Asistimos al nuevo formato de la LXVI edición de la Semana Internacional de la trucha con la savia de la pesca cortocircuitada. Con la elección de estas fechas del 4 y el 5 de octubre, un nuevo muro corta la salida natural de los pescadores a la mejor fuente de su disfrute, en la montaña leonesa.
En esta novedosa edición, se ha optado por restringir a los pescadores participantes a un corto espacio de un río regulado, y por encajar al colectivo general en el estrecho corsé de unas normas competitivas federativas. La parte competitiva, minoritaria, aunque con un lobby muy activo, se toma por el todo, evidenciando una grave falta de conocimiento de la realidad sociológica de la pesca en Castilla y León por parte de los gestores autonómicos.
Por otra parte, si es Semana Internacional, convendría recordar a los actuales responsables que, en numerosos países de nuestro entorno, como Alemania, Austria y Suiza, no se practica ningún tipo de pesca competitiva. Además, por lo que hemos podido comprobar en muchos destinos de pesca europeos, desde Noruega hasta León, pasando por Austria, Bosnia, Italia, Eslovenia y Croacia, los pescadores que viajan y gastan no son principalmente los de competición, lo que cuestiona este nuevo formato como motor turístico.
Como decíamos, reduciendo la Semana a una mera competición de dos días en un corto tramo de río regulado, este “innovador” formato sepulta el mejor sabor y tradición de 55 años de historia del evento, expulsando a los pescadores amantes de disfrutar su afición en la naturaleza sin pretensión de competir a la carrera y cambiando de puesto a golpe de silbato.
Desde AEMS Ríos con Vida, decana en la defensa de los ríos, la pesca sostenible y la igualdad de oportunidades en el acceso y ejercicio de la pesca, entendemos que el río debe ser espacio de encuentro de todos, no sólo de una minoría elitista, y la gestión pesquera debe sumar, no restar.
No se puede declarar "prescindibles" a todos los pescadores que no comulgan o no les satisface la idea de un "open de pesca" competitivo, para quienes pescar es una actividad recreativa, sujeta a normas, pero en libre relación con la naturaleza. ¿A quién molestaba que todos los pescadores que acudían a la Semana pudieran elegir cotos de montaña naturales en la mejor época del año? ¿Y cómo han podido despreciar y excluir a las personas mayores, pescadores de toda la vida, en este sucedáneo de Semana?
Reiteramos al Sr. Consejero, a sus asesores y amigos: olviden y corrijan cuanto antes este dislate. Devuelvan la Semana de la Trucha de siempre a la pesca y a los pescadores, recuperen su seña de identidad y las tradicionales fechas de celebración en junio que fomentaban el disfrute de los ríos y sus valiosos recursos, no como propiedad de un grupo restringido de competidores e intereses económicos, sino como bienes comunes, de todos los ciudadanos.