La liga femenina sigue creciendo. En número (ayer 8 en ligeros, 7 en medios y 6 en pesados) en lucha y en historias. Así, cuando en ligeros, por ejemplo, la ausencia de Priscila parecía dejar todo en un mano a mano entre Isabel ‘La Niña’ Justel y Bea ‘La pelirroja de oro’, pasaron muchas más cosas. La primera sorpresa fue la irrupción de la que probablemente sea la primera luchadora asturiana en los 15 años de existencia de la competición femenina: Raquel Marlasca, de Avilés. Nada más agarrarse se notó que no era ‘un pasatiempos’ de alguna veraneanta sino una luchadora que viene de otros deportes y le planteó una batalla tan abierta como bella a Justel. Solo las sueltas, una caída que no entendió y la raza de ‘La Niña’ la apearon pero si sigue nos hará hablar de ella muchos días más.
Cuando el público se preguntaba quién era la asturiana la aparición dándole consejos de Fernando Viñuela aclaró muchas cosas; no en vano el de Villaquilambre fue de los primeros luchadores en llegar del judo y colarse entre los mejores de una época dorada de medios. La situación se repitió en pesados, esta vez con Lucía López Dóriga, en este caso cántabra, de Santander, que empató a caída y media con Paula Blanco y perdió en la definitiva también por una suelta. Vale lo dicho para su colega de ligeros.
Siguió el camino de ligeros y nos vimos en una final entre Bea y otra clásica de la categoría, Sandra, que este año solo había luchado un corro. Parece que anda algo desanimada pero no se notó en el combate, en el que puso más raza que nunca para ponerse con caída y media para intentar defender (comenzó a agarrar ‘por arriba’ el cinto) y Bea logró el empate con otra caída y media. Volvió a sacar lo mejor de sí Sandra, se colocó bien, hizo valer ventaja de dar la primera caída y cazó por abajo a la de Cistierna, que levantó a Sandra como campeona. Subió la de Valdesogo emocionada, bajó llorando, se fue llorando al ‘regazo’ de su madre y nos dio un pequeño susto de una lipotimia requirió atención médica, de hecho salió a recoger el premio con «el bastón» de su hermano Hugo.
Cuando el otro día en medios Almudena ganó a Luzma no se lo podía creer pues, afirmaba, «Luzma (su rival en la final) es una máquina, muy máquina»… y tal vez ayer lo quiso demostrar Luzma en Taranilla donde derrotó con claridad a la citada Almu y en la final con contundencia a una Alicia a la que antes de salir había estado «curando» de su rodilla, en su condición de enfermera. Volvió así Luzma a la senda de la victoria.
Una senda que, precisamente, abandonó en pesados Cecilia ‘La Ciclón’ que lo había ganado todo desde su regreso de Italia pero cayó ante Karla Sofía, de la peor forma posible, pues en la última caída se lesionó. Estuvo intratable Karla Sofía, que en su tarde de hacer descarrilar a invictas también ganó en la final a Edi, la gemela, que había ganado los tres corros que luchó antes de irse a su tierra materna, Cuba, a pasar unos días. Estuvo disputado, Edi tuvo caída y media por una pero Karla reaccionó como ella lucha, con contundencia, y dio una bella caída final que lleva la primera victoria para San Justo de los Oteros.
Lo merece la de los Oteros, que con solo veinte años y nacida a este deporte en la Escuela de Lucha de Valencia, tiene los problemas de la lejanía y tuvo que superar una larga lesión de la que, dice, «lo que más trabajo me costó fue volver a coger confianza».
Una más a la batalla y se recupera la emoción por una campeona de lucha en una tierra que no la disfrutaba desde los lejanos tiempos en lo que Nacho puso el nombre de Matadeón en el mapa de la lucha leonesa.
