Dicen que hace falta tocar fondo para comenzar a levantar cabeza y el conjunto berciano lo hizo, un descenso a los infiernos en el que pese a sus notables carencias y su multitud de defectos, ha dejado claro que nunca se le puede dar por muerto.
Ante el Fuenlabrada, la escuadra blanquiazul volvió a emerger de sus cenizas gracias al enésimo milagro de Yuri y un zapatazo de Isi que selló su tercera victoria consecutiva (2-1), un triunfo que le permite pasar las navidades fuera del descenso, el mejor regalo posible.
La Ponferradina empezó mucho más enchufada y suyas fueron las primeras ocasiones. Juanma evitaba en el último momento que Yuri engatillase un balón mortal en el interior del área y poco después un centro de Menudo se envenenaba tras rozar en un defensa y casi sorprendía a Pol.
Dados los antecedentes en El Toralín, demasiado acostumbrado a remar a contracorriente, que la Deportiva estuviese aguantando el tipo ante un Fuenlabrada que venía de marcarle siete al Coruxo hacía que creciese la fe en un milagro navideño.
Entonces llegó el golpe de realidad. Los de Antonio Calderón empezaron a combinar entre líneas y los blanquiazules se desordenaron, víctimas de un sistema que no tolera el más mínimo fallo en la cobertura y que ante equipos como el madrileño, con calidad a raudales en los últimos metros, obliga a los bercianos a perseguir sombras.Al segundo rondo llegó el gol de Hugo Fraile, que tras recibir al borde del área la puso junto al palo, imposible para Dinu.
Si la Deportiva ya empezaba a dar síntomas de ‘bajón’, el tanto la borró del mapa. Los Iago Díaz, Isi, Menudo y compañía apenas olieron el balón. ¿Yuri? De nuevo una isla. Y de Pallarés mejor no hablar.
Así, por difícil que parezca, lo mejor que se llevaron los de Carlos Terrazas al descanso fue el resultado. Y es que el Fuenlabrada pudo haber dejado sentenciado el partido antes de marcharse a los vestuarios, pero Dinu voló para evitar el doblete de Hugo Fraile y mantener a los blanquiazules con vida.
Mejor en la segunda parte
El arranque del segundo acto fue un ‘déjà vú’. La Deportiva recuperó la intensidad y la presión del inicio del choque, impidiendo que el Fuenlabrada enlazase cuatro pases seguidos y se sintiese cómodo con el balón, pero seguía sin tener ideas en campo rival.
Empezaba a escribirse la película que más veces se ha visto este nefasto 2017 en El Toralín; fe sin fútbol y un zafarrancho de combate con la esperanza de que San Yuri diera un paso más hacia su canonización.
Aunque esta versión berciana de la ruleta rusa ha hecho milagros en más de una ocasión –La chilena de Pallarés ante el Pontevedra en la última jugada, el doblete de Yuri para darle la vuelta al choque ante el Cerceda o el gol de Andy en el descuento para poner fin a un año de sequía a domicilio–, no parecía el Fuenlabrada el rival más adecuado para fiar los tres puntos a un todo o nada, pero cuando el partido se desencorsetó, se vio la mejor versión de los blanquiazules.
Y llegó el santo. Tras un córner en el que el balón voló de banda a banda, el brasileño recibió en el interior del área y se zafó de su marcaje lo suficiente para colar una rosca por el ángulo más lejano.
Pero lo mejor estaba por llegar. Con El Toralín todavía rugiendo con el tanto de Yuri, Isi se inventó un cañonazo que da tres puntos de oro a la Deportiva y pone fin a la imbatibilidad del Fuenlabrada a domicilio, una despedida por todo lo alto a un 2017 que habrá que olvidar cuanto antes y que no se puede repetir.