Mientras el Abanca Ademar navega en medio de una tempestad en la liga, donde ahora mismo hay más sufrimiento que diversión con la obligación de alejar cuanto antes el fantasma de la zona de descenso que se apareció tras la pésima primera vuelta, en el horizonte tiene ahora al menos su particular isla del tesoro.Un lugar para la esperanza, para soñar con que Europa aún es posible y se puede salvar la temporada con otra hazaña copera. Para eso habrá que esperar a que el sorteo te ponga por el lado contrario al del Barcelona y a que el Ademar siga mejorando su nivel mucho más de lo que ya lo ha hecho en el arranque de la segunda vuelta para tener opciones, pero al menos hay un clavo ardiendo al que agarrarse.
Porque del 25 al 27 de marzo el equipo ademarista estará en la ‘final a ocho’ de la Copa del Rey en Antequera, donde se metió tras eliminar al Nava haciendo buenos los nueve goles de renta de la ida y pese a caer por 27-23, la máxima renta local del choque.
El Ademar salvó sin perder dos dobles inferioridades, una en el único momento delicado, con 12-9 en la primera parte En realidad el Ademar no brilló pero el pase nunca peligró. Sólo hubo dos momentos delicados, de esos donde un parcial local hubiera podido dar alas al Nava, haciendo que creyeran que el milagro fuera posible y abriendo la eliminatoria.
El primero, como se esperaba, estaba en el arranque. Y aunque el Ademar tardó cuatro minutos y medio en marcar su primer gol y llegó a ir perdiendo 5-3 en esos primeros compases, un parcial de 0-3 le puso por primera vez por delante y dejó en nada esa intentona inicial segoviana.
El segundo, quizá más peliagudo, cuando varios errores consecutivos en ataque provocaron que los de Zupo cogieran su máxima ventaja, tres goles (11-8), llegando a tener ataque para irse de cuatro y evitándolo un muy destacado Papantonopoulos con una gran intervención.
Sin embargo el Ademar, sobreviviendo incluso con 11-9 a una doble inferioridad tras un error en un cambio, en la cual hizo una gran defensa y forzó falta en ataque, reaccionaba y se iba con empate (12-12) al descanso, dejando claro que el pase no estaba en juego.
Debutó el canterano Víctor Fernández, se pudo reservar a Gonzalo y se reivindicaron Boskos y Papantonopulos Sólo el honor de la victoria quedó ya en el aire, más aún porque ninguno de los dos conjuntos consiguió despegarse ni marcharse de más de dos goles hasta los cinco minutos finales, llevando el resultado igualado hasta el final.
Boskos, ‘tocado’, sí que jugó y fue de hecho el máximo goleador visitante, pero al menos Cadenas sí que pudo reservar al renqueante Gonzalo, que no llegó a salir porque cuando iba a hacerlo para tirar un penalti fue el mal cambio que supuso su exclusión.
Valió también el choque para que debutara el canterano Víctor Fernández, que jugó casi toda la segunda parte y demostró que puede aportar electricidad y desequilibrio desde el central; para que Jozinovic siguiera cogiendo ritmo tras su larga lesión; para demostrar que Soljic, que no jugó ni un minuto, no cuenta en absoluto en los planes del técnico ademarista, así como para que los otros dos pivotes, Santista y Liapis, fueran la cara y la cruz, con el brasileño volviendo a dejar patente que ha dado un paso adelante tras el parón y el griego por contra poniendo en evidencia su involución.
¿Y la victoria? Pues tras ir empate (19-19) en el ecuador y entrar con 23-22 a los últimos ocho minutos, llegando a salvar al final el Ademar otra doble inferioridad, acabó con la victoria local con la diferencia más amplia(27-23) en todo el partido, en lo que suponía la primera derrota de 2022... pero una más dulce que ninguna de las sufridas en esta temporada.