La fuerte inversión no evita el descenso

En la base pasa como en el primer equipo. El dinero que se destina a la planificación deportiva no se invierte de la mejor manera. Y a la vista están los resultados. El Júpiter Leonés a día de hoy es equipo de Regional Preferente y el Juvenil A ha perdido la categoría de División de Honor.

En el caso concreto del juvenil A, el hecho de no conseguir la salvación en División de Honor ha molestado mucho en la academia y, por lo tanto, también al director general.

Y es que las marcas Cultural Leonesa y Aspire Academy dejan de publicitarse en las ciudades deportivas más mediáticas del mundo, como son, por ejemplo, Valdebebas o el Cerro del Espino.

Los jugadores suelen proceder de los mismos intermediarios con los que trabaja el primer equipoPero más allá del descenso, lo que ha molestado a la dirección del club es el cómo se ha descendido. El equipo juvenil pierde la categoría con 11 jugadores de fuera de León a los que les paga la residencia durante su estancia en el club.

La cuota de la residencia está valorada entorno a los 600 euros mensuales, siendo más de 5.000 el gasto en todos ellos a final de mes y más de 60.000 si tenemos en cuenta la temporada completa.

En las canteras profesionales o las que están cerca de serlo, la forma de actuar es tener una base de jugadores locales y de la zona e invertir en dos o tres piezas de fuera que den el salto de calidad a la plantilla. Pero fichar a once jugadores de fuera no es lo normal.

Más allá de la cifra, lo que llama la atención es la procedencia de esos jugadores. Al igual que sucede en el primer equipo, el club trabaja con un número reducido de representantes que son los que terminan firmando jugadores en la Cultural, tanto para el primer equipo como para el fútbol base.

La temporada no fue bien desde el principio para el juvenil A. Cantabrana no dio con la tecla, ni en lo futbolístico ni a nivel interno y se produjeron las salidas de 4 jugadores de forma voluntaria debido a los problemas internos de un equipo que ocupaba los puestos de descenso.

Con el objetivo de cambiar la dinámica, el club acude al mercado de fichajes de invierno para reforzar al equipo en su intento de salvar la categoría. Y los dos jugadores que llegan al juvenil blanco son de fuera, uno de Cantabria y otro del País Vasco.

Al final, el desenlace fue el conocido por todos y el equipo terminó perdiendo la categoría de División de Honor con una jornada de antelación.

El juvenil tuvo a más de 10 jugadores de fuera de León esta temporada en la que ha terminado descendiendoLa pregunta es, ¿por qué no han jugado más jugadores de León ni de la casa? Si la respuesta es porque no tienen nivel, el club tendría que replantearse la forma de trabajar la cantera porque son jugadores formados por el club blanco desde que son pequeños. ¿Qué sucede durante la formación para que luego no tengan el nivel necesario?

Es especialmente curioso lo que ha sucedido con la generación que acaba de terminar la edad juvenil. Los del 2004 son el único equipo de León en ganar un campeonato regional en la historia, lo hicieron en edad infantil.

En la base del club blanco estaba considerada como una de las mejores generaciones en la que se tenían puestas muchas esperanzas. Pero ha resultado maltratada y solo un puñado de ellos han llegado al último año de juvenil.

Lo que se entiende, es que más allá de los resultados y viendo la procedencia de los jugadores, el fin del juvenil a en particular, y del club en general, no es deportivo. Si no se harían las cosas de otra forma.

La temporada del centenario se ha terminado pintando de negro.

Con el baloncesto fuera de la fase de ascenso, el primer equipo salvado la última jornada, el femenino con apenas 11 jugadores en los partidos, el Júpiter Leonés estando descendido a día de hoy, además del caso comentado del juvenil, la única alegría la ha dado el segundo juvenil al ganar la liga regional. Pero no puede ascender de categoría porque el juvenil A ha descendido.