Se tomó con calma su periodo de recuperación, alargando un par de semanas la previsión inicial de baja. Ni la Ponferradina ni el propio futbolista quisieron correr riesgos con posibles recaídas pese a que, por momentos, el centro del campo del equipo de Javi Rey estuvo cogido por pinzas.
Tras sufrir ya en pretemporada unas molestias que terminaron en rotura muscular, Borja Fernández volvió a los terrenos de juego el 19 de octubre, disputando seis minutos contra el Barça Atlètic y, a partir de ahí, también sumó participaciones desde el banquillo ante Cultural, Zamora y Real Unión, a lo que hay que añadir una titularidad en Copa del Rey frente al Escobedo. Por ello, sorprendió su falta de minutos contra el Barakaldo y, especialmente, contra el Amorebieta en El Toralín, pues el contexto de partido, con la Ponferradina perdiendo 1-2 al descanso, podía ser favorable para sus cualidades. Muchos aficionados se preguntaban por qué el gallego había vuelto a desaparecer de los planes de Rey, y la explicación es triste: la vuelto a sentir molestias en el aductor.
En el entrenamiento del pasado viernes, en la previa del choque contra el Amorebieta, volvió a sentir dolor en el mismo músculo que se dañó en pretemporada, por lo que en las próximas horas se someterá a unas pruebas médicas que determinarán el alcance de este nuevo percance. Pese a ello, Borja entró en la última convocatoria, aunque no estaba apto para jugar. De hecho, ni calentó.
De sufrir una nueva rotura, se abriría otro periodo de recuperación para un futbolista que apenas ha podido mostrar su valía en la Ponferradina, después de ser uno de los centrocampistas más destacados en el Grupo II de la Primera Federación durante la pasada campaña con los colores del Algeciras. Marco Doué, Markel Lozano y un incombustible Vicente Esquerdo, que apenas ha descansado 38 minutos en liga, seguirían siendo las únicas opciones del cuerpo técnico para la línea medular, a los que se podría sumar en situación de emergencia algún comodín como Borja Valle o Brais Abelenda.