"Lo que veía como una quimera ha sido un sueño increíble de 10 temporadas"

El extremo leonés José Mario Carrillo se despide por segunda vez, "y esta tiene más pinta de adiós definitivo", de un Abanca Ademar que le deja "una huella imborrable"

Jesús Coca Aguilera
04/06/2021
 Actualizado a 04/06/2021
Carrillo mira la pista del Palacio en el que tantos partidos disputó y en el que mañana disputará su último partido como jugador del Ademar. | SAÚL ARÉN
Carrillo mira la pista del Palacio en el que tantos partidos disputó y en el que mañana disputará su último partido como jugador del Ademar. | SAÚL ARÉN
El 5 de diciembre de 2009, en un partido en el que el Ademar que entonces dirigía Jordi Ribera venció con comodidad al Cangas, comenzó una aventura que se ha prolongado durante más de una década.

Aquel día, en el tramo final y con el triunfo ya asegurado, debutó uno de esos jóvenes que despuntaba en el filial. Un extremo de 18 años llamado José Mario Carrillo, que de hecho metió dos goles en los dos lanzamientos de que dispuso en su estreno en la liga Asobal.

Un jugador que con el paso de los años fue ganando peso, convirtiéndose en referente y capitán de un equipo que ya abandonó una vez, en 2016, para poner rumbo al Oporto, pero al que regresó dos años después para arrancar una segunda etapa que este sábado, en el choque en el Palacio frente al Granollers, llegará a su final por segunda y salvo gigantesca sorpresa última vez.

Jordi Ribera le hizo debutar con 18 años en Cangas: «Era jugar en el equipo que desde niño veía en la grada» Es el final de una era para Carrillo, al que los problemas físicos han impedido tener continuidad y recuperar en estas campañas el nivel que había alcanzado antes de marcharse por primera vez de León, y al que le tocará dejar el club de su vida ante la apuesta de Cadenas por Jaime Fernández y Adrián Casqueiro para el extremo izquierdo, continuando su carrera eso sí en otro equipo de la zona alta como el Benidorm.

«Jugar en el Ademar ha marcado una huella imborrable para mí. Estar en el equipo que has visto desde pequeño, al que ibas a ver en la grada de niño.... veías cómo una quimera estar ahí y ha terminado siendo un sueño increíble de 10 temporadas», recuerda emocionado José Mario Carrillo, que ve «un orgullo el haber tenido continuidad y llegar a ser capitán del equipo».

Se despide del Ademar por segunda vez y, si la primera fue decisión suya, esta es por parte del club, pues cuenta cómo «hace mes y medio Cadenas se reunió conmigo y me explicó que tenemos tres extremos y que quería trabajar ya con Casqueiro, confiar más en él porque también le ve más polifacético en defensa por su físico. Respeto la opinión y lo único que hice fue agradecerle todos estos años, porque fue de hecho uno de los artífices de que me dedicara a ello ya que confió en mí para empezar a subirme al primer equipo cuando era cadete y juvenil».

No le pilló de hecho por sorpresa, pues relata cómo «siempre esperas contar en el proyecto y confías en ello, pero era consciente de que dependía de si Jaime salía o no, y a raíz de que renovó vi que era difícil».

«Cadenas me dijo hace mes y medio que no seguía. Lo respeto, es de los artífices de que me dedique a esto»12 años después de su debut con el Ademar llegará su despedida, pues aunque ya vivió una y luego regresó, Carrillo no oculta que «esta tiene más pinta de adiós definitivo. No sé qué va a pasar en el futuro, ni cómo voy a estar yo físicamente ni a nivel de balonmano, pero es obvio que la primera vez que me despedí sí era más factible volver y ahora lo es un poco menos».

¿Entre los recuerdos imborrables? El del año del debut: «Antes de que se fuese Cadenas al Barça ya había ido a varios amistosos y con anterioridad al debut entré en convocatorias, pero no jugué hasta ese día con el Cangas, que metí dos goles y me fui súper contento a casa», recuerda el extremo, haciendo hincapié en que «ese año ya jugué muchos partidos, porque además hubo un momento en el que se lesionaron a la vez Ortigosa y Stranovsky, así que lo hice contra Barça, Ciudad Real...».

Eso sí, a la hora de quedarse con un momento de su carrera en León, «ya que no pude disfrutar de ningún título, que en aquella Copa Asobal con Jordi aún no tenía ficha y en la de Antequera que perdimos en la prórroga me vi con el primero pero no lo rematamos», Carrillo se decantaría por «el pase a la fase de grupos de la EHF cuando le metí un penalti al Nexe con el reloj a cero, que fue un estadillo de alegría».

«Mi mejor momento fue el gol al Nexe para pasar en la EHF. El peor, el concurso y la doble cirugía del aquiles» ¿Y los peores? «Me quedo con dos. El primero la crisis económica que acabó en el concurso, que me pilló joven pero ya era profesional en el primer equipo y tuve que madurar mucho e informarme de muchas cosas que en la vida pensaba tener que tratar con ellas. Y el segundo la doble cirugía en el tendón de aquiles del año en el que vuelve al Ademar, que tras operarme volví a jugar y regresaron los dolores porque no me lo habían hecho bien y tuve que irme a Madrid a hacer otra intervención».

Y es que han sido esos problemas físicos su gran condena de esta segunda etapa en filas ademaristas: «El primer año con Guijosa, cuando me empezaba a encontrar bien tuve que operarme y luego ya no levanté el vuelo. Luego en el que vuelve Cadenas creo que fue bueno,pero Jaime estaba muy en forma y no tuve tanto protagonismo, aunque creo que hice buenos partidos sobre todo cuando se fue al central; y en esta campaña empecé bien, pero luego tuve la lesión de menisco y ahora creo que una vez que está hecha la planificación deportiva para el año que viene Cadenas está dando más minutos a los jóvenes para que vayan formándose».

«Todos los jugadores queremos jugar mucho y por ese lado me hubiese gustado tener más protagonismo en este tramo final, pero entiendo la posición de Cadenas y el club», incide sobre ello Carrillo, dejando claro que «yo he seguido intentando trabajar al máximo y así será hasta que abandone el Palacio».

Y es que a nivel mental no han sido fáciles estos años: «Ha sido complicado. El primer año lo pasé bastante mal, porque no sabía si volvería a jugar sin dolores ni tienes claro cómo quedarás tras una lesión del tendón de aquiles, pero estoy muy agradecido a todos los que me apoyaron, que también me ayudó a levantar el vuelo, y el hecho de tener familia me ayudó a estar ocupado y ver todo de otra manera».

¿Su mensaje de despedida? «A la afición es muy sencillo: que gracias por haber estado ahí en las buenas y en las malas. Cuando todo salía bien me querían muchísimo, pero cuando han ido mal me han seguido apoyando. Ojalá que sigan apoyando muchos años y puedan tener éxitos, yo también disfrutaré de ellos desde la distancia».

Porque el Ademar pierde un jugador. Pero no un ademarista. Eso seguirá siéndolo esté donde esté.
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