Sin duda hoy por hoy la provincia de León tiene el privilegio de poder disfrutar de algunos de los mejores ríos del mundo, en cuanto a calidad y cantidad de truchas. Sin duda queda mucho por mejorar, pero se puede hacer. Hasta ahora lo que tenemos se ha conseguido con el esfuerzo conjunto tanto de pescadores, como de la sociedad en general, no solo de las Administraciones.
Esa es la parte buena del asunto. Frente a ella nos encontramos con el desatino de las incongruencias que son el pan nuestro de cada día de la pesca en León. Tal vez haya llegado el momento de ponerlas sobre la mesa, con la esperanza de buscar soluciones o al menos explicaciones.
Debemos comenzar en estas fechas con un muy merecido recuerdo al evento más antiguo y querido de pesca de nuestra provincia. Teníamos en primavera y desde hace más de 50 años nuestra conocida y reconocida Semana Internacional de la Trucha de León, el balcón que se abrió al mundo para mostrar nuestras riquezas e invitar a compartirlas. Un evento que, aunque necesitado de fomento y apoyo económico, siguió adelante con mucho trabajo e ilusión, aportada por su organización, por los participantes, por los visitantes y por los leoneses en general.
Digo teníamos, porque ya no tenemos, pues nuestros políticos desde Valladolid así lo decidieron unilateralmente. Este año han llegado dineros para el fomento de la pesca, pero parece ser que la Semana Internacional de la Trucha de León no los merecía y así ha desaparecido tal cual la conocíamos, por pura y dura imposición.
Ni un solo euro se ha apostado por mantener 50 años de nuestra historia, y eso ahora que volvemos a ser la envidia del mundo en cuanto a la riqueza de nuestros ríos, que indiscutiblemente fueron, son y … patrimonio leonés. A cambio se propone una Semana Internacional de la pesca de Castilla y León, con un montón de novedades, promesas, ferias y festejos tan futuribles como increíbles, y posiblemente hasta innecesarias. La “Semana”, la formaban personas, sentimientos, amistades, camaradería, admiración y devoción a la pesca y a la naturaleza. Esa era su esencia. Y eso ni se compra, ni se vende, ni tampoco se crea de la nada, pero si se puede destruir. Sobre este desacierto, sirva de muestra un botón, se ha determinado que este evento se va a celebrar fuera de la temporada de pesca, en el mes de octubre. Increíble pero cierto.
Destaquemos también el nulo interés de promoción, y llegado este momento, de necesaria y obligada conservación, de algo tan emblemático para la provincia como es nuestro Gallo de León, el primer y único animal en el mundo criado en exclusividad para la pesca con mosca. Si se perdiese, sería algo irreparable para todos los pescadores del mundo. La defensa del Gallo de León, está unida a la apuesta por nuestra pesca a la leonesa, la modalidad cuyos señuelos – moscas-, se adoban y aderezan con sus plumas. Su exclusividad hará también que seamos los exclusivos culpables de su desaparición.
"No se ha apostado por mantener 50 años de nuestra historia, y eso ahora que volvemos a ser la envidia del mundo con nuestros ríos"
Continuemos con nuestro Manuscrito de Astorga, escrito en 1624 y más conocido y reconocido fuera de nuestras fronteras que en casa. Esta parte de nuestra historia desapareció en el año 1964, cuando la entonces Diputación de León y sus políticos de turno, decidieron regalárselo a Franco. Desde aquella fecha hasta hoy, pocos han sido los esfuerzos de nuestras Instituciones por averiguar su paradero, y muchos menos los realizados por lograr su recuperación, pues si de algo estoy personalmente convencido es que no se quemó en Meirás.
Este año se cumplen 400 años de su redacción. Institucionalmente no parece que se le dé importancia alguna a esta efeméride, y ya transcurridos más de seis meses desde el comienzo de este 2024, poca celebración oficial se prevé. 2024 debería haber sido el año dedicado a enseñar al mundo el Manuscrito de Astorga y su importancia, sin embargo, todo quedará en un brindis en noche vieja o, a lo más, tomaremos un vino a su salud por San Froilán. Y mira que se ha intentado. Sin duda otra oportunidad perdida.
Ni tan siquiera el Aula del Río, lugar de encuentro de pescadores y esperanza de nuevas generaciones, ubicada en Vegas del Condado fue merecedora de llevar el nombre de Juan de Bergara y de Lorenzo García, artífices del Manuscrito de Astorga, y sí el de mi admirado Miguel Delibes, al cual por fortuna le hacen justicia los muchos y bien merecidos reconocimientos recibidos.
El pasado año se impuso la gratuidad de las licencias de pesca en nuestra Comunidad, para todos los pescadores del mundo y durante 5 años, ni más ni menos. Todo ello con la oposición de los propios pescadores, que sí que queremos pagar, porque también queremos que esos dineros repercutan en la mejora de nuestros ríos.
"2024 debería haberse dedicado a enseñar al mundo el Manuscrito de Astorga, pero todo quedará en un brindis en noche vieja"
Pequeñas cantidades que sumadas pueden ayudar, si en ello se emplean, en la limpieza de ríos y márgenes, acondicionamiento de zonas para los pescadores, etc…, e incluso alguna mesa o banco para uso público. Y ya sería un sueño recuperar aquellos refugios de pesca donde el día más desapacible y frío se hacía llevadero, al menos a la hora del almuerzo. Vamos, lo que antiguamente se conocía como gestión. Pues ahora sobra esa colaboración, y casi paralelamente nuestra opinión.
