No están siendo los partidos de la Sociedad Deportiva Ponferradina fuera del Toralín una oda al fútbol, sino más bien un desierto de 90 minutos que en los duelos directos por la salvación sacan a relucir tanto sus carencias como las del rival, demostrando ambos por qué están en la situación en la que están. Le ocurrió al equipo berciano en Tenerife y le volvió a pasar ayer en Zaragoza en un calco al que quizás se le puede otorgar un plus de emoción porque en esta ocasión los locales generaron más y los bercianos dispusieron al menos de una oportunidad de sacarle inexplicable rédito a un encefalograma ofensivo completamente plano. Parece el empate la máxima aspiración de la Deportiva fuera de casa y, si ese es el plan, en ambos escenarios le ha salido a pedir de boca sumando ayer un nuevo punto que le permite fiar su situación a sacar por fin los puntos que espera ante su afición.Le pedía la situación dar un paso adelante a la Ponferradina fuera de casa, pero lo cierto es que el inicio no animó a pensar en que el equipo se «soltase» como David Gallego le había pedido en la previa. El técnico parece haber encontrado un once que, ante la ausencia de fichajes, repite en una mezcla de confianza y resignación. En Zaragoza Gallego solo cambió al ausente Vallejo por Naranjo y la única sorpresa fue la inclusión de Agus Medina por Yuri. Buscó sorprender con la decisión el técnico, tratando de dar mucha movilidad a su frente ofensivo con Ojeda, Medina y Naranjo cambiando su posición por detrás de Lacerda, pero lo cierto es que el equipo berciano fue un desierto en ataque donde precisamente el más destacado fue el delantero brasileño.
El Zaragoza fue mejor en la primera parte y dispuso de un tiro al palo en la segunda para abrir el marcadorDe él, casi como una isla, partió el poco peligro berciano de la primera mitad que se tradujo en poco más que un disparo muy desviado de Nwakali y una acción más peligrosa que Naranjo terminó estrellando contra un zaguero.
Se ve más cómoda la Deportiva sin balón y a eso se ciñó jugando incluso con fuego en la primera media hora, permitiendo mucho espacio a los delanteros maños para correr y generar peligro. Había expectación en La Romareda con el regreso de la pareja Azón - Simeone y lo cierto es que los dos fueron un dolor de cabeza el tiempo que jugaron, que por suerte para los bercianos fue mucho menos del esperado tras lesionarse el primero de ellos cumpliéndose exactamente esa media hora de más agobio.
Los centrales de la Deportiva, castigados a la carrera, estuvieron mejor una vez recuperada su posición desbaratando varias oportunidades locales. Con mucho peligro especialmente por la banda de Moi Delgado. Bermejo tenía la primera con un disparo desviado, Simeone remataba al primer palo un centro de Larrazabal en esa zona y al poco Azón le volvía a hacer el lío al lateral berciano para que Pascanu acabase despejando su pase al corazón del área. Una colección de «uys» en La Romareda que incluso llevaron a emplearse a fondo a Amir, que salvaba in extremis y con la ayuda de Amo un balón a la carrera a Simeone y sacaba una malo prácticamente milagrosa ante un buen disparo de Azón desde la frontal del área tras perder Pascanu su duelo con el canterano maño.
Sin embargo, los problemas musculares que obligaban al ariete a retirarse del terreno de juego suponían un jarro de agua fría para el Zaragoza, al que hasta el descanso le costó mucho más generar peligro en un cuarto de hora final en el que apenas ocurrió nada.
Se llegaba así al descanso, con una Ponferradina que daba la sensación de que lo máximo a lo que podía aspirar era el empate en un calco de la visita a Tenerife, aunque esta vez con un rival que pisaba área con más peligro.
No es que cambiase demasiado el guión del partido en la segunda mitad, pero sí que es cierto que el peligro que le costó encontrar al Zaragoza en el tramo final de la primera parte permitió a la Ponferradina dar un pequeño paso adelante aunque sin claridad de ideas en el último cuarto del campo. Naranjo tenía un par de oportunidades sin inquietar la portería maña, algo que conseguiría la Deportiva de la forma más extraña posible, con un centro de Moi sin aparente peligro que se envenenaba y botaba en la línea de gol.
El Zaragoza, que apenas había generado peligro en dos regalos de Nwakali y Pascanu a un Amir que se veía obligado a sacar las castañas del fuego, apretó el último cuarto de hora y tenía la más clara del partido con una buena jugada individual de Bermejo, que se plantaba en la frontal del área y con tiempo para pensar ponía su disparo cruzado en el palo de la portería de Amir.
Naranjo estrellaba en el larguero en el minuto 89 el único tiro a puerta de la Deportiva en el partidoRespiraba la Ponferradina, que no encontraba tampoco ninguna solución en los cambios de un banquillo despoblado, sabiendo que si en 89 minutos de partido no había tirado a puerta difícil iba a ser sacar de La Romareda algo más que el punto que atesoraba.
Pero tiene el fútbol cosas raras y en ese instante, en el segundo córner del que disponía en el partido y con el descuento asomando, Naranjo conseguía adelantarse a la zaga para rematar en el área pequeña a portería. Cristian Álvarez reaccionaba bien y con una espectacular parada y la ayuda del larguero repelía un tanto que parecía obrar un milagro que finalmente no sucedió.
Aún quedaría tiempo para que Amir salvase a su equipo de nuevo salvando un mano a mano ante Gueye que hubiera tenido que revisar el VAR en cado de haber sido gol tras levantar el asistente el banderín en última instancia.
Al final, un punto que no le sirve de demasiado a ninguno de los dos equipos, más a una Ponferradina que ya piensa en la visita del Racing de Santander al Toralín el próximo domingo... ahí la victoria debe ser la única aspiración.