Sin buscar una revolución, sabiendo de la confección de la plantilla, pero con la intención de imprimir al equipo un carácter nuevo y especialmente la necesidad de remar en la misma dirección, la Sociedad Deportiva Ponferradina tenía más o menos clara cuál era el perfil del técnico que debía sustituir a José Gomes. Que su salida era una posibilidad no solo para él, sino también, para el club había hecho que la dirección deportiva con Tomás Nistal al frente llevase semanas contactando con diversas opciones. Un cásting del que salió el nombre definitivo, la que fue su primera opción: David Gallego.
Reúne el técnico catalán todos los requisitos y además añade uno que era importante de cara al mes de enero, su conocimiento del mercado nacional. Un entrenador cuya idea futbolística no difiere en exceso de la de José Gomes. Le gusta a Gallego que sus equipos sean protagonistas, que tengan el balón e intenten dominar al rival, pero tampoco le gusta la posesión estéril y no duda en buscar el juego directo si es necesario. Además, tampoco se encadena a un dibujo fijo, pudiendo utilizar el 4-3-3, el 4-2-3-1 o el 4-4-2, optando además por la movilidad de sus jugadores y la intensidad y la presión alta como herramientas.
Quienes le conocen dicen que Gallego es «puro temperamento», va siempre de cara y no se callaSin embargo, si por algo destaca el nuevo entrenador de la Ponferradina es por su carácter. Quienes le conocen aseguran que Gallego es «puro temperamento», hasta el punto de que la temporada pasada trabajó con un ‘coach’ con el objetivo de canalizar esa sangre caliente hacia cosas positivas. Conocida es en Gijón, su última experiencia como técnico, su bronca con el vicepresidente del Sporting. «Ahora tenéis otro motivo para echarme», le dijo tras no serle claro sobre su futuro después de un empate en Huesca. Dos años con mucha presión en los que su cambio físico fue notable.
Un hombre que va de cara y acostumbra a no callarse las cosas por mucho que haya venido trabajando en evitarlo en ciertos momentos. Un carácter que, igualmente, le ha servido para ser un buen gestor de vestuarios y por tanto de egos, algo que a buen seguro vendrá bien en la actual Deportiva.
Un carácter forjado en su etapa como jugador, en la que pisó el barro durante muchas temporadas. Más de 300 partidos en Segunda B y más de 100 en la categoría de plata además de un breve paso por Primera en las filas del Recreativo de Huelva. Después dio el salto a los banquillos en su pueblo, Suria, donde llamó la atención del Espanyol para dar el salto a su cantera. Allí tuteló el crecimiento de jugadores como Marc Roca y se curtió a sí mismo y a sus chicos en derbis contra el Barcelona con más intensidad que muchos de Primera División. Un «obseso» del análisis según señalan los que han trabajado con él que hoy mismo se pondrá al frente de la Sociedad Deportiva Ponferradina tras llegar ayer a la capital del Bierzo. No habrá mucho tiempo para pensar por que el sábado en Málaga el equipo se juega mucho.
David Gallego, puro carácter y el balón como protagonista
El nuevo técnico de la Ponferradina destaca por su temperamento y por una propuesta que busca equipos dominadores e intensos
21/11/2022
Actualizado a
21/11/2022
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