Isidoro, otra víctima más de los riesgos de las aventuras asiáticas

El prestigio de los entrenadores españoles de balonmano ha hecho que hayan sido muchos los clubes y selecciones asiáticas que en los últimos años han desviado su mirada hacia ellos para intentar comandar sus proyectos.

Unas ofertas, acompañadas casi siempre de extraordinarias propuestas económicas, muy superiores a las que pueden encontrar en Europa, pero que traen consigo una tremenda inestabilidad por los vaivenes en la dirección que son comunes a prácticamente todos esos combinados.

Y la última víctima de los riesgos de las aventuras asiáticas, que ya sufrieron otros exentrenadores del Ademar como Rafa Guijosa en su día con Irán o Dani Gordo recientemente con el Al Ahly, es Isidoro Martínez y el que era su segundo Diego Dorado, que han puesto fin a su etapa en la selección de Kuwait tras cancelar la Federación su contrato.

«Nos querían imponer unas condiciones distintas a las firmadas, residiendo allí o yendo a cada concentración» «Hemos estado muchos días allí durante esta etapa, han sido cinco meses muy intensos, pero en agosto ya veíamos que había movimientos extraños en la Federación, con una parte poniendo zancadillas y un enfrentamiento que nos pilla en medio», explica el entrenador afincado en León, que añade cómo «a finales de agosto dimite el director técnico que es quien nos contrata y en septiembre nos quieren poner unas condiciones distintas a las que habíamos firmado, de residir allí o estar cada vez que hay una concentración, obligándonos a quedarnos en Kuwait ese mes mirando al cielo. No lo hicimos y nos llaman y dicen que hemos contravenido una orden directa, incumplido una norma y que se cancela el contrato».

Se pone fin así a una aventura con dos medallas de bronce en los tres campeonatos disputados con la selección absoluta y la júnior en este periodo de tiempo, «por resultados desde luego no podía ser», y que ha provocado que les lleguen otras ofertas de Asia tras esa reacción, incluida una del campeón de Arabia Saudí para jugar la Super Globe y otra especialmente atractiva de la selección de Bahrein, presente en el último Mundial donde pasó el primer grupo.

Sobre las proposiciones Isidoro reconoce que «propuestas hemos tenido, es señal de que se valora lo que estábamos haciendo, pero ahora mismo no hago perder el tiempo a nadie porque no lo valoro, quiero centrarme en mi trabajo en la Universidad».

Otro impás de una carrera atípica, donde al priorizar otros aspectos sobre el deportivo Isidoro no había vuelto a entrenar desde dejar la selección española júnior a la que llevó a lo más alto, y que ha tenido un mal final cuando definitivamente se decidió a volver.