Son amplios los ejemplos de hijos que han seguido los pasos de sus padres en el mundo del deporte de élite. Algunos dirán que va en los genes, porque una cosa es querer y otra es que tantas veces consigan llegar a un lugar donde sólo llegan unos privilegiados. Otros, que ayuda el vivir ese mundo desde pequeño y tener claro lo que quieres desde un primer momento.
Casos hay a montones y, mirando sólo al fútbol y a la élite española en estos momentos, en el Atlético Simeone dirige a su hijo Guiuliano que está rindiendo a gran nivel y en el Real Madrid Carlo Ancelotti tiene dentro de su staff técnico a su vástago Davide. Y dentro de la familia Llona, el actual técnico de la Cultural, Raúl, también tiene en casa a quien quiere seguir sus pasos para intentar llegar algún día a donde está él.
Porque si uno de sus hijos juega en la cantera culturalista y otro en la Real Sociedad un tercero, Alejandro, tuvo claro que su pasión estaba en el banquillo y entrena desde que con 16 años, una vez terminada la ESO, pudo sacarse el carnet de entrenador, siendo ya esta su cuarta campaña como técnico y dirigiendo en ella al infantil A de la Cultural, donde está en mitad de la tabla en Primera Regional.
«A su madre no le hizo gracia. Yo cuando lo plantea lo único que le digo es que se forme lo máximo posible y disfrute»
'De tal palo, tal astilla', para alegría de algunos y menos felicidad en otros. "Yo tenía claro que quería dedicarme a algo del fútbol, y como veía que de jugador no llegaba, valoré otras opciones y la de entrenador era la que más me llamaba, así que lo comenté en casa y recuerdo que a mi madre no le hizo mucha gracia", señala Alejandro, recordando Raúl sobre ello que "cuando él plantea que quiere serlo yo lo único que le digo es que se forme lo máximo posible, que disfrute de lo que haga y que ya el tiempo dirá a dónde puede llegar, porque es muy joven".
"Yo empecé también muy pronto, con 14 o 15 años, entrenaba a niños y mientras jugué siempre entrené, todo lo que he podido compatibilizar lo he hecho hasta que ya te dedicas de manera profesional", señala el técnico de la Cultural, incidiendo en que "no tengo claro si eliges tú ser entrenador o ser entrenador te elige a ti. Yo primero queria ser futbolista y cuando dejo de serlo sé que quería ser entrenador, pero es un mundo tan grande y a la vez tan reducido, que vas pasando escalas y no sabes hasta qué nivel va a llegar tu límite".
Pero una vez que está empezando, y aunque ahora dirija todavía a equipos de base, obviamente verle en algo a lo que tú te dedicas amplía los nervios en el día a día: "Sufro más viéndole a él entrenar que jugar a los otros dos. Pero sufro más por él, por cómo gestiona él las situaciones, que por lo que está pasando en sí. Como tampoco sé muy bien a veces cuál es la idea que quiere plasmar, no pienso en si yo haría eso o si el equipo pide esto a ver si lo cambia, me limito a ver su comportamiento y del equipo, y si eso luego en casa poder comentar lo que he podido ver yo, pero siempre muy en segundo plano", reconoce Raúl.
¿Consejos? Me los pide si está con el agua al cuello. Es mejor, debo dejar que siga su camino y equivocarse es parte de él»
Y es que Alejandro sí que reconoce que le suele "preguntar qué ha visto, qué podría mejorar, y no me da la respuesta directamente sino que digamos que me hace pensar. Me dije si me he fijado en algo concreto, en qué han hecho ellos y qué podría haber hecho yo".
"Le suelo pedir consejos", reconoce, aunque Raúl señala que entre risas que "me los pide cuando está con el agua al cuello", afirmando ya hablando más en serio que tiene sus ideas y hace sus cosas y así es mejor porque debo dejar que él vaya haciendo su camino, en los entrenadores una parte importante es el error y equivocarte para luego poder sacar conclusiones, así que tampoco le insisto mucho en qué va a hacer o en preguntarle, me limito a contestar dándole mi opinión, sin decir que esto seguro que tiene que ser así, sino dejando una puerta para que pueda elegir. En casa comentamos bastantes situaciones de fútbol, preguntan mucho el porqué de las cosas y al final esa inquietud es la que te hace avanzar y formarte, creo que una parte fundamental de los entrenadores es tener claro por qué hacemos las cosas".
"Uno de los aspectos que menos se trabaja en cursos de entrenadores es la gestión del equipo como tal, la emocional, todo lo que rodea, no son sólo chicos sino padres, representantes, entornos… gestionar eso para determinades edades no es tan sencillo, necesitas experiencia que te pueda estar guiando para no equivocarte", añade Raúl, apuntando su hijo que "creo que lo más dificil es la gestión de vestuario, sobre todo cuando vas subiendo de categoría y de nivel, que entran muchas variantes en juego".
Alejandro: «Suelo preguntarle qué ha visto y qué podría mejorar, y no me da la respuesta directo sino que me hace pensar»
Eso sí, lo que ven más diferente es la gestión de tiempos para intentar ir subiendo escalones. "Se necesita una formación, no puedes estar directamente en un infantil, luego un juvenil y ya un Segunda RFEF, debes coger buena base, pero sí que me gustaría ir escalando lo más rápido posible", señala Alejandro, mientras que su padre incide en que "mo hay que tener prisa, hay que ir dando todos los pasos para ir cogiendo experiencia, necesitas muchos años para tener una idea de cómo puedes gestionar el equipo, cuál puede ser el modelo de juego y la forma de gestionar el día a día".
¿A la hora de tener referentes? Es obvio que teniendo a un líder de Primera RFEF en casa, aunque "me fije también en entrenadores de Primera y por ejemplo me guste mucho Guardiola", Alejandro se fija "mucho en mi padre por la cantidad de partidos suyos que ves. Lo que más me gusta de él es el rendimiento que saca a los jugadores, que muchos explotan con él".
Eso sí, lo que lleva peor "son las críticas a mi padre. Supongo que eso con el tiempo lo vas mejorando y que para mí lo podría llevar mejor, obviamente son de esas cosas que con la experiencia mejoras"; si bien Raúl reconoce que "no te acostumbras, pero lo aprendes a gestionar, en mi paso las sufren más en mi entorno que yo mismo. Al final entiendes que en nuestro trabajo, a un nivel alto, las críticas forman parte del juego, pero es la madurez lo que te da la capacidad de diferenciar las gratuitas de las constructivas o el protegerte de ellas. Aún así me considero un privilegiado porque no he tenido en mi carrera momentos de críticas muy duras, mi única destitución es el Alavés B que es un filial y además fue cogiendo al equipo en febrero casi hundido, como salvavidas que no sale".
Vivencias que deja el camino. Uno que Raúl lleva años recorriendo, aunque llegando cada vez más lejos y teniendo de hecho este año cerca culminar un sendero como es el que lleva hasta Segunda. Uno que Alejandro quiere recorrer también, con los pasos de su padre como guía pero siguiendo su propia senda.