El pasado domingo los radioyentes desayunábamos con una triste noticia. Durante la madrugada, en el madrileño Hospital Universitario La Zarzuela había fallecido de forma repentina el mítico locutor radiofónico Pepe Domingo Castaño. Su icónica voz era inconfundible. Podría considerarse el precursor de la publicidad animada en los maratonianos programas deportivos que copan la parrilla de las emisoras de radio generalistas durante los fines de semana. Pepe Domingo fue un erudito que forjó escuela. No en vano, son muchos los que recurren a las mismas herramientas discursivas para dar paso a los espacios comerciales que se anuncian de manera repetitiva en estos programas deportivos: Juanma Ortega, Juan Ochoa, Jorge Luis Armenteros, Javier Ruiz Taboada o Pablo Juanarena, son solo algunos ejemplos.
Su carrera alcanzó la cumbre gracias a la Cadena SER, donde se hizo cargo de la animación publicitaria del veterano ‘Carrusel Deportivo’. Aquí, cada fin de semana Pepe Domingo arrancaba con un enérgico "¡Hola, hola! ¡Comienza… Carrusel!"; para después soltar en unos pocos segundos una retahíla de calificativos que daban cuenta al oyente de lo que le esperaba al otro lado del transistor: "El de los goles, el de la emoción, el del espectáculo, el de siempre, el clásico, el único, el veterano, el del sonido inconfundible, el de la Cadena SER". Años más tarde, gran parte del equipo desembarcó en Cadena COPE. Pero Pepe Domingo, fiel a su estilo, siguió dando el pistoletazo de salida a cada edición de ‘Tiempo de Juego’ con su particular método.
Cuenta Pepe Domingo en sus memorias que de los frailes dominicos lo aprendió todo en esta vida. Se deshace en elogios hacia los que le brindaron formación de números y letras. Su educación se fraguó en diferentes centros vinculados a esta orden religiosa. Con tan solo nueve años ejercía de monaguillo en un pequeño convento de Padrón, a poco más de un kilómetro de Lestrobe, aldea donde nació.
Sin dejar el norte, su familia lo trasladó a Corias, en Asturias, donde estuvo estudiando cinco años. Finalmente, con 14 años, se desplazó a La Virgen del Camino. En la localidad del alfoz de León los dominicos acababan de abrir un colegio. Tanto es así que el propio Pepe Domingo relata que las instalaciones aún estaban sin terminar. A pesar de ello, apunta con orgullo, como su promoción fue la que inauguró oficialmente este colegio. Siendo ya una voz de prestigio en Cadena SER tuvo un pequeño gesto con la tierra que había pisado de forma fugaz en su época de estudiante.
Desde temprano, empezó a mostrar simpatía por el Club Deportivo Huracán Z, equipo de fútbol afincado en Trobajo del Camino y que militaba en la Tercera División Nacional. Cada fin de semana, durante las transmisiones de ‘Carrusel Deportivo’ preguntaba el resultado que había cosechado este humilde club. Tal era el aprecio que sentía por la entidad trepalense que, era habitual escuchar como lo calificaba cariñosamente como "mi equipo". Eso sí, con permiso del Real Club Deportivo de La Coruña, el Depor, su otra gran debilidad balompédica. Las lisonjas del gran Pepe Domingo no tardaron en llegar a la parroquia del Huracán Z. El círculo más cercano de este modesto club estaba henchido de alegría.
Y es que, para un sencillo equipo que transitaba en el cuarto escalafón del fútbol español se consideraba un auténtico premio que su nombre resonara cada fin de semana en el programa radiofónico líder. Como contraprestación, la directiva nombró Socio de Honor al locutor. Además, le envió el carné acreditativo, una camiseta del primer equipo firmada por los jugadores y otra elástica de entrenamiento rubricada por los integrantes del cuerpo técnico. Un gran lote para un gran aficionado.
Coincidiendo con los actos del quincuagésimo aniversario de la fundación del Colegio de los Padres Dominicos de La Virgen del Camino, allá por 2007, Pepe Domingo retornó a León y a su última etapa como estudiante. Decenas de viejos amigos se volvieron a encontrar durante unas horas. Hoy, muchos de ellos son figuras destacadas en sus profesiones: escritores, abogados, músicos, cineastas, actores, deportistas y… sí, también políticos. Un merecido reconocimiento que se plasmó con la entrega de la Medalla de Oro del Ayuntamiento de Valverde de la Virgen a los más aventajados de cada promoción; entre ellos, un locutor coruñés, un tal José Domingo.
La capacidad comunicativa de Pepe Domingo iba más allá de la voz. También escribía. Y cuando lo hacía era de corazón. Razón de peso para participar en el libro recopilatorio de anécdotas acaecidas en esta institución dominica. Junto a algunas fotografías grupales, el veterano locutor subraya una vez más su agradecimiento a los dominicos de León, quienes le dieron el último empujón en lo que a formación básica se refiere. Un basamento que le permitió llegar a la cumbre de la radiodifusión e inventar un género: la publicidad animada. Que a terra sexa suave / Que la tierra te sea leve.