Partamos de la base de que quizá con esto no sea muy objetivo. No descubro nada si digo que los periodistas tenemos nuestras preferencias con los jugadores: por estilo, por carácter, por el trato... El caso es que siempre habrá quien te caiga mejor y peor, aunque luego a la hora del trabajo, si se te nota mucho, algo mal estarás haciendo.
Y yo siempre fui muy pro José Mario Carrillo, la verdad. Porque empezamos más o menos a la par, yo a trabajar en los medios leoneses y él a jugar en la primera plantilla del Ademar. Porque en tanto tiempo cubriendo al conjunto leonés, con momentos buenos en los que todo son alabanzas siempre acompañadas de sonrisas, pero otros de críticas por su rendimiento, en especial en esta última etapa, jamás ha tenido un mal comentario o gesto. Y porque en lo deportivo, cuando ese maldito físico que en los últimos años no le ha dejado despegar le ha acompañado, era el perfil de jugador que me gusta: tremendamente efectivo, sólido y de los que pese a brillar en lo individual ponen siempre como prioridad el grupo.
Por eso, verle abandonar su casa me da pena. No porque me parezca injusto, lo cierto es que yo también me hubiese quedado con el presente de Jaime y el futuro de Casqueiro en ese puesto dado cómo las circunstancias le han hecho rendir en estas temporadas. Sino precisamente por eso, porque se merecía que las lesiones le hubieran permitido despedirse de otra manera, poniendo punto y final a su carrera en León tras brillar en su Ademar en los años de mayor madurez de su carrera.
Pese a todo, si uno coge el global, que 10 años dan para mucho, su legado es inmejorable. Esas carreras por el extremo que acababan en gol. Esos lanzamientos en estático en los que tuviera más o menos ángulo el balón acababa en el fondo de la red. Ese penalti con el reloj a cero contra el Nexe. Esa campaña previa a irse al Oporto en la que su nivel fue de selección. Y sobre todo esa función de ‘pegamento’ del vestuario, donde no sólo destaco que en toda su carrera nadie me ha hecho un mal comentario sobre él, sino que en los recientes momentos malos y de menor protagonismo, porque en los buenos nunca hay problema, nunca puso una mala cara ni tuvo una mala palabra.
Gente así es la que contribuye a los éxitos. Desde luego, a mí dame siempre un Carrillo para mi equipo. Ojalá que el Benidorm pueda ver al mejor José Mario.
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