Un corro en el que te recibe y cuida los detalles Héctor García, El Divino, y lleva el nombre de Memorial Felipe León, El Mago, la tarde huele a lucha de siempre. Si además en el primer combate la tarde aparece en la cuidada hierba la nieta de Cayo de Celis... uf.
Villaquilambre, que tuvo la desgraciade ‘ser la previa de la final de fútbol y eso se notó en las gradas y más aún cuando se acercaban las nueve de la noche;aunque en la tasca del campo pusieron una tele, que llegó a tener tantos espectadores como el corro. No suele tener la lucha un enemigo ‘cruel’ en el fútbol, pero hay fechas y partidos. Ayer era uno.
Volviendo al surco de la lucha, de la tierra de las leyendas, parece que lógico que los que más en el camino están de ser leyendas se apunten al carro. Y digamos ya que los tres más históricos de los tres pesos ‘altos’ se llevaron el trofeo:Lo hizo Moisés Vega, La Roca de Cistierna, en medios;lo hizo Tomás González, Tomasuco de la Vecilla, en semis y ese todavía muy joven Pedro Alvarado, pero que ya va sembrando el pánico con una sonrisa. Así es El Kamikaze.
Y con ellos, ese casi chaval que se quiere quedar ‘el vacío’ de ligeros y ya lleva dos corros de tres. Se midió en la final al otro ganador de un corro este año, El Míster, y el veterano luchador de Cistierna aventuraba, ante la sonrisa de su hijo Dante: «Me da que este año nos vamos a ver en muchas finales». Y Santi habla poco pero suele disparar a la diana.
La amistad entre ellos no condujo a una final plácida, nunca lo son con El Míster, hasta sangre hubo a borbotones en la cara de Flori, que se mostró pese a ello duro y rocoso, peleando el agarre y el cinto como requiere el rival y llevándose el corro, que fue ‘a brindar’ a sus padres, aunque su madre haya abandonado aquel grito de «¡Vamos Flori!», como si ya entendiera que el rubio (al que llamaban el moreno)camina solo. Raza tiene.
Santi aventura que habrá muchas finales entre él y Florián, de momento las tres, dos para Flori
En medios ya parece definitiva la marcha de Adri Rodríguez, el actual campeón. «No puedo más, llevo ocho años de sacrificios, de no comer, ni poder salir porque coges peso. Ni amigos, ni novia, ni familia... A semipesados, ni miedo ni hambre, nunca mejor dicho».
Pero sigue habiendo ‘madera’. Ahí ha vuelto por sus fueros La Roca, en ese peso aparece con su condición de Pistolero Silencioso David Riaño desde ligeros, Víctor Llamazares siempre lleva la lucha puesta, Chelín capaz de todo, Arce batalla pura, Gasi y su tiovivo ambulante...
La primera batalla de gallos fue entre David Riaño y El Hombre Tranquilo de Valderrueda, Víctor Llamazares, ganó con solvencia David, bajo la atenta mirada de su maestro Moisés, que se lo imaginaba en la final. Como finalmente ocurrió. A cara de perro. David lo intentó todo, hasta se cobró una entera, pero aunque el intento no está penado La Roca vuelve a oler a hormigón puro, por más que el Pistolero silencioso sigue dando pasos, adaptándose a la nueva categoría. Y ya ha ganado y ya ha sido finalista. Ojo. Con el que no hay que avisar es con La Roca, la duda era su lesión, que no parece lastrarle, al menos de momento.
Y si el intento no está penado en medios tampoco en semipesados, donde todos saben que el objetivo a batir es Tomasuco, que se mostraba feliz de que hubiera diez inscritos. «Y si bubiera más... mejor; el año pasado sufrí mucho ganando los corros casi sin luchar».
No pudo pararle Rodri y en la final se metió con Uco el ya citado Adri, de Villavente.
La Roca no parece resentirse de su gran miedo, la lesión; Uco y Alvarado siguen en plan ‘imperial’
El resultado de 2-0 no da idea de la batalla, Adri fue muy valiente, inicio los ataques, pero Tomasuco lo mismo se defiende que contraataca. Ayer lo hizo, cadrilada, voleo, intento de cruce y remate abajo entre la exclamación del gran Juanito: «Esto es lo bonito de la lucha». Coño claro.
Algo parecido ocurrió en pesados. La Roca o Uco de este peso es Pedro Alvarado, que pareció dar síntomas de no estar ante su mejor día con Jesús Quiñones, pero no era así, lo demostró en la final ante ese rival siempre peleón, valiente y luchador:Unai del Campo, de Puebla de Lillo.
Pero la victoria fue para la raza de los Alvarado, ese chaval que cada día mete más miedo.