Con la retirada de José Luis González González como colegiado de Primera División, pasando ahora a desarrollar sus labores como árbitro en el VAR, solo un leonés estará sobre el terreno de juego impartiendo justicia. Es el caso del asistente Samuel García Aguilera, que vivirá su cuarta campaña en las bandas de los estadios de Segunda División.
Una temporada diferente y marcada por la pandemia, también en lo que se refiere a la preparación de la misma, con una última semana muy intensa en la que se han concentrado los seminarios previos al inicio de la competición así como las pruebas físicas protocolarias, una inmediatez que reconoce el asistente «nos viene hasta bien, porque antes las pruebas se hacían un mes y pico antes de comenzar la temporada y luego estabas parado demasiado tiempo, de esta forma y dado que tampoco nos suponen ningún problema porque están muy controladas, no es un problema hacerlas justo antes de empezar».
«Lo difícil es meterse en el partido en una situación que no es normal y eso pasa en un estadio vacío»La pandemia ha variado también esa preparación, que reconoce García Aguilera que estaba prevista desarrollarse en La Granja pero, «en un ejercicio de prevención al final se han hecho tanto las pruebas físicas en nuestras respectivas territoriales y los seminarios de manera telemática, hay que pensar que yo por ejemplo sí puedo desplazarme en coche, pero otros compañeros tienen que utilizar bien un tren, bien un avión y eso supone un riesgo».
Todo ello hace afrontar esta temporada al asistente leonés «de una forma un poco diferente, se ha acabado hace cuatro días como quien dice la temporada anterior y ha supuesto un desgaste importante más que a nivel físico, psicológico, porque nadie sabía qué iba a pasar, cómo iba a empezar y si iba a poder terminar la competición». Es por eso que, a pesar de llevar ya tres campañas a sus espaldas en elfútbol profesional, reconoce «sentir siempre algo de nervios».
Una temporada que por tanto afronta «con mucha naturalidad, yendo paso a paso en cada partido, cuando nos manden ir a arbitrar iremos sin pensar más allá en el tiempo». Lo que sí volverá a ser, al menos por el momento, norma común para el desarrollo de la competición será la ausencia de público en las gradas, con el habitual comentario en la calle de que los árbitros son los grandes beneficiados de esta situación al poder desarrollar su trabajo con menos presión. Una situación que desmiente García Aguilera, que señala que «es el gran mito de este nuevo contexto, la gentedice que estamos más tranquilos sin nadie en la grada, pero nada más lejos de la realidad, es mucho más difícil meterte en el partido. En un campo de pueblo en el que habitualmente no hay casi nadie no pasa nada, pero en un estadio grande con 30.000 asientos vacíos ves que la situación no es normal y es precisamente eso lo que hace extraña la situación. Sí que es cierto que, por ejemplo, oímos el golpeo del balón y eso para los fueras de juego es una ventaja».
Una ayuda que supuso para los árbitros españoles el videoarbitraje. El VAR forma ya parte de la vida de los aficionados al fútbol y también de sus protagonistas, comenzando por los árbitros. En el caso del asistente leonés, reconoce que esta tecnología «me parece una pasada, es la mayor evolución del fútbol moderno de largo, es algo que ya había en otros deportes y parece que cuando ha llegado al fútbol la gente se revoluciona, pero hay que tener en cuenta que en el derecho, por ejemplo, se puede utilizar un vídeo como una prueba para impartir justicia. Es cierto que la adaptación fue un poco extraña, pero hemos tenido una gran preparación y lo hemos hecho sin mayor problema».
«Hay que trabajar y ser cazurro»
Es por tanto García Aguilera el referente del arbitraje leonés esta temporada, un camino hacia el fútbol profesional en el que asegura que es clave «trabajar y ser cazurro, tienes que confiar siempre en ti y que la suerte te pille trabajando». Así, tras ser asistente en Tercera División, al ascender a Segunda División B se quedó dos temporadas como primer suplente para subir a Segunda «fue una experiencia preciosa, iba con mis amigos, que eran el resto del equipo arbitral a los campos y es verdad que la primera vez que te quedas a las puertas lo vuelves a intentar, pero la segunda vez tienes que decidir si tiras hacia adelante o si dejas de perseguir ese objetivo, a veces cuando más cerca estás es cuando más difícil es seguir intentándolo».El siguiente paso lógico, intentar el ascenso a Primera División, algo que por el momento no se plantea: «Vamos a intentar hacerlo lo mejor posible el próximo partido y ya veremos».