Cuando estás en dinámica negativa, con muchas dudas en el juego y los resultados, y visitas a un equipo enrachado, es clave un buen inicio que evite que a ti te aparezcan los nervios y el rival por contra vaya remando a favor de corriente.Y para el Abanca Ademar en Huesca, el arranque no pudo ser mejor. Porque a partir del 4-5 cogió la delantera en el marcador, llegó a marcharse hasta de ocho goles (7-15) antes de irse al descanso y supo jugar con esa renta para que nunca bajara de los cuatro tantos y se acabara imponiendo por 29-35, logrando dos puntos con los que recuperar moral y mantenerse en séptimo lugar.
Fue un triunfo con tres claros protagonistas, dos de los cuales brillaron desde el inicio. Por un lado Saeid, que está acostumbrando a hacer partidos de extremos y en esta ocasión le tocó el bueno, el de salirse, con un recital de paradas de todos los tipos e incluso cortes de contraataques, con Huesca perdiendo infinidad de balones bien intentando tirar desde su campo sin portero o bien lanzando sin acierto la transición.
Ademar rompió el partido con un 1-8 que puso el 7-15. David fue clave para irse y Deividas para mantenerlo Por otro David Fernández, que por fin tuvo el protagonismo que se le echaba en falta en la segunda vuelta. Marca diferencias el lateral con su versión más agresiva en esta liga, pero en 2023 apenas se le había visto. Este domingo sí. Acabó con siete tantos y en 10 minutos de partido llevaba ya cuatro goles y tres asistencias, liderando el 6-9 que tenían los leoneses en ese momento.
Fue ahí donde estaba iniciándose el parcial que marcó el partido. Porque del 6-7 se pasó con un tremendo 1-8 al 7-15, con la defensa variando entre el 6-0 y el 5-1 y parando la ofensiva oscense, y el ataque rindiendo a gran nivel incluso sin necesitar la mejor versión del normalmente líder en ese aspecto Juan Castro, visiblemente tocado físicamente.
Ni mucho menos tiró la toalla Huesca, que de hecho tras esa máxima ventaja endosó a los leoneses un 4-0 con el que poner el 11-15, pero nunca pudo bajar de ahí y la diferencia osciló ya siempre entre los cuatro y los seis goles hasta que a 5 para el final el Ademar volvíaa marcharse de siete tantos.
El Ademar tuvo 4 exclusiones en la primera parte pero las solventó bien, con Huesca muy errático a puerta vacía Y si no estuvo más cerca, además de porque el porcentaje bajo palos de Saeid nunca bajó, fue porque Deividas Virbauskas no les dejó. Aportó desde el extremo como siempre Antonio Martínez, que acabó con seis goles pese a fallar un penalti y una contra solo. Hizo daño en seis metros, pese a no tener el mejor porcentaje, un Santista con quien los leoneses echan de menos que no esté al 100% pero que aún así se deja el alma y es fundamental. Pero el mejor fue el central lituano, que sigue dejando como mínimo abiertas las dudas sobre si no se debería intentar su continuidad.
Acelerado como siempre, para lo bueno y lo malo, esta vez esa velocidad no provocó numerosas pérdidas como ante el Cuenca, sino que rompió por completo la defensa rival en un reflejo de lo sucedido una semana atrás en Granollers.
Ocho goles de ocho lanzamientos, sin necesidad de tirar penaltis, metió el lituano, que convirtió en costumbre que o él o Saeid aparecieran cada vez que podía complicarse el partido.
Huesca respondió con un 4-0 a la máxima ventaja leonesa. De ahí al final la diferencia siempre estuvo entre 4 y 7 Que Cadenas tenía que pedir tiempo porque Huesca estaba 12-16 y el Ademar, que solventó muy bien las inferioridades tras tener cinco en el primer tiempo, estaba con uno menos, pues Deividas marcaba y los leoneses acababan yéndose cinco arriba al descanso.
Que mediada la segunda parte los locales estaban a cuatro (20-24) y con una contra para bajar la distancia a tres, pues Saeid salía a cortarla y el lituano metía dos goles seguidos para devolver los seis de diferencia al marcador.
Que a falta de 7 minutos el Huesca se ponía de nuevo a cuatro (23-27) en su última bala para buscar una remontada heroica, pues el Ademar respondía con un 0-3 ya definitivo con Castro marcando un penalti, Antonio resolviendo desde el extremo y un ‘golazo’ que era el octavo y último de Deividas.
Esta vez sí el Ademar recuperaba su mejor versión. Una de la que sentirse orgullosa pero que falta mantener en el tiempo y no ver en sólo en pequeñas y separadas dosis.