Desde que se supo que España, el campo de la Finca Cortesín en Málaga concretamente, iban a acoger la Solheim Cup, seguramente la cita más especial del golf femenino mundial enfrentando cada dos años a las mejores jugadoras europeas y estadounidenses, la idea era que la cita supusiera un revulsivo para el deporte en el país. Para eso hacía falta una jugadora de la tierra, la navarra Carlota Ciganda y, a poder ser un triunfo europeo con protagonismo para ella.
Dicho y hecho. Ciganda fue en casa la mejor jugadora del equipo continental, venció los 4 puntos que disputó incluyendo el definitivo que le valía el empate a Europa y por tanto retener el título conquistado en la anterior edición. El primero en abrazarse con ella fue un berciano, su caddie, Álvaro Alonso Prada, clave para ella en un torneo que desde ya no se borrará de la memoria de ninguno de los dos.
–Habiendo estado en Juegos Olímpicos, ‘majors’... ¿es este el mejor torneo que has vivido desde que comenzaste como caddie?
–Sin ninguna duda. La Solheim es diferente a cualquier otro torneo, en primer lugar porque el golf pasa de ser un deporte individual a uno de equipo, representas a toda Europa y a nivel público, ruido en el campo, ambiente... es totalmente diferente.
–Además era difícil imaginar un desarrollo del torneo mejor que el que se dio
–Fue el guión soñado, es una de esas cosas que es muy difícil que pase porque se tienen que dar muchas casualidades para que tu punto sea el decisivo. Además siendo en España, se dieron todos los factores para que esto pasase. Carlota hizo un torneo espectacular, ganando todo los puntos, pero no solo eso, sin ir por debajo nunca en el marcador, lo peor que estuvo fue empatada.
–Carlota está haciendo un año muy bueno, pero ¿creíais que podía ser así de decisiva jugando con las mejores del mundo?
–Es cierto que viene de un año muy bueno, su golf está a los mejores niveles que ha mostrado y sabíamos que estábamos preparados para jugar los 5 puntos si era necesario. Al principio de la semana se nos planteó y pensábamos que solo íbamos a jugar 3, pero yo le dije a Carlota que si el viernes ganaba bien la capitana no se iba a atrever a dejarla sin jugar el resto. Lo hizo muy bien, ganaron con mucha solvencia y efectivamente nos cogió Suzann (Pettersen, capitana europea) y nos dijo que íbamos a jugar el resto.
–Además, el partido decisivo lo juega Carlota con seguramente la mejor jugadora del mundo, Nelly Korda
–Cuando me preguntaron el sábado que contra quién queríamos jugar yo dije que quería a Nelly. Carlota estaba para ganar a cualquiera y si éramos nosotros los que afrontábamos ese punto sabía que podía ser, pero también es una casualidad que fuese ese el enfrentamiento y que se diese como se dio. No se puede pedir más.
–¿Cómo habéis llevado el tema de la presión de jugar en casa, con muchos ojos pendientes de lo que pasaba en vuestros partidos?
–Yo creo que la presión de querer hacerlo bien en cualquier torneo, especialmente en este, la tienen todos los deportistas y antes de cada competición la sientes, a veces más, a veces menos. La clave para enfrentarla es hacer las cosas bien, las mismas de siempre, no cambiarlas ni hacer nada nuevo y eso fue lo que hicimos, plantear la semana como una más en el campo.
«Sin duda alguna ha sido el mejor torneo que he vivido desde que empecé, ha sido diferente a todo lo demás»
–¿Y el hecho de contar con más familia y amigos cerca qeu habitualmente?
–Nos aislamos totalmente de ello, a la familia la vimos en el campo jugando, ni nos fuimos a cenar con ellos ni les vimos. Estuvimos siempre con el resto del equipo porque es lo que debíamos hacer.
–Como caddie, ¿cómo afecta jugar un formato tan distinto en el que ya no solo dependen de tu jugadora los golpes?
–Sí que cambia mucho, desde jugar enfrentamientos directos a jugar golpes alternos... es muy diferente. Hablas con el otro jugador, con el compañero, dónde están más cómodos, quién sale de cada hoyo, si hay que hacer un ‘layup’ desde qué distancia prefieres que te quede la bola... interactúas mucho y es un trabajo de equipo. También tomas más riesgos que un torneo con el formato habitual, es muy diferente.
–Respecto al campo es obvio por el resultado que lo habéis sabido leer muy bien incluso con condiciones muy cambiantes en los ‘greenes’, con el viento el domingo...
–Es un ‘campazo’. Yo no lo conocía, pero me pareció espectacular. Sí que es cierto que los ‘greenes’ fueron muy claves, tenían mucha caída, la velocidad ha cambiado muchísimo... para hacerse una idea el ‘stimp’, que es lo que lo mide, ha pasado de 1,5 a 13, que es una barbaridad. El cómo ajustar esa velocidad, las caídas... en todas esas cosas es fundamental no cometer errores para evitar tres ‘putts’ y es cierto que el domingo el viento lo condicionó todo mucho, fueron condiciones muy complicadas.
–¿Qué supone este torneo para ella?
–Sin duda le va a dar una confianza tremenda, solventar un torneo así como lo ha hecho la da para pensar que lo puede hacer también en un ‘major’ o en unos Juegos. No tengo ninguna duda de que entre sus objetivos está conseguir el primer ‘major’ para el golf femenino español o una medalla el próximo año en los Juegos. Esto le da confianza incluso para creer que de verdad puede convertirse en la número uno del mundo.
–¿Y para tí personalmente un motivo más para reafirmarte en la decisión que tomaste después de Tokio?
–Para mí el cambio de trabajar con Gaby López a Carlota fue una decisión muy importante. Con Gaby estaba muy bien, hacía muy buen equipo y cada vez íbamos mejor, pero me apetecía un reto como el de Carlota, a la que he seguido desde siempre, venía de no tener sus mejores años pero yo creía mucho en su potencial. Para mí era muy ilusionante poder empezar ese proyecto de intentar ayudarla a conseguir sus metas, me arriesgué, di ese cambio y estoy muy contento con ello.