La quinta del dron, la tele y las luces

Se apagan las luces. Suena la música, con fuerza y volumen, y del fondo del pasillo de luces surgen Priscila e Isa Justel. Acaba de empezar el corro nocturno de Quintana de Rueda bautizado como la batalla. Cuando llegan a la hierba se encienden las luces y toma protagonismo el deporte más antiguo de esta tierra, los viejos aluches con medios nuevos, mientras un dron vigila desde el cielo con unas luces que tal vez confundan a Iker Jiménez. Es el rito que se repite con todos los combates de esta segunda mitad del corro que dejó solo a los cuatro mejores en categoría masculina y a las dos finalistas de la femenina, que es lo que eran en ligeros Priscila e Isa.

Los cuatro de ligeros se van al pasillo de luces para romper la noche con lucha. Víctor Llamazares y David Riaño, el campeón y la promesa, se meten en la final a costa de Jorge Iglesias y Jesús el de La Braña. La megafonía recuerda que Víctor ‘El Hombre Tranquilo’ lleva ganados los tres corros disputados, varias ligas… y David escucha mirando al suelo, como si temiera que le leyeran los pensamientos que viene masticando desde Cistierna, escuchando a su padre Chucho, a su hermana Bea que le insisten en lo mismo… puedes, David.

Y empieza la lucha. No sé si el dron confundió a Iker, no creo; pero sí hizo furor en la grada otra vieja frase de la tele: “La noche me confunde”. Y cuando Víctor se quiso despertar, David le había dado caída y media, con calidad y valentía, creyendo a Chucho y Bea. Quiso despertar Víctor con media caída complicada para la que algunos pidieron videoarbitraje pero al regreso al cinto… David remató. La sorpresa viaja en dron. El chaval de Cistierna, aliñado con sangre de Valdeón y Nava de los Caballeros, avisa de lo que viene. Por más que no me gustaría ser el siguiente rival de Víctor en el próximo corro.

La Roca no sabe de horarios

A Moisés ‘La Roca’ le allanó el camino de la final Diego Arce al no acudir a la cita que se había ganado pero al de Moscas la noche no le confunde pero sí le da trabajo y parece que hacia ella se fue.

Frente a él se ganó la presencia el ‘David Riaño de medios’, Adri el de Villavente. Es una forma de decirlo, haciendo el paralelismo entre el campeón y el aspirante, al que esperan en su tierra soñando que es el sucesor de su maestro, El Junco.

Pero a Moisés, La Roca, no parece que le confunda ni la noche ni el día ni las luces y solventó su único combate de la mitad nocturna sin dar ninguna opción al bueno de Adri.

Tomasuco, más uco que nunca

Si La Roca nada quiso saber de contagio con la derrota de Víctor, Tomasuco no entiende la lucha más que como él la hace, de rompe y rasga y hasta la victoria siempre, de ahí que el soldado en la vida real sea comandante en los aluches.

La sorpresa volvió a ser el joven Alberto del Cojo, el de los Espejos de la Reina va de alegría en alegría y estaba otra vez entre los cuatro mejores, y ya era feliz con eso. En la final quien se metió el siempre atento a cualquier resquicio Omar Liquete. Pero El Comandante Tomás lucha con un apodo compuesto de su nombre, Tomás, y el apodo de su abuelo, Uco el de La Vecilla, que suman su Tomasuco final. Y Uco anda por el hospital, cosas de sus esplendorosos 90 años, y el nieto le quería levantar tan alto el trofeo que lo pudiera ver desde la ventana del hospital. Y a buen seguro que lo vio y escuchó como el chaval solventó la mitad nocturna con la rabia de quien no quiere sorpresas. Uco habrá sonreído con su sonrisa al biés y habrá sumado otra historia a las mil que ya cuenta de sus décadas de luchador, maderero y paisano, que todo lo es. Ni el minuto de los contratiempos le despistó, cuando se fue la luz o al director general le patinó un poco la memoria y a Quintana llamó Quintanilla, no parece grave.

Un kamikaze que supo no serlo

Y hablando de abuelos, la sangre estaba muy presente en pesados. En una de las semifinales se medían Pedro, el descendiente del patriarca de este deporte con 110 años, Antonio Alvarado; y del otro lado del cinto Unai del Campo, que perdió a su abuelo esta semana y por él se guardó un minuto de silencio (junto al recuerdo por la madre de Santi El Míster, también fallecida estos días). Fue a cara de perro, los dos tenían muy clara la meta que buscaban, y la victoria fue para Alvarado.

Por el otro carril venía la sorpresa de la tarde, el joven de Villacorta Jorge Rodríguez, que se medía a Víctor J., El Canario de Villaquilambre, y el chaval no se arrugó y se fue por los 126 kilos de V.J., al que dio una entera muy trabajada pero a su rival nunca se le ha visto tan motivado como este año. Quiere una liga. Y si de sangre hablamos en su caso piensa más en su hijo.

Era el último combate. El Canario que más pesa, frente al Kamikaze que menos teme, aunque en la misma final de Villaquilambre el de Cistierna se tuvo que retirar ‘mancado’ y ahora recuperado.

Víctor J., no quiere que se le acabe la gasolina, su gran problema, y se fue a por él sin pensarlo, pero, por una vez, Pedro estaba a la espera, dos veces, y sacó una preciosa renta de caída y media que obligó a Víctor a buscar la heroica y el chaval remató con un sutil toque en el talón.

Fin. El dron vuela. Las autoridades entregan premios, son más de las doce de la noche y hasta la ola de calor se sumó para ayudar. Fin al corro de las luces. La verdad es que no tuvo sombras.

CLASIFICACIONES

Ligeros
1º David Riaño, de Cistierna
2º Víctor Llamazares, de Valderrueda
3º Jorge Iglesias, de Vega de Espinareda
4º Jesús Martínez, de La Braña

MEDIOS
1º Moisés Vega, La Roca de Cistierna
2º Adrián Rodríguez, Adri de Villavente
3º Samuel Sánchez, de Cistierna
4º Diego Arce, El Balilla de Moscas

SEMIPESADOS
1º Tomás González, Tomasuco de La Vecilla
2º Omar Liquete, del Ferral del Berenesga
3º Alberto del Cojo, de Los Espejos de la Reina
4º Pablo Ferreiro, de Mozos de Cea

PESADOS
1º Pedro Alvarado, El Kamikaze de Cistierna
2º Víctor J. Hernández, de Villaquilambre
3º Unai del Campo, de Puebla de Lillo
4º Jorge Rodríguez, de Villacorta