Con sólo ocho jugadores y ante un rival llamado a pelear por el ascenso ganar se antojaba complicado, pero cuando todos tus integrantes rinden a gran nivel y tienes a 2.000 personas llevándote en volandas desde las gradas todo es posible.
Lo demostró la Cultural, que se estrenó en el baloncesto profesional con victoria por 81-66 frente al Algeciras tras una gran actuación coral de toda la plantilla y después deno perder la delantera desde que la cogieron en el tramo final del segundo caurto
Con Frank Staine vestido pero sin jugar al acabar de llegar el sábado, y pese al susto que dio Greeley, que en la segunda parte se dañó el hombro y aunque tras los ostensibles gestos de dolor iniciales pudo regresar aunque renqueante, Luis Castillo sacó petróleo de sus recursos ante una de las plantillas más caras de toda la liga.
Podían parecer los puestos de base y de pívot los que más dudas dejaran cuando estuviera toda la plantilla al completo, pero las dos parejas que lo forman brillaron con luz propia.
La Cultural mandó desde mediados del segundo cuarto. Tras llegar a ir 17 arriba, Algeciras se puso a 6 a 3 minutos
Lo hizo Berthold, con su intensidad siendo clave, cerrando el rebote y aportando además puntos bajo el aro; y también un Ochi que acabó siendo fundamental en ataque. Estuvo sensacional Fabrega, máximo anotador con 16 puntos del equipo; pero fue vital Isern, estupendo en la dirección y ayudando al rebote, quedándose en números cercanos al triple doble (8 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias) y siendo decisivo en el momento más peliagudo.
Porque la Cultural, que había mandado siempre en el marcador desde que dio un tirón mediado el segundo cuarto, acabó teniendo el bajón físico que su escasa rotación hacía temer.
¿Lo bueno? Que llegó a él con renta. El 24-26 fue la última vez que fueron por detrás en el marcador los de Luis Castillo, que cerraban la primera parte con un parcial de 11-2 que convertía el 28-28 en el 39-30 que era en ese momento su máxima diferencia en el encuentro.
Los leoneses brillaron en defensa y se apoyaron en el extraordinario partido de su pareja de bases y de pívots
La enorme intensidad defensiva provocaba muchos robos de balón y dificultaba los lanzamientos del Algeciras, y aunque en ataque sufrían ante la presión a toda pista rival y por los fallos en el tiro libre (acabaron por debajo del 50% y con 11 fallados, en el gran debe de los leoneses), con los cuatro citados más los ‘cortes’ de un Okafor decisivo por todo lo que aporta aún cuando no le entran los tiros, los lanzamientos antes de su lesión de Greeley y la intensidad defensiva de Bultó y Llamas, la distancia se disparaba hasta los 15 (56-41) mediado el tercer cuarto y alcanzaba incluso los 17 (65-48) en el arranque del último.
Sin embargo el acierto en el tiro de González devolvía al partido al Algeciras, que llegaba a ponerse a seis a falta de tres minutos y medio... y con un tiro que se salía de dentro para haber reducido esa renta a sólo tres.
No entró e Isern lideró un parcial de 8-0 con dos bandejas y una asistencia para el mate de Ochi, que sentenció el merecido triunfo leonés.