Recuerdo de crío que cuando iba con mi padre en el coche, cada rapaz que veía me decía «mira un aguilucho». Incluso en algunos pueblos de la montaña leonesa oí frecuentemente la palabra «gavilucho» para mencionar casi a cualquier rapaz. Ratoneros, milanos, calzadas, todas ellas pasaban a ser gaviluchos.
![| JAVIER VALLADARES](https://www.lanuevacronica.com/uploads/static/la-nueva-cronica/migration/imagenes/tinyMCE/CULTURAS/2020/laguna_aguilucho_26_08_20_web.gif)
En mi etapa universitaria los aguilucho s laguneros no eran demasiado frecuentes. Normalmente estaban ligados a zonas de humedales, charcas permanentes y lagunas más o menos grandes. La degradación de este tipo de ecosistemas los llevó casi a la desaparición. De unos años a esta parte los laguneros parece que se han adaptado a otros hábitats, y su población ha ido en lento pero continuo crecimiento. En la época invernal es bastante común verlos sobrevolar zonas de secano, tierras de labor y zonas baldías. Incluso hay parejas que se instalan en grandes extensiones de cereal.
Para anidar eso sí, prefieren zonas encharcadas, con abundante carrizo y juncos. Es precisamente entre este tipo de vegetación donde construyen el nido, en una zona elevada rodeada de agua, o incluso en plataformas flotantes construidas con gran cantidad de juncos secos.
La dieta del lagunero es amplia, ya que captura desde pequeños mamíferos, pollos de aves acuáticas, peces, reptiles, anfibios e incluso carroña.
Es frecuente verlo sobrevolar su territorio a baja altura, a veces incluso como suspendido en el aire mirando fijamente al suelo, en busca de posibles presas.