Cualquiera de los dos lugares hubiera sido un buen sitio para celebrar la participación olímpica de Cubelos en Tokio, la que sería su segunda y que ahora deberá esperar. Con solo 19 años se clasificó in extremis para los Juegos Olímpicos de Londres 2012, se quedó fuera de la selección española para Río 2016 y en Tokio, aunque sea en 2021, espera sacarse esa espinita clavada a lo grande. Porque junto a Iñigo Peña, Paco Cubelos ha sido subcampeón del mundo en 2018 y 2019 en el K2 1000, resultados que obviamente hacen pensar en grande de cara a Tokio. «Sería de necios obviar que tenemos posibilidades, en los últimos campeonatos del mundo hemos venido sacando siempre medallas y solo la embarcación alemana nos ha superado, creo que estamos más cerca y ya en el último Mundial peleamos de tú a tú con ellos incluso con cierta distancia sobre los terceros, así que evidentemente entramos en las quinielas para el podio en los Juegos, pero eso no quiere decir nada, esto es deporte y puede pasar de todo, lo único que podemos hacer es prepararnos de la mejor manera posible y cuando crucemos la meta ver donde estamos, si ponemos el 100% en el agua tenemos un nivel muy bueno».
Una competitividad en la que no debe influir el aplazamiento, que Cubelos señala como «la mejor opción, porque fue muy duro no poder entrenar con normalidad sabiendo que en unos meses tenías unos Juegos Olímpicos y que tus rivales en algunos casos sí que lo estaban haciendo, eso generaba muchas diferencias y visto lo visto ha sido todo un alivio, ahora tenemos un año más para prepararnos y toca disfrutar del camino». Y es que si bien el aplazamiento «ha trastocado los planes de todos», la sombra de un nuevo posible cambio de fechas o incluso la suspensión sobrevuela la cabeza de los deportistas que, como Cubelos, tiene su mente en Tokio: «Nadie sabe qué va a pasar, así que tampoco pienso mucho en ello porque si le das vueltas te vuelves loco, hay que ir día a día, ver si puede ir habiendo competiciones y preparar los Juegos para esa fecha, lo otro no está de nuestra mano y solo queda cruzar los dedos».
Me considero berciano porque es lo que me ha inculcado mi padre, todos los años voy a ver a la familiaEn Tokio, como cada cuatro (o cinco) años, los aficionados españoles al deporte se volverán a enganchar al piragüismo como apuesta segura para celebrar medallas españolas en unos Juegos. En Londres, donde Cubelos fue diploma olímpico, fueron tres, en Río cuatro y el próximo esperan aumentar la cuenta en lo que el berciano considera como «un momento dulce del piragüismo español, no sentimos presión sino que nos lo tomamos como algo bueno, es un honor ser el deporte que más resultados le ha dado a España en los últimos Juegos y también es una responsabilidad».
Es tal el nivel del piragüismo español que habrá palistas que, estando entre los mejores del mundo, se quedarán fuera de la cita olímpica. Ocho son necesarios para cubrir todas las pruebas, pero la normativa solo permite inscribir a seis. Una situación que en Río dejó fuera a Cubelos y que ahora le puede permitir incluso estar presente en dos pruebas, ya que habrá dos componentes de embarcaciones múltiples que tengan que doblar en las pruebas individuales: «Existe esa posibilidad, es algo que valoraríamos más adelante, teníamos previsto hacerlo en este último año pero no ha habido competiciones para poder probar y saber a qué nivel estamos individualmente y si podemos pelear por algo, lo primero es asegurar el K2 y veremos si por horarios podemos competir también en el K1 con todas las garantías».
Ese K1 1000 fue la prueba en la que participó en Londres 2012, una experiencia olímpica que reconoce que tendrá que ver poco con la de Tokio «porque era un chavalito, la ilusión es la misma pero quizás te sobrepasa elser tan joven, para mí era un sueño estar en unos Juegos y ahora lo sigue siendo, pero mucho más maduro, con más experiencia y trayectoria, de todas formas para mí lo más importante sigue siendo disfrutar del camino».
Un camino que encontró precisamente en esa clasificación interna para Río 2016 una piedra que asegura «me ha servido para aprender muchas cosas» y que en Tokio, a pesar del cambio de planes espera olvidar definitivamente.
«Necesitábamos agua»
Sin duda la preparación de los Juegos Olímpicos de Tokio quedará marcada para todos los deportistas por el confinamiento que cambió sus planes drásticamente. En el caso de Paco Cubelos, la obligación de salir del medio en el que tienen lugar la mayor parte de sus entrenamientos, el agua, supuso un drástico inconveniente que también encontró solución: «Adaptamos los entrenamientos a la situación excepcional que teníamos, no hemos dejado de entrenar nunca al 100% y hemos mantenido más o menos los mismos horarios solo que bajo techo, nosotros necesitamos el agua y lo único que hemos podido hacer ha sido mantener la forma física, que está igual que antes o incluso mejor».He llevado el encierro mejor de lo que pensaba, no he tenido tiempo de hacer todo lo que planeabaPara ello, un simulador en casa ha sido el lugar habitual en el que encontrar al piragüista durante el confinamiento, una ayuda «que permite imitar el gesto completamente, aunque hay mucha diferencia a meterte en el agua, las sensaciones son distintas pero permite trabajar la técnica».
Pese a todo, reconoce haber llevado el confinamiento «mejor de lo que esperaba, poniéndome objetivos todos los días con 5 o 6 horas de entrenamiento diarias, estudiando para la universidad, la verdad es que no me ha dado tiempo a hacer todo lo que me planteaba».
Lo que por el momento no ha podido hacer ha sido volver a trabajar en la embarcación con su compañero Iñigo Peña, aunque reconoce que «la mayor parte del entrenamiento se hace de forma individual, prácticamente la embarcación doble solo se implementa cuando te acercas a la competición, la verdad es que con lo que llevamos compitiendo juntos en poco tiempo cogemos las sensaciones».
Dar ese siguiente paso será el de acercarse un poco más a la normalidad en el día a día de este talaverano que presume de berciano y del que a buen seguro todo su pueblo, su comarca, su provincia y de hecho todo el país, estará pendiente en poco más de un año cuando se vista con los colores de España para tratar de pelear por una medalla olímpica en Tokio.