Tras una buena puesta en escena y varias llegadas en los primeros minutos, el equipo se difuminó. No le sentó bien esta vez la defensa de cinco a los blanquiazules. En un sistema que sacrifica efectivos en ataque para dar mayor solidez en el resto de líneas, la defensa hizo aguas y los navarros llegaron con peligro –y comodidad– a las inmediaciones del área.
¿Arriba? Los problemas de siempre. Figueroa, desasistido, no lograba conectar con sus compañeros y solo la insistencia de Abel Moreno y Menudo dio algo de claridad al juego ofensivo del cuadro berciano, que llega al derbi del Reino de León con seis de seis en los últimos partidos, pero la sensación de que sigue con dar con la tecla de la división de bronce.
Cinco también en casa
No se tomó muy en serio Pedro Munitis aquello de año nuevo, vida nueva. La Deportiva despedía el año ganando en Tudela con defensa de cinco y el cántabro optaba por repetir esquema en un duelo que los blanquiazules querían usar como rampa de lanzamiento para su particular cuesta de enero.
Aunque el choque comenzaba igual de frío que la tarde en la capital berciana, los bercianos mostraban muy pronto cual debía ser su hoja de ruta para enderezar en 2017 lo que se torció en 2016; intensidad –con y sin balón–, presión más adelantada y menos rodeos cerca del área.
Así llegaron las primeras ocasiones. Menudo era el primero en ‘calentar’ a Aitor Navarro con un tibio disparo desde la frontal que atajaba sin problemas el guardameta navarro. Poco después, Andy encontraba el hueco necesario para conectar con Abel Moreno. El carrilero andaluz apuraba la línea de fondo y ponía un centro raso que Figueroa estropeaba con un mal control. Ya rodeado, el disparo del ariete se marchaba a córner tras estrellarse en un defensa.
Más ansiedad
La Deportiva escoró todo el juego por la izquierda, pero ni la voluntad de Abel Moreno, ni los destellos de Chavero, acostado también por esa banda, bastaron para romper el cerrojo del conjunto navarro, que poco a poco, empezó a llevar el partido a su terreno.
En el ecuador de la primera mitad, los de Borja Jiménez encontraban una autopista por la derecha, pero Julen desperdiciaba un centro medido y remataba mansamente a las manos de Dinu.
La ocasión visitante dio paso a un tramo de zozobra. Para que la propuesta de Munitis funcione, hace falta un dinamismo en la medular que apareció con cuentagotas. Y volvieron las dudas. Los blanquiazules se marchaban al descanso dejando una sensación de ‘déjà vú’ en El Toralín, que tras un buen arranque veía como los suyos volvían a caer en los mismos vicios; posesión estéril y transiciones demasiado lentas para sorprender al rival.
Remontada
La segunda parte comenzaba como la primera. Menudo –de lo poco rescatable junto a Abel Moreno– volvía a encontrarse con Aitor Navarro, pero al juego berciano le seguía faltando continuidad, profundidad y variantes.
Si ya pintaban bastos con el empate, el tanto de Pito congelaba El Toralín. No necesitaron mucho los navarros para adelantarse en el marcador. Gonzalo, demasiado blando, perdía una disputa por un balón largo y la pelota, tras varios rebotes, le caía al ariete en la frontal del área para fusilar a Dinu sin piedad.
Tocaba recurrir a la épica, y esta vez al conjunto berciano le sonrió la suerte que le había sido esquiva durante todo 2016. Y es que sin hacer méritos, el conjunto berciano logró darle la vuelta al marcador. Figueroa ponía las tablas rematando un buen centro de Abel Moreno, que culminaba el ‘milagro’ con un zapatazo lejano en el tiempo de descuento que no camufla los problemas ya endémicos de la Deportiva. En 2017, la vida sigue igual.