Al conocerse el calendario de la segunda fase de competición, quien más quien menos imaginaba una última jornada con una fiesta en el Reino de León previa a tratar de conquistar el sueño del ascenso. Y no se equivocaron los que pensaron, lo que no sabían era que la fiesta la iban a poner los invitados. La organización, eso sí, corrió de cuenta de la Cultural.Porque el equipo leonés puso punto y final a una segunda fase absolutamente lamentable, con 5 derrotas en 6 partidos, cifras inasumibles más allá de quedarse fuera del objetivo para cualquiera de los 30 equipos que han participado en esa pelea por el ‘playoff’. Y el último partido no fue sino un perfecto resumen de ese desastre, condicionado eso sí por las circunstancias y la valentía de Ramón González poniendo a jugar hasta a 4 jugadores del filial mientras que nombres importantesde la plantilla no entraban en la convocatoria.
Y es que muchas veces la ilusión, el esfuerzo y la fe sirven para lograr objetivos en el deporte, valores en los que el Zamora dio toda una lección mientras su arquitecto, un leonés con pasado en la Cultural como César Villafañe lo disfrutaba. Pareció el Reino de León el Ruta de la Plata desde la pitada inicial al equipo leonés de su afición, que no increpó mucho más a los suyos, sí al palco, aunque muy difuminadas las protestas en el estadio por los ánimos de los cerca de 500 aficionados zamoranos que vivieron en directo la gesta de su equipo. Además, se le impidió a las peñas introducir en el campo pancartas tan violentas como una que recogía la frase '¿Cuántos fracasos más?'. Inconcebible.
Dominó el Zamora de inicio en un partido en el que apenas pasó nada durante la primera media hora más allá de la celebración del primer gol del Promesas por parte de la afición visitante, que hizo recorrer en los culturalistas una envidia insana. Un par de intervenciones de Samu Diarra, que debutó en liga en el último partido de la competición, fueron toda la producción ofensiva de un Zamora que tampoco pasó ningún apuro en su área... hasta los cinco minutos previos al descanso.
Luque y Eric pusieron el 2-0 para la Cultural, que vio como el Zamora le remontaba en el descuentoPorque compitió con dignidad el equipo leonés liderado por Álvaro Juan y Luque. El extremo a punto estuvo de poner en la escuadra un disparo desde el pico del área y el mediapunta, con Rovirola y Eric Montes por detrás, permitiéndole jugar, le regaló primero a Héctor un mano a mano que para seguir la tónica del año falló (se fue pitado al salir del campo ya en la segunda mitad) y después apuntó primero con un disparo lejano que se perdió por poco para encontrar el gol al borde del descanso con una genialidad de definición, picándole el balón por encima a Villanueva a la perfección. Su celebración, pidiendo perdón a la afición y recibiendo el cariño del público, sirvió para reconciliar por un momento a grada y equipo.
Tenía motivos la afición para al menos salir satisfecha del ejercicio de amor a unos colores que suponía acudir al Reino. Más aún con el inicio del segundo tiempo, en el que la Cultural jugó algunos de sus mejores minutos de este tramo final de temporada para olvidar, salvando primero Villanueva el gol de Álvaro Juan y logrando poco después Eric Montes un gol que no se le olvidará, no solo porque puede ser el segundo y último de su paso por la Cultural, sino por su excelente belleza. Una gran combinación en el centro del campo dejaba al centrocampista con espacio para correr y preparar un disparo desde 30 metros que se colaba por la escuadra de la portería zamorana.
Una última actuación que parecía hasta ese minuto 50 un broche profesional y digno a la temporada, pero que no quedaría en verse empañado en un abrir y cerrar de ojos, los que tardó el equipo en relajarse, descuidarse una vez más en defensa y ver como un equipo que había remado mucho para llegar hasta ahí sí estaba dispuesto a un último esfuerzo.
Porque hizo aguas un día más la Cultural en defensa y dispuesto estaba el Zamora a aprovecharlo, con muchos puntos más de intensidad que los leoneses, que parecían haber hecho el trabajo. En dos minutos Coscia recortaba distancias aprovechando la fragilidad defensiva culturalista y cuando se cumplía la hora de juego Escudero rebañaba la parada de Diarra a un tiro de Perero tras aprovecharun agujero en la banda izquierda para devolver la igualada al marcador.
A partir de ahí el partido solo fue un descontar tiempo para escuchar el estadillo de júbilo de toda Zamora, que llegó al final del tiempo reglamentario tras aprovechar Íñigo Peña un barullo en área.
Un gol que le daba un triunfo tan épico como histórico al Zamora, que vivió en el Reino de León la celebración a la que aspiraba el culturalismo. A éste no le queda otra que mirar hacia adelante, falta un día menos para volver.