Cómo va a contar lo que opinemos de algo que nos regalan. Pues no, esto no debería ser así. Nuestra provincia, sin duda escasa de recursos industriales, mineros, ganaderos, etc. …, sí necesita de nuevas fuentes de ingresos, y además tiene derecho a ello. Si nuestra economía está abocada a tener que sobrevivir con los dineros del turismo, ¿por qué ahora que están viniendo más pescadores nacionales y extranjeros que nunca, se regala está oportunidad, y se niega a León poder aprovecharla? Ellos también quieren aportar su colaboración por disfrutar de este paraíso, sin duda. Este turismo, cuenta y suma, pero debe de hacerlo para todos, no para unos pocos. Esos dineros deben revertir en conservar lo que tenemos, y mejorarlo. No olvidemos el cuento de la lechera.
Que nadie saque pecho presumiendo de que esta decisión de regalar las licencias de pesca ha hecho duplicar o triplicar el número de pescadores, aunque suponerlo interese, no es cierto. En la pesca hay escaso o muy escaso relevo generacional, y nuestros veteranos pescadores, por unos u otros motivos, van abandonando el río. La matemática no engaña y somos menos de los que éramos, pescadores a la orilla del río, me refiero. Lo que ocurre realmente, es que “a caballo regalado no se le mira el diente”, y hasta mi suegra, a la cual envío recuerdos, e incluso el gato, tienen licencia de pesca. Por si acaso, total, es gratis.
Conste también que la llegada de pescadores foráneos a nuestras tierras, es igualmente mérito compartido, y no de nuestras Administraciones. La belleza y encanto de nuestros paisajes, nuestros ríos, la riqueza de truchas de la que hoy disfrutamos, nuestra gastronomía, nuestros monumentos e historia, nuestra Semana Internacional de la Trucha de León, el paisanaje, el desencanto de otros destinos clásicos de pesca a lo largo del mundo, las redes sociales, … y que coño, que León desde siempre huele a trucha. Estos y no otros han sido los factores impulsores de este turismo. Todo ello se debe cuidar, si se gestiona de manera inapropiada todo se perderá, ya ha ocurrido.
Llegamos a la pesca a la leonesa, también reconocida fuera de León más que entre los leoneses. Nuestra forma única y tradicional de pescar truchas con moscas artificiales, practicada en León desde al menos los tiempos del Manuscrito de Astorga, y sin duda mucho antes. Una modalidad de pesca singular y única en el mudo, y nuestra. Tan importante, que avala y concreta el cúmulo de conocimientos, destrezas, ingenios y artesanía que compone una parte fundamental de nuestro patrimonio cultural en la interrelación entre el hombre, y la mujer, que también las hubo y no pocas, y el río.
Donde y cuando nació la pesca con mosca es muy difícil de determinar, pero sin duda, si no fue en estas tierras, si fuimos pescadores a mosca aventajados. La pesca a la leonesa debería ser reconocida como una parte del legado de nuestra tierra al patrimonio de los pescadores del mundo, además de por su transcendencia histórica, avalada no solo por el Manuscrito de Astorga, sino por algunos más que poco a poco se sumarán a él, porque la pesca a la leonesa se sigue practicando en la actualidad, y eso sí que no podemos dejarlo perder.
"Aquí seguimos, siendo la cuna de la pesca con mosca, pero sin un museo de la pesca, ni una escuela"
La ley 9/2013 de 3 de diciembre de Pesca de Castilla y León, llevaba sin modificarse desde su creación. Ya con anterioridad a ella, se propuso que era de sumo interés incluir la definición de pesca a la leonesa en esta Ley, pues si queremos fomentar y proteger algo, lo mejor es definirlo.
Se trata tan solo de decir que es y cómo se practica, dejando constancia de su importancia histórica y su singularidad. Pues bien, desde entonces y hasta hoy, se ha hecho caso omiso a esta petición, y siempre la respuesta ha sido que hasta que no se modificase la Ley 9/2013, no se podría añadir. Pues bien, el 14 de mayo se ha modificado esta Ley, modificación que no ha tenido a bien recoger la definición de pesca a la leonesa, aunque sí por poner un ejemplo, recoge la exención para algunos pescadores del cumplimiento general del artículo 51 de la Ley, que obligaba al empleo de una sola caña durante el ejercicio de la pesca en aguas trucheras.
No parece una norma muy justa, y hasta cierto punto discriminatoria. A mí personalmente hay momentos que hasta me sobra la única caña con la que pesco, debido al inexpugnable estado de la vegetación de gran parte de las orillas de nuestros ríos. Hay asuntos que parece importar más que otros, en fin…
Y aquí seguimos, en la provincia de los ríos, en la cuna de la historia de la pesca con mosca, sin un museo de la pesca, cuando hay cientos de ellos a lo largo y ancho del mundo sin apenas motivos que mostrar, pero están. Sin una escuela de pesca para descubrir a las nuevas y menos nuevas generaciones nuestro patrimonio y cultura. En una provincia atravesada cada año, de este a oeste y también de sur a norte, por miles y miles de peregrinos, gente que mira, ve, escucha y cuenta.
Y todo ello pese a que la ya mencionada Ley 9/2013, de 3 de diciembre, de Pesca de Castilla y León, en su primer artículo dice: El objeto de la presente ley es regular, proteger y fomentar el derecho al ejercicio de la pesca y el ordenado aprovechamiento de los recursos piscícolas en todos los cursos y masas de agua situados en los límites territoriales de Castilla y León.