensado».
Un minuto de silencio despidió a quien jamás se irá de las conversaciones de la lucha leonesa, porque cada vez que se hable de los mejores… no faltará Cayo.
Y el cielo volvió a ser protagonista en ligeros. El vencedor, Carlos Mondelo, apuntaba con rabia hacia las alturas después de la victoria más buscada. Carlitos, aquel chaval que ganó el mazapán del Ribera contra Montaña en Quintana de Rueda tirando a doce rivales y decidió irse a jugar al fútbol en la Cultural, era el hombre más desolado en el funeral de su amigo Jorge Iglesias. Allí mismo, en la iglesia de Renueva, prometió que él volvería para brindarle un corro a Jorge.
Lo lleva buscando toda la Liga. He dado muestras de que no se olvida esto de agarrarse cuando tienes clase. Pero ayer fue su día y lo prometido en la Iglesia lo cumplió en la Catedral (de la lucha) después de una tarde de gran lucha, en la que no tuvo fácil el camino, superando al pujante luchador de Ranedo, David, para superar después a un Jesús el de La Braña motivado después de derrotar al líder, pero un resbalón inicial le sacó del combate y Carlos estuvo muy listo.
Pero le faltaba la final con Sergio, el chaval de Grandoso que, a priori, era favorito a ganar pero Carlos vio la puerta abierta a su sueño y no lo desaprovechó, después de empatar a caída remató con rabia. Y con rabia golpeó con el puño al viento para que el aire hiciera remolino al cielo, al que él miraba mientras su madre lloraba.
Y al cielo de Prioro, mirando a la Catedral, golpeó con parecida rabia Rodrigo Fuentes, que volvió a recordar a sus paisanos que es La Perla;la perla que llevaban esperando en Prioro desde aquel 2018, cuando ganó por última vez. Ayer le recordó y mucho. No estaba Tomasuco (lesionado) pero tuvo que ir derrotando con solvencia de ‘perla’ a Rubo, después a Adri en una semifinal en la que empataron a caída, se pusieron los dos de rodillas como los toreros de riesgo y al levantarse Rodri fue La Perla. Entera y puñetazo al cielo con rabia, con una grada entregada.
Pero la emoción fuerte estaba al final. En el último combate de la tarde, la final de pesados. El todopoderoso Pedro, ya el único con pleno de victorias ante la lesión de Tomasuco, se media a quien más problemas le viene planteando durante toda la Liga: Abel Isaí Cabero, con el peso de una historia impresionante a sus espaldas... pero lo soporta.
Hubo de todo. Se adelantó Abel como viejo zorro que es y supo darse cuenta de que era el momento propicio para que Pedro se volviera a mostrar en Kamikaze... y ocurrió. Arrancó media caída el de Cistierna pero Abel le volvió a esperar y llegó la caída definitiva. Caberín le pilló, a la contra, trancó... parte de la grada y Pedro pedían que iba suelto, Caberín decía a la grada que no. Que no se soltó. Segundos de incertidumbre, los árbitros a la tele... y se acabó la imbatibilidad de Pedro. Sonrisa de Caberín. Sabía que podía hacerlo. Lo hizo y a la sombra de la Catedral.
Cuando da Víctor Llamazares...
Solo queda medios. Pero vaya tarde de medios. El peso con más emoción y lucha ayer, con el mejor Víctor Llamazares, ese que dice Gasi que cuando suelta un golpe es para sacar provecho. Ayer fue un buen día para demostrarlo. Su combate con La Roca es de esos que se deberían mandar a los colegios para explicar lo que significa la expresión «de poder a poder»;que también podría aplicarse a la final con David Riaño. De hecho, en Prioro, que saben de estas cosas, le dieron el premio a la Mejor Caída a El Hombre Tranquilo de Valderrueda, al que le encanta luchar en este pueblo... o subir el mayo. El caso es estar allí.
Y desde Vallecas llegó ‘una sheriff’ para la Catedral
Ligeros femenino empezó con la ausencia de Ana Díez, la nieta de Cayo que estaba donde tiene que estar. Las que sí estaban, como anunciaron en la primera jornada del maratón de agosto, fueron la Escuadra de las Nómadas que, como es costumbre en ellas, dieron juego y mucho. Basta con mirar las clasificaciones para ver que se metieron en las tres finales, dos las perdieron y una la ganaron.
La que logró la victoria fue la ‘más rabilera’ de las tres (entiéndase la expresión como inquieta y amiga de buscar las conversaciones): Estrella López, la sonriente luchadora vallecana a la que el resto de la escuadra llaman «la sheriff», por algo será. Lo puso de manifiesto pues no tuvo precisamente un camino fácil. Se midió en la previa a la líder, a esa luchadora que tanto admira, Priscila, y le supo luchar muy bien, hasta el punto de no dejarla dar ni media caída.
La siguiente en su camino era Marta Llamazares y la madrileña torcía el gesto cuando le iban explicando quién es y quién fue Marta. Pero en el centro del corro se olvidó de la historia y fue a por Marta con todas las ganas del mundo, recibiendo solo media caída. Solo le faltaba rematar ante la local Olga Rodríguez, motivada en casa, pero ‘la sheriff’ no hay que olvidar que es una judoka de elite y se notó mucho en su forma de plantarse en el centro del corro, de buscar a la rival, de hacer lo que le han dicho «desde la esquina». La felicidad de su cara dice mucho más que las declaraciones que te puedas imaginar.
Así fue como la Catedral tuvo sheriff en vez de los habituales monaguillos. Prioro es lo que tiene, no les vale cualquier cosa.
Las otras dos fueron finalistas ante las únicas líderes que ganaron en Prioro. Amaia con Bea Riaño. Merece la pena que haya venido esta nómada pues la final fue un canto a la buena lucha, tanto es así que en Prioro, que de esto se entiende, le dieron el premio anunciado al mejor combate de la tarde a la demostración de raza y lucha de Bea y Amaia.
Y la tercera finalista, Mery que dicen ellas (Cabas) pese a ser la primera en sumar un corro parece no encontrar la fórmula para atacar a algo que tiene Edi muy interiorizado, la lucha y sus mañas para contrarrestar al judo y las suyas. Al menos de momento.
Y así fue como la batalla queda abierta pues las nómadas se quedan todo el fin de semana y las locales no quieren eludir ‘las batallas abiertas’.