Las declaraciones de una veintena de árbitros de la liga española ante la Guardia Civil durante la investigación del denominado ‘Caso Negreira’ siguen desvelando pormenores de la relación entre el que fuera vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), José María Enríquez Negreira, y el Fútbol Club Barcelona.
Los últimos detalles, desvelados por el diario El Mundo y El Confidencial, tienen que ver con la opinión de varios colegiados, que declararon ante los agentes de la benemérita que el club azulgrana contrató a la mano derecha del presidente Sánchez Arminio para conseguir beneficios deportivos.
Uno de los testimonios más duros contra las intenciones del conjunto blaugrana fue el del excolegiado berciano José Luis González González, árbitro de campo hasta 2020, cuando pasó al VAR. Cuestionado por los posibles objetivos de los pagos del Barcelona a Enríquez Negreira, consideró que «querrían sacar algún beneficio deportivo».
Sin embargo, en su argumentación aclara que «José María les haría entender que tenía algún poder sobre los árbitros», dando a entender que la maniobra del Barça no tuvo efecto real alguno sobre los arbitrajes.
El árbitro considera que los pagos no se tradujeron en beneficios arbitrales pues Negreira no tenía ese poder
Para González González, tanto el que fuera vicepresidente del CTA como su hijo, Javier Enríquez Romero, «se aprovecharon» del cargo que ostentaba «para obtener un beneficio económico con miembros del club».
«Mi opinión es que Enríquez Negreira se puso de acuerdo con directivos o miembros del Barcelona para beneficiarse a título particular con estos pagos y repartírselos entre ellos», explicó en su declaración ante la Guardia Civil.
En ese sentido el colegiado considera «inútiles» los informes de asesoría arbitral del hijo de Enríquez Negreira para el club azulgrana, por los que éste pagó cerca de 8 millones de euros durante más de dos décadas: «Era un mero trámite para justificar los cobros».
González González se separa de la línea seguida por otros compañeros interrogados por la Guardia Civil en el marco de la investigación, que habrían declarado que Enríquez Negreira tenía poder dentro del CTA y una notable capacidad de influencia en los ascensos y descensos de los árbitros, con sus consecuentes subidas y bajadas de emolumentos.
En lo que sí coincide con el resto es a la hora de asegurar que el Barcelona creyó que pagando al vicepresidente de los árbitros podría conseguir algún beneficio de tipo arbitral, pero que en ningún caso estos pagos se acabaron traduciendo en alteraciones del arbitraje o los resultados de partidos.