Es fácil reconocer en la semana antes del partido que es uno de ‘esos días grandes’. Cuando se suceden aquellos amigos o conocidos que no suelen ir al campo y te dicen que van a acercarse. Cuando centra los comentarios en grupos en que habitualmente la Cultural no es tema de conversación. Cuando eres consciente de que a los fieles la espera se les hace eterna y los nervios empiezan a llegar.
Entonces, sabes que es de esos días. Por desgracia, la Cultural hacía mucho que no vivía uno de esos. Y para mayor lamento, normalmente en este tipo de citas ha terminado cayendo. Pero este puede ser el año, porque esta vez la moneda cayó de cara. Esta vez acabó con fiesta en vez de funeral.
Se ganó, pero por encima de todo se disfrutó. Quedaban 20 minutos para que empezara el encuentro y la estampa dejaba claro que la gente iba a responder. La pasarela que atraviesa el Bernesga rumbo al Reino va llena, la cola en el fondo norte llega al Palacio de Deportes, la de las taquillas se aprecia a la altura delas escaleras que dan acceso a la tribuna y preferencia oeste...
No sólo nadie ha querido perdérselo, sino que la gente está muy metida. En un campo como es el de la Cultural poco acostumbrado a animar, antes del minuto 5 ya se escuchan los gritos de aliento. Y hay paciencia, aunque el Albacete está siendo superior. Ni un reproche, sólo ánimos. Con gran alegría, parece que no hubiera acertado mi previsión de ‘hoy es el día que, si pierdes, todavía hay 100 que pitan al equipo’.
Pasan los minutos. El Albacete domina. La grada sufre. Abel Mourelo manda en el banquillo leonés, pues Rubén de la Barrera está sancionado. Situado en la cabina central de prensa, opta por el móvil... o directamente en algún momento de tensión intenta transmitir sus instrucciones al banquillo con gritos o gestos.
Y sale Aketxe. Muchos aplauden, un gran número pita. Como suele pasar en estos casos, el vasco marca... y los que habían optado por el aplauso cambian de bando tras ver la celebración.
Aunque, para festejo, el que llegó con el empate de Ortiz. Y por supuesto, con el 2-1 de Gallar, a quien la grada despide puesta al completo en pie. Y, por fin, con el pitido final.
Todos celebran. Todos sueñan con su rival preferido. El equipo lo festeja. Grita junto a la afición. Palatsí salta la valla y sube las escaleras hasta abrazarse con alguien en la tribuna. Yeray coge una bandera del público y ‘torea’ con ella entre gritos de ‘olés’.
Si con un encuentro así no han logrado enganchar a muchos de los no habituales, es que es imposible conseguirlo. Sin duda un gran número volverá. Sólo 15 minutos después de acabar el partido ya tenía un mensaje: ‘Pregunta de uno que no va nunca a verlos: ¿juegan así siempre?’.
Es el mejor legado posible de un equipo que engancha.
'¿Juegan así siempre?'
Contracrónica Cultural-Albacete: 'De las señales que dejaban claro que era uno de esos ‘días grandes’, a las colas en la entrada, los nervios de De la Barrera en una cabina y la fiesta con Yeray de torero’
13/10/2016
Actualizado a
16/09/2019
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