"Fue una aventura y un sueño que se hizo realidad"

Agustín Montoya, Miguel Estrada, Sara Castrillo y Mabel García, presidente, técnico y las dos jugadoras leonesas del ascenso, se reúnen para rememorarlo 20 años después

23/05/2024
 Actualizado a 23/05/2024
Agustín Montoya, Mabel García, Sara Castrillo y Miguel Estrada, reunidos 20 años después del ascenso en el patio de las Agustinas. | MAURICIO PEÑA
Agustín Montoya, Mabel García, Sara Castrillo y Miguel Estrada, reunidos 20 años después del ascenso en el patio de las Agustinas. | MAURICIO PEÑA

Si había un lugar perfecto para juntarse 20 años después del ascenso que marcó sus vidas deportivas, tenía que ser ese en el que empezó todo, el patio del colegio de las Agustinas en el que comenzó a jugar un equipo que fue pasando por todas las categorías según crecían sus componentes y acabó subiendo a la máxima categoría.

En aquellos primeros días de 1989 estaba Miguel Ángel Estrada como entrenador y Sara Castrillo siendo una niña siendo la líder de su equipo. Cuando aquel 23 de mayo de 2004 lograron subir a Liga Femenina, los dos continuaban, poniendo fin a un camino difícil de igualar por nadie y que transcurrió desde un equipo benjamín hasta la máxima categoría del baloncesto femenino español.

Justo al cumplir dos décadas, los dos se reúnen junto a la otra jugadora leonesa de aquel equipo, una Mabel García que seguiría luego tres años más con él en Liga Femenina, y un Agustín Montoya que era el presidente de aquel proyecto con el que se volcó.

Juntos por primera vez en el mismo lugar desde hace más de dos décadas, a la hora de ponerse al día para quien menos han cambiado las cosas es para Estrada, que continúa de profesor en las Agustinas. «¿No te apetece volver a entrenar?». «Ojalá, si alguien me lo propone lo miraría». 

Estrada se las tuvo con el entrenador rival y Mabel se lesionó de gravedad sólo 5 días después del ascenso

Mientras Agustín Montoya sigue metido dentro de la Asociación Española contra el Cáncer, Sara Castrillo trabaja como militar y acaba de regresar hace poco a León, y Mabel García es socorrista y está estudiando para sacar las oposiciones de Guardia Civil.

«Fue una aventura increíble y un sueño que se hizo realidad, vivimos tantas cosas increíbles después que pueden ser más llamativas, pero nada hubiese sido posible sin aquel ascenso en Sóller», recuerda Miguel Ángel Estrada, que tiene clara cuál es la anécdota que más recuerda de aquel ascenso: «Les metimos en el primer partido a jugar en un San Esteban llenó a reventar, y se quejaron mucho por el pabellón, pero luego llegamos allí y resultaba que  el suyo era peor. Además, tras ganarnos el segundo encuentro, al ir a felicitar a su entrenador, su respuesta fue que si el domingo había justicia volverían a ganar, que reconozco que fue algo que nos sentó muy mal y luego le recordé al subir».

Mabel: «Fuimos poco a poco creyéndonoslo y acabamos consiguiéndolo. Ese ascenso está clavado en la memoria»

Agridulce acabó siendo por su parte para Mabel, que apenas cinco días después del éxito se lesionó de gravedad al romperse el ligamento cruzado de su rodilla «en el último entrenamiento de toda la temporada, un viernes por la tarde previo a la final», pero que pese a ello tiene el ascenso «como un recuerdo clavado en la memoria, de esos que nunca se olvida. Tengo guardados los vídeos y los recortes de los artículos de los periódicos de aquello, que fue inolvidable, fuimos poco a poco creyéndonoslo y acabamos consiguiéndolo».

El final perfecto de un camino que protagonizó desde el primer minuto fue para Sara Castrillo, que tenía «grabados los dos años anteriores en los que teniendo opciones hasta el final no ascendimos», reconoce que «ascender y hacerlo fuera de casa fue la leche», y recuerda cómo «parece ya que fue en otra vida, era el premio a todo el trabajo y a tantas horas de entrenamiento, a muchas horas de sacrificio».

‘Llegar y besar el santo’ fue por su parte para Agustín Montoya, para quien el ascenso llegó en su primer año como presidente: «Recuerdo que todo empezó cuando fui a una reunión de equipo y Miguel me preguntó al salir, ¿qué te parece?, y yo le dije que bueno, que creía que faltaba un proyecto. Acabé entrando y esa fue una alegría que nunca olvidaré, le tengo muchísimo cariño a todos los integrantes de aquel equipo».

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