Las lluvias y la nieve han contribuido a un aumento considerable de los cauces en todos los ríos de nuestra provincia y refuerzan las reservas de los embalses que se recuperan para asegurar el consumo anual del liquido elemento. Este aumento del caudal es el que aprovechan las truchas para remontar y llegar a las cabeceras de los ríos para desovar. El instinto de procrear se pone en movimiento para las truchas porque ha llegado la época de la freza para perpetuar la especie.
Los frezaderos, que son los lugares elegidos por las truchas para desovar, suelen tener forma elíptica, los construyen en aguas someras, suelo de arena-graba, pequeñas piedras y zonas soleadas. Estas aguas son ricas en oxígeno y de no mucha velocidad, el nido está concebido para protegerse básicamente de depredadores y siempre buscan una zona soleada para que la incubación llegue a buen puerto.
Estas zonas se hacen visibles ya que las truchas, remueven las grabas limpiando el fondo de lodos y posos. Los frezaderos suelen estar en zonas que se sitúan en localizaciones muy definidas, donde la pendiente es gradual y la velocidad de las aguas y la granulometría son las idóneas. La localización de la zona de freza es fácil, pudiéndose delimitar con claridad la totalidad de los nidos.
En León la freza no se produce al mismo tiempo en todos los ríos, en el Bierzo y en los ríos regulados se suele adelantar si lo comparamos con las zonas de montaña. Es en invierno; diciembre y enero, cuando las truchas en su quehacer de procreación descuidan su instinto de supervivencia y están expuestas a los ataques de sus principales depredadores, furtivos y cormoranes, pero tienen más enemigos. Las presas instaladas en nuestros ríos, con sus infranqueables muros, les impedirán el remonte obligándoles a frezar en lugares poco idóneos.
En León la freza no se produce al mismo tiempo en los ríos, en el Bierzo y los regulados se adelanta a los de montaña
Este aprovechamiento desmedido de los recursos hídricos ha saturado a los ríos del norte peninsular con toda clase de infraestructuras, perjudicando notablemente el paisaje fluvial y los peces, pero en especial a las truchas que necesitan ascender río arriba en busca de los frezaderos para completar su ciclo reproductor.
Las truchas se reproducen por medio de sus órganos sexuales. Las hembras tienen dos ovarios, los cuales producirán miles de óvulos para conformar las huevas. Los machos poseen dos testículos con un conducto por el cual esparcen el semen. Se reproducen una vez al año y en invierno, pero ya a finales de verano van desarrollando su sistema reproductor. Las hembras, que suelen ser la primera en llegar al frezadero y que son las que soportan el peso de su construcción, dan fuertes coletazos sobre el fondo arenoso levantando los sedimentos finos que son arrastrados por la corriente quedando las gravas limpias y formando así el nido. Los machos, mientras esto sucede, se disputan el territorio hasta que el más fuerte se hace con el control quedando los demás a la expectativa por si tuviesen ocasión de participar.
Cuando la hembra pone los huevos, que son de color anaranjado, entre las gravas, el macho dominante los fecunda inmediatamente y la hembra seguirá con sus coletazos sobre la graba para preservar los huevos cuyo número y tamaño dependerá de su talla. Los machos suelen permanecer por un tiempo en las zonas de freza, aunque las hembras lo hayan abandonado. Tras algo más de dos meses, 410º día, nacen los alevines que se refugiaran en zonas tranquilas y de poca corriente. Se alimentarán del saco vitelino durante quince o veinte días y a partir de ahí lo harán por si solos presentando ya las características especiales de los salmónidos.
Aunque las puestas sobrepasan los dos mil huevos tan solo llegaran a adultos entre un 5 y un 10 %
Esto tendrá lugar entre febrero y marzo, siempre antes de la apertura de la veda, pero durante las primeras jornadas de pesca debemos de respetar esas zonas por que siempre pueden darse retrasos. especialmente en las zonas de freza, durante estas primeras jornadas.
Aunque las puestas sobrepasan los dos mil huevos tan solo llegaran a adultos entre un 5 y un 10 %, pero estas pérdidas naturales, aunque muy significativas, no son el problema más importante, sino la acción de los furtivos, los cormoranes y la contaminación. Son tiempos de observancia y protección para ellas y sus frezaderos.
Su crecimiento está relacionado con la calidad del hábitat; contaminación, temperatura del agua y alimentación. Las hembras crecen más que los machos y todas crecen más en los embalses y ríos caudalosos que en los ríos de montaña. Durante la freza y en pleno invierno su crecimiento puede ser nulo. Si cogemos una escama y la miramos con una lupa veremos unos anillos similares a los de los árboles, anillos de crecimiento, que nos indicarán los años de la trucha.