Ramón Díez es un profesional de los medios de comunicación de largo recorrido, ha estado en la radio, la televisión y la prensa escrita, siempre vnculado al deporte, que también racticó jugando al fútbol en equipos leoneses, como el San Esteban. En los últimos años, desde el regreso de Ángel Rivero a la presidencia, ha sido una de las caras más visibles de la lucha, sobre todo en los corros al ser el narrador de los mismos y también formando parte de la Junta Directiva, en los últimos tiempos, como secretario de la Federación, «sin sueldo». Ahora cierra esta etapa en la lucha para seguir otros caminos en su andadura profesional. Con su amplia experiencia en el mundo del deporte analiza el panorama actual de la lucha leonesa.
–¿Cómo fue desembarcar en la lucha?
–Me vino a buscar Rivero. Yo le había conocido en mi etapa en Televisión de León, de hacerle alguna entrevista pues era presidente y al acceder nuevamente contacto conmigo, me dijo que quería darle un aire nuevo a los corros, más profesionalidad, más espectáculo, más atractivo... y yo acedí.
–¿Fue fácil el desembarco?
–De aquella manera. Yo no conocía la lucha y lo de presentar, dar ambiente, etc, sin problema, lo había hecho como speaker del Ademar o el Dulma Astorga; pero me daba miedo lo de las mañas y demás, pero me animó.
–¿Cómo saliste del trance de las mañas y las cosas técnicas?
–En los primeros corros se sentaba conmigo Toño el de Sahechores y me iba diciendo, después algún luchador histórico y poco a poco me fui haciendo con la terminología, dentro de lo que cabe, que ya sabes que muchas mañas son ‘mitad y mitad’.
–¿Qué te sorprendió más?
–Todo era nuevo para mí en la lucha pero me encontraba cómodo poco a poco, me gustó.
–¿Qué problemas ves como más preocupantes en la lucha?
–Problemas hay, claro; pero yo la veo como un deporte con riesgo de extinción, necesita cuidados especiales, es muy sacrificado. Creo que en los últimos tiempos se ha revitalizado y ha crecido la base, lo que significa que a corto plazo el futuro está garantizado pero el factor económico es importante. Veo su futuro demasiado condicionado al tema económico, depende mucho de los ayuntamientos y ya es importante lo que cuesta un corro para que a los luchadores les llegue una compensación interesante. En los últimos años se han sumado algunos esponsor ajenos a las instituciones y eso es fundamental.
«Se me pidió profesionalidad dar ambiente a los corros, potenciar el espectáculo y creo que lo he hecho»
–Y las instituciones.
–Tienen que entender que la lucha es mucho más que un deporte, ees cultura, es tradición y tienen que entender que deben garantizar su supervivencia. Que creo que lo van a entender.
–¿Lo mejor que te llevas de la lucha?
–A la gente de la lucha. Sobre todo a los de los pueblos, del mundo rural. Y haber recorrido nuevamente la provincia, lo había hecho como speaker de la Vuelta a León y he disfrutado esta tierra nuevamente con la lucha.
–Lo peor.
–La lucha es muy exigente, te obliga a estar alejado de la familia en épocas muy significativas, en verano, en vacaciones... se resiente mucho.
–Algo que te gustaría decir.
–Hombre, que he disfrutado en estos años en la lucha, por los corros, pero todo tiene su tiempo. Lo que sí querría decir es que tantas horas hablando, en seis años que estuve, te obliga a cometer errores, deslices, que aseguro que son involuntarios, pero si alguien se ha sentido ofendido no me importa nada pedirles disculpas. Lo único que buscas es dar algo de ambiente, espectáculo, que es lo que se me pidió.
«Se ha sido injusto con Ángel Rivero»
Ramón Díez llegó con Rivero y con él se va. Estuvo a su lado, echó una mano en lo que se le pidió, incluso más allá de lo que él mismo creía. «En un momento determinado hacía falta un secretario y me hice cargo de ese cometido, que son muchas horas, sin un solo euro añadido a lo que cobraba por mi cometido inicial de speaker», pese a lo que se haya podido decir;tal vez por herir a Rivero que, yo que he estado a su lado, te puedo decir que es un enorme trabajador y se ha sido injusto con él desde determinados ámbitos; por decirlo de alguna manera