'El partido que nadie quiere jugar'

El entrenador del Ademar, Dani Gordo, analiza el España-Polonia

Daniel Gordo Ríos
01/02/2015
 Actualizado a 12/09/2019
Cadenas, durante el encuentro de femifinales frente a Francia, por delante de Jorge Maqueda. | EFE
Cadenas, durante el encuentro de femifinales frente a Francia, por delante de Jorge Maqueda. | EFE
Tras la conclusión del partido de semifinales del Mundial de fútbol que enfrentó a Argentina contra Holanda, en el cual la ‘naranja mecánica’ fue derrotada en la tanda de penaltis por la selección albiceleste, el técnico holandés Louis Van Gaalafirmaba que «los partidos por el tercer puesto no deberían ser jugados».

Y en parte, no le faltaba razón.Algunos lo llamaban final de consolación,otros hablan de una segunda oportunidad, pero para un equipo ganador, para un verdadero deportista, no hay consuelo que valga y la oportunidad de jugar una final de un Mundialquizás no vuelva. No tener la opción de jugar por ser el mejor puede resultar muy frustrante.
Por eso hoy es el día que más tiempo hay que invertir para preparar al equipo. El trabajo no será ni técnico, ni táctico ni físico. A pesar de jugar 8 partidos en apenas dos semanas, la labor del cuerpo técnico, sanitario y capitanes será la de recuperar al equipo.

Recuperarlo psicológicamente de un ‘mazazo’ como la derrota ante los franceses y empezar a concienciar al grupo de que el encuentro que se va a disputar hoy tiene un valor muy importante para todos los que formamos el balonmano español. Antecedentes, por desgracia los hay. Este mismo grupo ya fue capaz de sobreponerse en el ultimo Europeo, donde tras perder con nuestra ‘bestia negra’ el equipo fue capaz de ganar el bronce a Croacia, que no supo mostrar el juego que le había llevado hasta semifinales. España sí lo hizo y por eso ganó.

Nuestro rival de hoy es una selección de un país con un balonmano emergente y, paradojas de la vida, están donde estángracias, entre otros factores,a la labor diaria de dos técnicos españoles, Talant Dujshebaev y Manolo Cadenas. Nos espera una selección que nos conoce muy bien y que conocemos muy bien. Con una buena defensa y con gran poderío en el lanzamiento exterior. Será un partido que se decida desde la defensa, ya que como se vio ante Francia el ataque de ambas selecciones empieza a ser menos fluido, el cansancio físico empieza a pasar factura y las labores defensivas se imponen a las ofensivas.

Habrá que trasformar emociones. La rabia por no estar en la final debemos cambiarla por ilusión y ambición por ganar un bronce que, aun sabiendo a poco, sirva como refuerzo para un grupo que día a día se muestra más compacto y con la mente puesta en Río.
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