Le cuesta ya al aficionado culturalista almacenar en la memoria la cantidad de veces que ha salido de su estadio con la decepción con su equipo como estado de ánimo para unos cuantos días. El de este domingo se sumó a una larga lista de sinsabores por parte de un club que parece destinado a dispararse en el pie una y otra vez como si su sitio fuera la mediocridad con la que parece conformarse esta campaña. Solo así se explican los regalos por parte de cuerpo técnico y jugadores desde que el equipo asegurara su continuidad en la tercera categoría nacional hace ya dos meses. El mensaje de directiva y entrenador era claro, que el objetivo era ese y todo lo que llegara desde ese momento era «un premio». Un mensaje que se trasladó en forma de probaturas e irremediablemente a los jugadores traduciéndose en forma de falta de la tensión propia de un equipo que quiere aspirar a todo. Puntos regalados desde ese momento y lodos procedentes de aquellos barros que ahora le llegan a la Cultural por encima de la cintura.
Porque de un milagro depende ya que el equipo leonés pueda pelear por el ascenso a la Segunda División no solo por las matemáticas sino por las sensaciones que desprende un equipo que parece haber perdido el rumbo ya completamente. Este domingo caía ante Unionistas de Salamanca, que era capaz de darle la vuelta a un partido que se le ponía en contra aprovechando los regalos de un equipo al que en un abrir y cerrar de ojos se le fueron todas sus opciones.
Idiakez se jugaba las castañas y dejó a un lado su intento de reinventar el fútbol para recuperar la única apuesta que le había dado resultados. Sin embargo, tampoco está teniendo buena suerte el equipo leonés, que a los 10 minutos perdía al clavo al que se agarraba en este tramo final, Andy Kawaya. El belga sufría un golpe en la zona en la que venía estando lesionado y se veía obligado a abandonar el partido.
Rodas cometió un error de juvenil que le terminó costando la expulsión a Araújo y cambiando el partido Mal acaba lo que mal empieza y no inspiraba mucha confianza el inicio de partido. Le costó a la Cultural asumir la pérdida, regalando el balón a un Unionistas que volvía a ganar el centro del campo y buscando la espalda continuamente a los laterales. De hecho, obligó la situación a aparecer al que terminaría siendo el mejor del partido para los leoneses con todo lo que ello supone: Andoni Zubiaurre. El portero salvaba un par de disparos lejanos con mucho peligro de Íñigo Muñoz, que junto a Cris Montes puso en aprietos a la zaga leonesa.
Más de media hora tardó la Cultural en reaccionar, lo que tardó Mario Sánchez en poner un centro que remataba Bravo y que salvaba Serna bajo palos. Sergio Marcos, con un disparo tan claro como suave desde dentro del área. Un paso adelante que tenía como principal protagonista a Escardó, que ya al poco tiempo de saltar al césped ponía un balón en el larguero con ayuda de un defensa. En una acción muy similar cinco minutos antes del descanso sí encontraba el balón portería, y el disparo del jugador cedido por el Alcorcón lo desviaba un zaguero y se colaba en la portería salmantina.
Se adelantaba la Cultural y respiraba hondo un Reino de León consciente de la importancia que de lo que había en juego y de que su equipo, sin ser peor, tampoco estaba siendo mejor del rival. De hecho, antes de pasar por vestuarios tuvo que volver a aparecer Zubiaurre para sacar un potente disparo de nuevo de Muñoz.
Pedía el entretiempo algo más al equipo leonés, que se había conformado con entregar el balón al rival y crecer desde el robo, algo impropio de un equipo que dice querer ser protagonista. Hacía falta por tanto algo más en el centro del campo, algo de lo que tardó en darse cuenta Idiakez una hora. Rovirola entraba por un Pipo que asegura ser el mismo jugador que arrancó la temporada y motivado por ello o no, a punto estuvo de hacer la Cultural el 2-0. Escardó, con una nueva jugada individual, obligaba a Serna a emplearse a fondo y un zaguero interceptaba el rechace que cazaba Dioni. Fue el inicio del fin.
Sin saber cómo, Rodas convirtió una falta a favor en campo rival tras la enésima internada de Escardó, en una pérdida tras intentar un recorte siendo el último. De la Nava se marchaba solo contra Zubiaurre y a su salida le regalaba el balón a Dieguito para que marcase, llegando Araújo por detrás sin estar el balón en juego para derribarle y evitar el remate. No dudaba el colegiado, que señalaba el penalti y la expulsión del lateral.
Es caprichoso el destino, sobre todo a la hora de ilusionar para devolver más fuerte el golpe y Muñoz mandaba la pena máxima al larguero. Se encendía el Reino de León para creer, pero a partir de ese momento la Cultural desaparecería del terreno de juego.
Se metió en su área el equipo leonés sabiendo que iba a ser imposible aguantar así la media hora que le restaba al partido, que se convirtió en un acoso y derribo de Unionistas. A la enésima Rojo le ganaba la espalda a Escardó y la poníapara que Dieguito entrase solo y rematase a placer en el corazón del área para hacer el empate.
Solo el conformismo de Unionistas y la actuación de Zubiaurre, que salvaba el segundo a falta de 10 minutos, podían evitar la derrota de la Cultural, que terminaba llegando de la forma más cruel, en el descuento. Con el equipo leonés absolutamente fundido, los salmantinos no se conformaron y Muñoz ponía un balón al punto de penalti que Marín convertía en un 1-2 que hacía estallar definitivamente al Reino. Muchos se marcharon, los que aguantaron cargaron contra plantilla, técnico y directiva.
Muchos responsables para solo una conclusión, la de que la Cultural depende de un milagro para jugar la fase de ascenso a Segunda División. Las matemáticas dicen que se puede, la razón, que es un imposible.
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25/04/2021
Actualizado a
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