El Elosúa se vuelve a vestir de corto

Los protagonistas del mítico equipo despidieron su reencuentro con León jugando un partido contra integrantes de otros conjuntos de baloncesto de la provincia leonesa

Jesús Coca Aguilera
19/05/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Los jugadores del Elosúa, momentos antes de comenzar de nuevo el encuentro. | MAURICIO PEÑA
Los jugadores del Elosúa, momentos antes de comenzar de nuevo el encuentro. | MAURICIO PEÑA
Reggie Johnson, Essie Hollis, Willy Villar, Tasio, Miguel Ángel Fernández, Tito, Víctor San Francisco, Urbano y Goyo, con Roberto Herreras, Xavi Fernández y Javi de Grado dirigiendo en los banquillos. Esa fue la formación de lujo que presentó ayer, casi 30 años después de haberse puesto por última vez esa camiseta, el Elosúa.

Y es que, varias décadas después, el Palacio de Deportes volvió a ver un partido de baloncesto en el que uno de los equipos vestía la mítica elástica amarilla y verde del Elosúa.

Fue el cierre de oro a una brillante edición del Foro Internacional del Deporte, que permitió a los leoneses volver a disfrutar de los que fueron sus ídolos, que el jueves dieron una inolvidable charla en el San Francisco y este viernes disputaron un tremendamente divertido ‘all-star’ que les midió a un equipo formado por integrantes de otros conjuntos de baloncesto de la provincia leonesa.

A Reggie, Hollis y Villar se  les unieron de corto Miguel Ángel, Tasio, Tito, Víctor San Francisco, Urbano y Goyo ¿En las gradas? Para que el ‘deja vu’ fuera completo, estaba hasta la ‘Peña El Tambor’. ¿Sobre la pista? Antes de comenzar se guardó un minuto de silencio en memoria de todos los antiguos jugadores que ya no están; y después quedó claro aquello de que quien tuvo retuvo.

La edad no perdona, está claro. Pero la calidad también perdura. Hollis tiene 63 años, pero la primera que tuvo la enchufó. Reggie Johnson va ya por los 61, pero aunque lo de bajar y subir rápidamente no puede ir ya con él, sus movimientos en la pintura perduran.Y Willy Villar, que tiene 48, se marcó en su acción inicial una penetración con gran bandeja que levantó a los asistentes al Palacio.

Una pachanga con el objetivo claro de divertirse y hacer disfrutar. Y que sin duda cumplió el objetivo. Lo hizo la gente, también los protagonistas. El reencuentro ha tardado, pero sin duda ha merecido la pena.
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