Un punto bastaba para continuar en la sexta plaza una semana más, pero Urko Vera se encargó de castigar el conformismo de los de Manolo Díaz en el tramo final y lideró la resurrección del conjunto burgalés, que volvió a ganar (2-1) ocho jornadas después.
Si el de ayer era un test para medir las aspiraciones de la Deportiva, el suspenso fue rotundo. Salvo dos ratos de lucidez, el conjunto blanquiazul fue una marioneta en manos de un Mirandés que logró imponer su juego en todo momento, y cuando el balón vuela por los aires, los rojillos olvidan sus carencias y se convierten en uno de los equipos más potentes de la categoría.
No le hizo falta mucho más a Terrazas para llevarse los tres puntos. Dos testarazos de Urko Vera, uno en el primer minuto y otro en el último de la segunda mitad, bastaron para apear a los bercianos del ‘playoff’ y prolongar el maleficio de Anduva.
Infante volvió a casa
Pronto, demasiado pronto se resolvió la incógnita. Si había alguna duda sobre cuál iba a ser el recibimiento de la afición al que fue el buque insignia del conjunto rojillo en la etapa más gloriosa de su historia, la sonora pitada que recibióPablo Infante cuando entró en contacto con el balón se encargó de disiparla.
El 21 de la Deportiva fue el gran protagonista de unos primeros de compases de tanteo, con burgaleses y bercianos en una especie de estado de ‘shock’, incapaces de asimilar el cruel comportamiento de un sector importante de la afición local. Pero tras la tempestad llegó la calma. El paso de los minutos se encargó de normalizar la situación y el fútbol volvió a reinar en Anduva.
Ambos equipos se repartieron el dominio durante la primera mitad de forma salomónica: Hasta el ecuador, fueron los de Manolo Díaz los que buscaron con más ahínco la portería de Razak. El primero en probar suerte fue Rubén Sobrino, con un disparo desde la frontal del área que el cancerbero ghanés despejaba a córner. Combinaba bien la Deportiva, con un Pablo Infante muy metido en el choque a pesar del ambiente enrarecido, pero los blanquiazules no acaban de encontrar el camino hacia el gol ante un Mirandés siempre incómodo, un equipo hecho a imagen y semejanza de su entrenador, Carlos Terrazas.
Cuando el balón vuela por los aires, los rojillos olvidan sus carencias y se convierten en uno de los equipos más potentes de la categoríaAnte la falta de inspiración de la Ponferradina, llegó el turno del Mirandés, que se encontró con el timón del partido sin haberlo buscado. Lejos de rehusar la invitación, los locales aceptaron el regalo y se lanzaron en busca de los tres puntos como mejor saben, juego directo y balones colgados confiando en que Urko Vera fuera capaz de descolgar alguna pelota para alojarla en el fondo de las mallas.
Sin embargo, no fue el ‘pichichi’ del equipo burgalés el primero en probar a Kepa. Ya había avisado Manolo Díaz que había vida más allá del ariete vasco, pero no le debieron prestar mucha atención sus futbolistas, porque precisamente fue Pedro Martín, un jugador que el madrileño había señalado como clave en el sistema burgalés, el que a punto estuvo de adelantar a los suyos en el electrónico.
Entonces apareció el mejor Kepa. El internacional sub-21 volaba para sacar un balón que se colaba por la escuadra y mantenía el empate en el marcador. Solo unos instantes después, la suerte se aliaba con el guardameta vasco, que bien colocado, repelía un remate a bocajarro a la salida de un córner.
La Deportiva despertó a raíz del primer gol de Vera, pero su ímpetu se diluyó tras el empate de Andy y su conformismo lo castigó duramente el conjunto rojilloEn mitad del asedio rojillo, llegó la mejor ocasión de la Deportiva en el primer acto. A punto estuvo Infante de marcar en el regreso a la que fue su casa durante nueve temporadas, pero el palo se encargó de rechazar su remate tras una buena dejada de Jesús Berrocal con el pecho.
Tras el paso por los vestuarios, llegó la revolución. Y es que si la primera parte estuvo marcada por la falta de acierto de cara a portería y las continuas imprecisiones, la segunda no dejó ni un segundo de respiro. Pocos equipos pueden permitirse el lujo de desconectar durante unos minutos sin pagar un alto precio, y la Deportiva no es uno de ellos. Así, el Mirandés aprovechó la caraja de los blanquiazules tras el descanso y Urko Vera remataba a la red el primero de la tarde aprovechando una indecisión entre Kepa y los centrales.
Fue entonces cuando despertó la Deportiva, que empató demasiado rápido, apenas diez minutos después, con un buen disparo de Andy desde la frontal. El gol diluyó por completó el ímpetu de una Ponferradina que dejó pasar el tiempo hasta que Vera hizo justicia a la ambición del Mirandés en el último suspiro. Y es que cuando el partido ya agonizaba, el enésimo balón colgado al área por Carnicer lograba encontrar la cabeza del ariete, que entraba con todo para marcar el tanto que saca a la Deportiva del ‘playoff’.