Parecía complicado que a la Cultural le pudieran ir peor las cosas en casa de lo que venían haciéndolo las últimas semanas, en las que dejaba escapar 4 puntos a pesar de hacer lo indecible para sumar dos triunfos que no llegaban por la falta de gol. Sin embargo, ayer en un partido clave con la visita del Valladolid Promesas al Reino de León la situación rozó el drama y el colmo de la desdicha, la que sumaba a ese desacierto goleador que una vez más se repitió la mala fortuna de un gol en propia puerta que castigaba a lo grande las oportunidades que se habían dejado pasar. Por suerte, tiene la Cultural la inmensa suerte de contar con un jugador al que la categoría se le queda muy pequeña, un jugador de esos que no solo hace goles, sino que también los da, de esos que cambia partidos, temporadas y objetivos. Tiene la Cultural a Dioni Villalba.El malagueño salió al rescate cuando todo parecía perdido, cuando la Cultural se había estrellado una y otra vez contra un muro que conformaba un nuevo día de la marmota con el castigo añadido de que ya ni siquiera le quedaba un punto que suponía un tremendo paso atrás en sus aspiraciones. El delantero recibía cuando asomaba el descuento un balón en el área, se la guisaba controlando y dejando atrás a dos rivales y se la comía poniendo el balón lejos del alcance del guardameta en su salida. Era el empate, pero igual que en las dos últimas ocasiones éste había sabido a derrota, ayer lo hizo a algo bien distinto que no deja conforme a nadie, pero también evita un mal mayor.
Apenas había tenido que intervenir Zubiaurre, que vio como Araújo metía en su portería un centro de NietoFue el final de un encuentro en el que cometió la Cultural los mismos pecados ofensivos que ya le cuestan 6 puntos absolutamente claves en este tramo del campeonato. Sin embargo, la superioridad leonesa no fue ayer ni mucho menos tan evidente como lo había sido ante Lealtad y Sporting B, seguramente porque el rival también demostró que está peleando por los tres primeros puestos por muchas razones.
Más allá de eso, lo cierto es que tuvo ocasiones más que de sobra para llevarse el partido una vez más. De hecho, al cuarto de hora el guardameta rival Gaizka Campos ya podía recoger su toalla de dentro de la portería y marcharse satisfecho con una gran actuación. El portero sacó dos excelentes manos a Héctor, que se quedó solo ante él a los 10 minutos aprovechando un resbalón de Palomeque y Eric Montes, que remataba de volea un rechace desde la frontal y que evitaban el tanto leonés.
Fueron minutos de acoso de una Cultural que no fue tan protagonista con el balón y de hecho estuvo muchos minutos agazapada, presionando arriba yesperando un error del filial para salir a la contra y correr al espacio. De hecho, por ahí llegaron las ocasiones que tuvo el equipo leonés hasta el descanso. Sin embargo, no llegó a finalizar con claridad el equipo leonés más allá de un disparo de Álvaro Juan que detuvo sin problemas Gaizka y eso se produjo en parte por el problema que se le presenta ya claramente a Íñigo Idiakez: Andy Kawaya. El belga estuvo desaparecido, desacertado y en ocasiones incluso superado por esa ansiedad que ha reconocido públicamente su técnico y que necesita desaparecer para recuperar a un jugador que ha demostrado ser de lo mejor de la categoría si le salen las cosas. Su cambio, el primero del partido, dejó en los gestos suyos y de sus compañeros la evidencia de que no marchan bien las cosas con el extremo, al que la Cultural necesita tener a su mejor nivel.
Fue esa circunstancia una de las primeras que se dio en el inicio de la segunda mitad, en la que la primera ocasión clara fue para el Promesas, que veía como un centro atrás de Sergio López lo remataba de forma defectuosa Dali en el punto de penalti para que el balón encontrara mansamente las manos de un Zubiaurre inédito hasta entonces, ya que si bien es cierto que el filial había llegado a su área, nunca se concretó en un disparo ante una seria zaga culturalista.
Un aviso que no cambió la intención clara de la Cultural de buscar el gol, que rozó en dos nuevas ocasiones con una falta peligrosa de Álvaro Juan que se perdió por poco y un malentendido entre Gaizka y Palomeque que a punto estuvo Héctor de marcar, salvándola López casi bajo palos.
Pasaban los minutos, llegaban los cambios, pero no cambiaba un escenario que parecía repetir fantasmas pasados. Cuestión de ello o no, el castigo fue mayúsculo. Una llegada por banda de Nieto suponía un centro al segundo palo que Samu Araújo, sin presión y con tiempo para pensar, despejaba al fondo de la portería de Zubiaurre.
Ver para creer. La mala fortuna de la Cultural alcanzaba una nueva fase si bien no pareció afectar en lo mental ni al lateral, que por lo demás cuajó un buen partido, ni al resto del equipo, que se volcó sin miedo a por un empate que al menos salvara la papeleta.
Dioni apareció cuando todo parecía perdido para irse de dos rivales y definir con la clase de un genioHéctor fue esta vez el protagonista del desacierto, con hasta tres oportunidades para hacer gol que si no llegó tras un remate claro a la salida de un córner, mucho menos lo hizo al intentar dos chilenas que salieron desviadas.
La tensión crecía por momentos y tenían a un exculturalista como protagonista, Sergio Benito, buscando continuamente la gresca y pasando de héroe a villano en el Reino. En una de sus múltiples caídas la Cultural no devolvía el balón que lanzaba fuera un jugador pucelano. Cuando el balón volvía al terreno de juego Bravo sufría una dura entrada y Zalazar se encaraba con Idiakez en una trifulca que solo dejó expulsado a un miembro del cuerpo técnico culturalista.
Una imagen que dejaba claro lo mucho que se jugaba la Cultural y lo importante que era minimizar daños con el empate, arriesgando mucho dejando desguarnecida la defensa que una contra del Valladolid hubiera terminado de machacar.
Pero cuando el partido entraba ya en el descuento apareció Dioni para convertir la más difícil en un gol que sirve para que la Cultural se haga menos daño de la herida que le podía haber producido ese desafortunado gol de Araújo. La semana fantástica a punto estuvo de ser una semana fatal, pero el equipo leonés sigue vivo y con sus opciones intactas. El fútbol le debe ya más de una.