Ante el Tudelano, volvió la Ponferradina de los principios de la era Munitis, un equipo sin grandes alardes pero práctico en ambas áreas, todo lo contrario que su rival. En un duelo de necesitados, a los navarros les sentó como un tiro el tempranero tanto de Figueroa. Salvo un par de arreones, los de Sergio Amatriain fueron incapaces de llevar las riendas del partido y fueron víctimas de los ‘fantasmas’ que hasta hace bien poco perseguían a la Deportiva.
No todos cambiaron de bando. La victoria no camufla la dificultad de los blanquiazules de cara a portería. Andy y Rayco, que tuvo tres veces la sentencia en sus botas, no ‘mataron’ el choque y a pesar de vivir una recta final del partido relativamente plácida sobre el maltrecho césped del Ciudad de Tudela, la estrechez del resultado mantuvo el suspense.
Figueroa abre la lata
Quería Munitis un gol tempranero para que los jugadores pudieran afrontar por fin un partido sin el agua al cuello. Al cántabro la Navidad le llegó antes de tiempo. Con blanquiazules y navarros todavía buscándose entre la densa niebla que acompañó al comienzo del choque, Figueroa aprovechaba un regalo de Chavero para batir a Pagola con un disparo cruzado.
Díficil hacer más en menos. El centrocampista, que llegaba con lo justo al choque, le servía en bandeja el tanto al canario y lideraba el ataque berciano acostado en la banda izquierda. Para evitar una pesadilla antes de Navidad, Munitis reforzó el centro del campo –también la defensa, jugando con tres centrales– apostando por el tridente Andy, Cidoncha y el propio Chavero, que con más libertad para incorporarse al ataque volvió a recordar al de sus mejores tardes y no al jugador desdibujado que terminaba como lateral ante Osasuna B.
Además de la asistencia a Figueroa, del catalán nacía la jugada que pudo haber dejado sentenciado el choque poco antes del descanso. Tras combinar con Menudo en una baldosa, el balón le llegaba a Andy, que desde la frontal conectaba un disparo que a punto estaba de sorprender a Pagola tras rebotar en un defensa.
Partido controlado
Y es que la Deportiva por fin saboreó la otra cara del fútbol. Acostumbrados a ir a remolque, los blanquiazules –ayer de verde– aprovecharon la ansiedad de los navarros y buscaron contemporizar. Sin prisas, la comodidad del resultado y el quiero y no puedo del rival, la Ponferradina hizo de Racing de Ferrol, Lealtad u Osasuna B y convirtió la congoja del Tudelano en su mejor arma.
En toda la primera mitad, lo más destacado que hicieron los navarros fue protestar un piscinazo de Pablo Lizarraga en el área. El paso por vestuarios cambió la película. Sin brillantez, pero con el juego aéreo como bandera y la amenaza que supone la sola presencia del ‘tanque’ Ion Vélez, el Tudelano conseguía que la Deportiva diera un paso atrás.
Los bercianos sobrevivieron al simulacro de asedio de los locales en los primeros compases del segundo acto y por su propia salud anímica, optaron por aquello de que la mejor defensa es un buen ataque. A Rayco le faltó la puntería que sí tuvo Figueroa. El ex del Nàstic tuvo dos ocasiones consecutivas que hubieran propiciado un final de partido más tranquilo, pero ambas se fueron al limbo. La primera acababa en córner tras una buena intervención de Pagola, mientras que en la segunda, el disparo del grancanario se marchaba por encima del larguero.
En los últimos minutos, al Tudelano le entraron las prisas, pero fue la Deportiva la que vivió en campo rival, provocando los mismos pitos que recibían hace solo siete días en El Toralín, y selló una victoria que supone un balón de oxígeno.