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21-29 venció el conjunto leonés al Cuenca, que había ganado sus cinco partidos de la primera vuelta, pero al que superó con claridad la escuadra de Manolo Cadenas, que una vez más volvió a sacar petróleo de su plantilla y mostró esta vez la cara ‘A’, la que hasta ahora había estado reservada en la segunda vuelta para Europa y la Copa del Rey, en una liga donde se mantiene a cuatro puntos de un tercer puesto que permitiría ahorrarse una eliminatoria en la próxima liga Europea.
Todo tras un partido en el que los conquenses sólo llevaron la iniciativa en los primeros 9 minutos, en los que el Ademar llegó a estar dos abajo (4-2), pero que a partir de ahí tuvo un vendaval leonés, que con un parcial de 3-10 cogió ya en esa primera mitad una renta de tres goles (7-10) que conseguiría mantener hasta el descanso (10-13).
El Ademar, que ganaba de 7 mediada la segunda parte, cortó la reacción de Cuenca, que se puso a 3, con un 0-4 Todo estaba abierto. El Sargal, que recuperaba público y con ello volvía a ser el habitual escenario ‘caliente’, apretaba para intentar levantar a su equipo, que tenía muchos problemas en un ataque donde Thiago Alves encadenaba erroresy sólo Fede Pizarro veía puerta con claridad.
Pero en el Ademar aparecían los dos grandes protagonistas del triunfo, uno habitual y otro que dio el paso adelante que se le reclamaba.
Porque brilló, un día más, un Gonzalo Pérez que ya acostumbra a rayar la excelencia, y que se fue hasta los 10 goles; pero quien apareció, cuando más se le necesitaba y su entrenador le reclamaba, fue Oleg Kisselev, que no sólo cumplió en el centro de una defensa sensacional y con Donlin a gran nivel, sino que también aportó de forma decisiva en ataque, firmando su mejor actuación del año con cinco goles.
Con esa receta, más las paradas de Slavic, la aportación de Marchán en seis metros y los tantos de un Feuchtmann que llegó a Cuenca casi directo del Preolímpico, sin poder hacer ni un solo entrenamiento, pero volvió a jugar un papel fundamental, le sirvió al Ademar, que en el ecuador de la segunda mitad ya había llevado a siete goles la diferencia (16-23).
Ahí llegó el único momento delicado. Porque cuando parecía que el triunfo estaba en el bolsillo, el Cuenca regresó al partido. Hizo un parcial de 4-0, se puso a cuatro y recuperó una esperanza... que apenas le duraría unos minutos, puesto que tras un tiempo muerto de Cadenas el Ademar le devolvía el 0-4, sentenciando el triunfo sin sufrir en un tramo final en el que se disparaba hasta esos ocho goles que le permitían recuperar un golaveraje que se daba por perdido tras el 28-32 de León.
Otra alegría inesperada. Y es que el Ademar nunca deja de sorprender.