En el fútbol no hay alegría sin goles ni se cumplen objetivos confiando únicamente en la eficacia defensiva. Es por eso que la Sociedad Deportiva Ponferradina sumó ayer en El Toralín un punto insuficiente dada la necesidad que le supone estar en una pelea por la salvación en la que si bien cada punto es importante, más es aprovechar cada oportunidad de sumar de tres más aún cuando juegas como local.Y es que solo le faltó esa suerte al conjunto de David Gallego, que fue mejor que un Mirandés al que el punto le supo muchísimo más dulce que a los bercianos, superiores pero sin claridad en el tramo final del campo. Apenas dispuso de ocasiones el conjunto blanquiazul, menos aún el Mirandés y de poco, concretamente para un punto, le sirvió a la Ponferradina dominar el centro del campo y no pasar ningún apuro en defensa.
Repitió Gallego el once que superó al Alavés en el mismo escenario al semana pasada confiando en una respuesta similar de su equipo, que ciertamente fue haciéndose con el control del juego con el paso de los minutos. Porque tras un inicio plagado de imprecisiones, Nwakali fue logrando el control del centro del campo y la aparición de Ojeda con Naím por dentro permitía abrir espacios en la banda para los laterales y desubicar a la zaga ribereña, que sufrió para localizar a los extremos bercianos.
Sin embargo, no terminó de encontrar la Ponferradina situaciones claras de gol, siendo la más clara un remate de Edu Espiau a una falta lateral que detenía con mérito Alfonso Herrero.
El resto, disparos muy desviados como los que protagonizaron Derik u Ojeda o llegadas al área en los que faltaba el último pase, como un par de internadas del propio brasileño que no encontraron rematador. Por suerte, en el área de la portería que defendía Amir el Mirandés apenas pisaba, siendo únicamente una acción de Jofre que no acertaba a poner atrás tras pisar línea de fondo y un disparo muy desviado de Raúl prácticamente las únicas ocasiones en las que los mirandeses hicieron algo parecido a llevar peligro.
Necesitaba algo más en la segunda parte la Ponferradina si quería llevarse el partido y veía el Mirandés la obligación de cambiar algo si quería optar a algo más que no fuese un empate que, por otra parte, dio la sensación de valorar desde el inicio. Sin embargo, ciertamente salió mejor de vestuarios el conjunto castellano, que de cualquier forma lo único que logró fue tener algo más el control del partido.
Fueron apenas unos minutos, ya que la Deportiva restauró el orden en un partido en el que el ritmo bajó excesivamente con numerosos parones quejándose el Mirandés de continuas faltas que incluso derivaron en un par de tarjetas, la más relevante para un Amo que se perderá el próximo partido.
Con una llegada de Agus Medina, al que le faltó el último regate ante Michelis para quedarse solo ante Herrero como única ocasión reseñable hasta la hora de juego, ambos equipos movieron el banquillo sin tener ninguna relevancia en el juego como precisamente sí tuvo ante el Alavés. La entrada de Vallejo y Naranjo fue esta vez inocua para la Ponferradina, que con Yuri sumándose al ataque tampoco encontró manera de llegar con claridad a la portería rival confiando únicamente en centros laterales y balones en profundidad que ser perdían uno tras otro.
Solo una llegada del propio Vallejo por banda que acabó en un pase al punto de penalti que no llegó a rematar por poco Agus Medina pudo cambiar un marcador en el que ni siquiera influyó los 3 minutos más 8 de descuento en los que la Ponferradina jugó con uno más tras la expulsión de Prados tras una entrada a Yuri.
De hecho, si alguien pudo marcar en el descuento fue el Mirandés, que disfrutaba de un mano a mano tras un error de Chakla que el propio zaguero remediaba in extremis para evitar el remate de Raúl García. Era el final de un partido que permite a la Deportiva sumar un punto que sabe a poco, pero que al menos permite seguir sumando confiando en que las necesarias victorias terminen por llegar y hagan bueno este empate.