El Congreso de Fútbol Aficionado celebrado esta semana en San Sebastián ha sido el marco en el que se ha presentado esta propuesta que tiene como cabeza visible al presidente de la Comisión de Clubes de la categoría, presidente de la Federación de Castilla y León Marcelino Maté y circunstancialmente máximo representante de la Nacional mientras dura el proceso electoral que terminará el 17 de mayo en una decisión que sin duda también influirá en esta potencial modificación de las competiciones según salga elegido José Luis Larrea o Luis Rubiales.
La división territorial fija permitiría acabar con el debate de cada verano en la Segunda División BUna propuesta de reforma que esencialmente divide la Segunda División B y la Tercera División en dos categorías cada una creando una suerte de ‘élite’ de ambas. De esta forma, la categoría de bronce nacional pasaría a ser una única liga de 20 equipos a la que se denomina ‘Segunda B Serie 1’ que sería de carácter nacional sin restricciones geográficas. Por debajo de ella, una ‘Segunda B Serie 2' los cuatro actuales grupos pasarían a ser tres divididos geográficamente (Galicia, Asturias, Cantabria, La Rioja, País Vasco y Castilla y León en el grupo I, Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares en el grupo II y por último, Madrid, Canarias, Castilla - La Mancha, Extremadura, Andalucía y Ceuta y Melilla en el grupo III).
No se ha hecho pública la forma en la que se producirían los ascensos, pero todo apunta a que bajarían tres equipos de la primera categoría para dar entrada a los tres campeones de los diferentes grupos, mientras que para lograr el ascenso a la Segunda División existiría la opción de dos ascensos directos y dos por ‘playoff’, cuatro directos o incluso reducir una plaza de descenso en la categoría de plata y seguir el mismo orden que para el ascenso a Primera.
Así mismo, tampoco se dio a conocer la manera en la que se clasificarán los equipos en la primera temporada, si bien todo apunta a que los 5 primeros de cada grupo actual al final de la 2018/2019 formarían esa ‘Serie 1’.
Del mismo modo, la Tercera División se dividiría también en dos, una ‘Serie 1’ con 6 grupos de 20 equipos divididos geográficamente (Galicia, Asturias y Cantabria en el grupo I; Castilla y León, La Rioja y País Vasco en el II; Aragón, Cataluña y Navarra en el III; Baleares, Murcia y Valencia en el IV; Canarias, Castilla - La Mancha y Madrid en el V y Andalucía, Ceuta, Extremadura y Melilla en el VI) y que quedarían vinculados de tal manera a la Segunda B por lo que se terminaría la polémica de cada verano a la hora de dividir los grupos geográficamente comenzando los arrastres en caso de acumulación de equipos.
Esto supondría el fin de las polémicas de cada verano por la distribución territorial de los equipos de Segunda B, ya que los grupos son fijos e inamovibles y quedan vinculados territorialmente a la nueva Tercera División, por lo que los ascensos irían ya a grupos determinados. Por debajo, se quedaría la Tercera División actual con sus 18 grupos de 20 equipos.
Dudas por resolver
Un modelo de competición que ahora necesitará de su discusión en la Federación Española que permita solventar muchas dudas, ya que además del tema de los ascensos y descensos que no se especificó al menos en la comparecencia pública del Congreso, tampoco se resuelve el problema de los filiales abriendo la puerta a más conflictos como el de la presente temporada con el Deportivo Fabril.
Solo el tiempo aclarará si el sistema se lleva o no a cabo ya que incluso un cambio en la presidencia de la Federación puede dejar en agua de borrajas este proyecto.
Más novedades
Aunque sí el principal, no fue el único tema que trató el Congreso de Fútbol Aficionado, que en cuanto a la Segunda B aprobó propuestas como la ampliación de las convocatorias a 18 jugadores, aplicar normas de La Liga en algunos sentidos sobre los clubes, horarios unificados fijos para las dos últimas jornadas o denegó otras como la utilización de los dorsales propios.
Fútbol juvenil
Del mismo modo, también se debatió en el Congreso largo y tendido sobre el fútbol juvenil proponiéndose también una modificación en el sistema de competición que pasaría a crear una ‘Superliga’ con dos grupos de 18 equipos que pasaría a ser la máxima categoría nacional, mientras que la División de Honor se quedaría en 6 grupos.